Secciones

COLMENA: LA Nueva savia boricua

E-mail Compartir

Jaider Aponte es un joven venezolano de 20 años, con estudios en informática, que llegó hace cerca de cuatro meses al país y tiene la idea reunir a sus compatriotas residentes en una comunidad digital, para que puedan dar a conocer sus aptitudes y es pecialidades. Colmena se llama su iniciativa que actualmente está en fase de formalización.

¿Por qué ese nombre?

"El animal o insecto más trabajador de nuestro universo es la abeja, por tanto si todos nos ayudamos y trabajamos como ellas podemos convertirnos en un real aporte para Chile".

¿Cómo ves la situación actual?

"Hay demasiado talento desperdiciado. Mucho se piensa que los inmigrantes generan problemas,pero eso sucede cuando no hay políticas; cualquier recurso desaprovechado genera inconvenientes. Creo que tenemos para aportar y devolver la buena recepción que nos han brindado".

Registra visita

Sanantonino que fue inmigrante en Venezuela relata su experiencia

Don Orlando Torres dice haber progresado y educado a sus hijos en la república Bolivariana.
E-mail Compartir

Alberto Herrera Lara

Asus 76 años, don Orlando insta a dar una mirada distinta a la inmigración, pues la vivió en carne propia.

Su historia no fue fácil: legó a vivir a San Antonio a los 4 años, sin embargo, cinco años más adelante su padre falleció, lo que hizo que tuviera una infancia con bastante precariedades. A los 23 años se casó y partió a Santiago en busca de un mejor horizonte, pero con estudios que llegaron solo hasta sexto de preparatoria, un símil de lo que hoy es el octavo básico. Ya en la capital comprendió que sin la enseñanza media eran muy pocas las oportunidades que tendría, así que con mucho esfuerzo terminó el colegio estudiando de noche . Así le tomó el gusto al estudio y con el vuelo ingreso al Inacap para sacar su cartón de mecánico automotriz. Eso le permitió regresar a San Antonio con una profesión.

De vuelta en el puerto y con poco más de 30 años trabajó como mecánico en las pesqueras, hasta llegar a ser motorista de buque, es decir, mecánico a bordo. Ahí solo participó en algunos viajes, porque unos temporales en alta mar le hicieron recapacitar sobre su real motivación: "esto no es lo mío, pense, así que hablé con el gerente y le comenté que no seguía, que le daba las gracias por la oportunidad, pero que yo le servía a mi familia vivo", comenta mientras entre líneas emerge el recuerdo de su infancia sin padre.

Tras su experiencia marítima vuelve a Santiago y entra a trabajar a Enel (en esa época Chilectra), donde tras un tiempo y por su buena labor, consigue que lo trasladen a nuevamente a San Antonio.

Partir a venezuela

La crisis económica del '80 sacudió con fuerza a Chile y don Orlando lo sintió. Justo en ese momento apareció una oportunidad de trabajo fuera del país. "Con la dictadura no veía más abajo del piso y me apareció una alternativa en Venezuela, en Puerto Cabello, así que opté por irme", confiesa.

Allá vivió casi 15 años, trabajando en temas de electricidad y luego emprendiendo con una línea de colectivos, lo que le permitió encontrar una excelente estabilidad económica y que sus hijos pudieran estudiar.

"Cuando uno emigra no conoces a nadie, estás solo, por lo tanto uno toma lo que le ofrezcan. Pero tuve la suerte de llegar a un país que me trató maravillosamente y que me abrió las puertas para que pudiera progresar", recuerda con nostalgia.

Políticas de inmigración

Don Orlando cree que la inmigración es una temática que está siendo muy mal manejada en Chile, y no solo eso, sino que detrás de ella cree que se esconden insospechadas oportunidades: "hay muchos venezolanos que se fueron de Venezuela por lo mismo que yo me fui alguna vez de Chile. Cuando hay migración el que gana es el país receptor, pero también gana el extranjero que llega a conocer una cultura nueva. Y ahora que se vienen muchos cambios para San Antonio se necesitará gente con un mentalidad diferente. Acá, por ejemplo, a la Maersk le costó mucho funcionar, porque no había gente preparada. En ese sentido, los venezolanos son en su mayoría muy calificados, gracias a los programas educacionales de años anteriores. Debería ser política de estado el captar a esta gente y saber cuál es su experiencia, para que se pueda aprovechar al máximo su conocimiento. Aquí en San Antonio hay hartos venezolanos, pero no se sabe las profesiones que tienen, porque no hay ningún registro de aquello. Yo me sorprendí hace unos días con una persona que me contó que era abogado y que fue PTJ (policía técnica judicial de Venezuela) y estaba haciendo cualquier otra cosa. Hay mucho talento que está siendo desaprovechado", concluye.

"La gente está encantada con los médicos venezolanos, porque la medicina allá no es tan comercial y se dan el tiempo de atender bien al paciente".

Orlando Torres Castillo (76 años)"

Don orlandodurante 15 años vivió de cerca la experiencia de ser inmigrante en venezuela.
con orgullo muestra la identificación que acredita su doble nacionalidad
Registra visita