Carina Cabrera Aballay
En Pablo Neruda con Bernardo O'Higgins, cerca de la línea férrea, está el local "El Tata", donde las hermanas Ponce no paran de conquistar los estómagos de los camioneros con sus exquisitos "italianos".
De 8 a 18 horas, entre el fuerte ruido de los vehículos de carga, las hermanas preparan su tradicional preparación que, según varios comensales, sabe a como si fuese hecho en casa.
"Aunque no hemos sacado la cuenta exacta, calculamos que a diario vendemos más de cien completos", señala Roxana, la mayor del clan.
Cinthya agrega que "solo usamos productos naturales. Hacemos la mayonesa casera y con eso nos hemos ido ganando a la gente. También hacemos té de hoja, que les encanta a nuestros clientes".
Pero esa no la única gracia que tiene la ya tradicional picada. "Usamos tazones, no vasos de plástico. Eso también les encanta a los camioneros, porque cuando vienen se sienten como en casa", manifiesta Roxana.
Los clientes, además, pueden deleitarse con churrascos, sandwiches de mechada, ave palta, entre otros.
La historia
El local "El Tata" lleva 12 años de historia en la comuna de San Antonio. "Inicialmente fue un emprendimiento de mi hermano Cristian y mi mamá. Él llevaba alrededor de tres años cesante y decidió comenzar a vender sandwiches en este lugar (Barrancas). Luego juntó la plata y compró un carrito, hasta que pudo instalar este negocio", cuenta Roxana.
"Desde hace algunos meses nosotras nos hicimos cargo, pero siempre hemos ayudado. Gracias a este negocio podemos vivir de forma tranquila", afirma Cinthya.
El nombre del negocio es en honor al padre del clan, José Ponce, un famoso camionero conocido como "El Tata" o "Pepe", quien falleció en 2006.
-Entonces estaban familiarizadas de antes con el apetito de los camioneros.
-Sí, ya lo conocíamos y también el rubro. En su mayoría tenemos clientes hombres. Como les gustan nuestras preparaciones ellos traen a sus esposas y parejas a veces.
El Tata
En el local, la foto del patriarca está presente y los recuerdos de lo que vivieron con él también.
"Llegamos hace 25 años a San Antonio, veníamos de San Bernardo porque allá se nos incendió la casa. Quedamos solo con lo puesto. Aún veo cómo salían las llamas por la puerta de la casa. Tuvimos que empezar de cero", recuerda Roxana, que entonces tenía 11 años.
Pero las desgracias nunca vienen solas. "Mi papá se puso a trabajar manejando buses y tuvo un grave accidente y estuvo dos meses hospitalizado. Después le dieron el alta y, como no teníamos casa, se puso a trabajar de cuartelero (chofer que maneja la bomba) en una compañía de Bomberos de Santiago, donde nos pasaban una casa a consignación", recuerda Cinthya.
Con ese cargo llegó a vivir a San Antonio, donde durante años fue cuartelero de la Segunda Compañía de Bomberos. "Cuando renunció nos tomamos un terreno en el sector La Ensenada (cerca del puente Huallipén). Fue muy sacrificado, estábamos sin luz ni agua", relata Cinthya.
"Fue muy traumática y estresante esa época para nosotros. Veíamos que mis papás estaban preocupados por entregarnos lo mejor y todo se les hacía difícil. Gracias a Dios estábamos unidos como familia y eso nos dio estabilidad emocional. Ahora estamos bien", señala agradecida Roxana, en el negocio que les ha dado la fama como las "reinas del italiano".