De animador de fiestas peques a dueño de exitosos restobares
Eduardo González es un emprendedor sanantonino conocido por "Montañita", un local de moda de la capital. Aunque su nombre hoy se repite en los medios por su emprendimiento, debió luchar para salir adelante.
Hace 10 meses la vida le comenzó a sonreír al sanantonino Eduardo González (30). Tras varios intentos fallidos, el joven le dio el palo al gato con el restobar "Montañita", un local ubicado en la Región Metropolitana con el que se ha ganado la atención de distintos medios nacionales.
"Montañita", cuyo nombre está basado en la turística y entretenida playa de Ecuador, cuenta con dos sucursales (una en la comuna de La Florida y otra en Peñalolén), una marca propia de cervezas, que lleva el nombre del local, una variada carta y una atención personalizada que se ha robado el corazón de los santiaguinos.
Sobre cómo comenzó esta aventura, cuenta que "yo pertenecía a otro restobar y me reuní con Alejandro (Berríos) para hablar de otro emprendimiento. Comenzamos a conversar y nos dimos cuenta que teníamos una afinidad comercial, con ideas similares y creativas. Armamos este proyecto en secreto y cuando estábamos seguros que podíamos llevarlo a cabo, renuncié y me lancé con el negocio propio".
En ese momento, González trabajaba como gerente de marketing de un restobar, adonde llegó gracias a años de educación autodidacta. "Yo no estudié nada, todo lo que sé lo he aprendido de forma independiente, a través de tutoriales, capacitaciones y análisis de las redes sociales. He hecho cursos de marketing digital en las oficinas de Google Chile y me he capacitado con expertos. Siempre he estado en esto".
Acerca del éxito de "Montañita", reconoce que inusualmente dio rápido sus primeros frutos. "Lo sabroso del local es que explotó de una manera impresionante a los dos o tres meses de su inauguración. La mayoría tarda seis meses o un año en saber si el negocio es rentable o no, y nosotros a los tres meses ya teníamos filas afuera, listas de espera y 24 cumpleaños en una noche. Fue súper explosivo, un boom. Tanto que a los siete meses estábamos abriendo la sucursal de Peñalolén".
Una de las claves en este éxito es la atención. "Nosotros atendemos a los clientes como si fuéramos amigos de toda la vida, el garzón o garzona puede saludar de beso en la mejilla a los clientes, no se los prohibimos, le puede tirar la talla y tener una relación más allá, más cercana", expresa González sobre el sello del local, que proviene de su experiencia organizando eventos cuando adolescente.
-Llevan diez meses ya tienen dos sucursales, ¿has pensado en instalar algún local en San Antonio?
-Siempre he querido y ha estado en mis planes, pero hay que ser objetivo: San Antonio va en ascenso, eso está claro, pero estoy pensando en aguantarme unos años más y hacerlo cuando sea un buen momento para invertir allá. Siempre he tenido el bichito de estar allá, solo hay que encontrar el momento exacto.
Las fiestas peques
El interés por la bohemia y los eventos surgió cuando Eduardo era un adolescente.
"Partí haciendo eventos masivos en La Florida, donde iban dos mil adolescentes por carrete. Fui el creador e impulsor de las fiestas pokemonas, cuando tenía 17 años. Yo, por ser de una generación anterior, no alcancé a ser pokemón, pero tengo un cariño enorme por esas fiestas, que fueron bautizadas así porque todos los que iban usaban un estilo similar. También participé en las fiestas peques, en las Fanta Party Now y en otras de esa época".
Pero su motivación por el ambiente carretero no se mantuvo en Santiago. "Participé y animé las fiestas de tarde en San Antonio. Con los años llevé por primera vez a la ciudad a Nicky Jam, a Sinergia y junté a Movimiento Original con Shamanes Crew. Siempre he estado ligado a San Antonio y nunca he dejado de ir", afirma.
Aunque la noche le da el sustento, hace años que él no carretea. "Llevo años perdiéndome cumpleaños, encuentros familiares y de amigos a causa de mi trabajo. Ya no sé cuánto tiempo llevo perdiéndome eventos importantes", manifiesta González, quien dedica su tiempo libre a su vida familiar y a su hijo de 7 años.
Niño locutor
De San Antonio recuerda con cariño también su paso por la radio.
"A los 10 años empecé en la radio Los Álamos, 88.1, que ya no existe y que era como la Corazón. La radio quedaba más arriba de La Campiña en Llolleo y ahí empecé animando y comencé a meterme en el rubro de los eventos. Me decían Chispita Show. Esa radio la escuchaba mucha gente y creo que por eso la bajaron. Cuando la cerraron todos terminamos llorando", dice.
De esa etapa él está muy agradecido "porque ahí descubrí el mundo de los eventos, los escenarios y los artistas", expresa.
Eso no fue lo único que dejó una huella en Eduardo. "A los 14 años nos fuimos a Santiago. Tras la quiebra de Coresa, mi papá vino a buscar nuevos rumbos y durante unos años vivió solo acá y cuando se estabilizó nos trajo a todos. Aunque ya llevo años en Santiago, mis mejores y los únicos amigos que tengo son Diego Núñez, Dennis Aguilera y Germán González, que son de San Antonio. No es que uno se cambie de ciudad y cambie amigos. Para mí no existe ese concepto", afirma.
Momentos amargos
Pero no todo ha sido luces y fama. Antes del éxito con "Montañita", dos emprendimientos de González se fueron a la quiebra.
"En el 2008 quebró Cool Producciones, que llegó a ser la empresa líder de fiestas estudiantiles en Santiago, hacíamos las fiestas de los colegios más emblemáticos de la capital. Tras esto me fui a vivir a Concepción, donde estuve unos cinco años. Allá estuve haciendo lo mismo y fue súper exitoso, pero me vine porque ya no había más que hacer, independiente de que Concepción sea muy grande, en ese tiempo no había tantos recursos para producir, mover artistas y hacer shows internacionales", explica.
Ya en Santiago, creó DM Agencia, pero la ilusión y la estabilidad le duraron poco. "La empresa alcanzó a durar como un año y medio y quebró por mal manejo, estaba en otra, medio inmaduro aún", cuenta.
Sobre esos momentos difíciles, expresa que "después de que me había ido tan bien, hubo un tiempo que solo me llamaban para cobrarme. De ser conocido en el medio de los eventos pasé al olvido. Fue un periodo súper deprimente".
A pesar de estos golpes, no se rindió. "Un día, cuando no tenía ni para la micro, decidí ir a Meiggs (sector de comercio en Santiago) para ver qué podía vender. Encontré anillos con luces led, que usábamos en las fiestas que yo producía y decidí comprar muchos. Me fui a vender afuera de una estación del metro en La Florida y justo al fin de semana siguiente fue el Día del Niño y vendí muchos. Con eso me hice los recursos para empezar a moverme de nuevo", recuerda el joven.
Tras estas experiencias, para González lo fundamental es seguir intentándolo. "Quiero dejar el mensaje de que se puede. Decirle a todos los emprendedores que si tienen una buena idea puede resultar. Hay gente que frente al primer fracaso muere, pero se puede. Se puede fracasar una vez, dos o tres veces, pero van a tener más oportunidades, no hay que escuchar lo que diga el resto y hay que seguir intentándolo, eso es lo que importa", señala González, quien junto a su socio se prepara para la apertura de una nueva sucursal de "Montañita".