David Muñoz Castillo
Con suerte medirán un metro, pero el entusiasmo que tienen es enorme. No dejan de moverse ni un segundo y aunque la tarde es fría irradian energía.
Seis pequeños entre 4 y 5 años forman parte de la escuela del San Antonio Bicicross, que la preparadora física Valentina Hunt implementó desde marzo de este año en el circuito del parque DYR.
Tahiel Torres (5), Anita Hevia (4), Ignacia Quilpatay (4), Santiago Ureta (3) y Renato Antivilo (4) integran el grupo de proyección de esta actividad pedalera.
Como son tan pequeñitos sus diminutas bicicletas no tienen pedales, eso les permite equilibrarse y la ausencia de tracción mecánica no es impedimento para que recorran toda la pista, sorteen los saltos -no sin esfuerzo- y cumplan con las instrucciones que su profesora les imparte.
Valentina comenzó con esta iniciativa por una motivación personal. "Traje a mi hija (Ignacia Quilpatay), porque le gusta andar en bicicleta y era la única strider (así se llama la categoría) acá en el club. Nunca competía, porque estaba sola. Soy preparador físico y ahí nació la idea de llamar a más niños para que se integraran a la escuela", contó.
A través de redes sociales y páginas como la Feria de las Pulgas convocaron a los pequeños y ahora la escuela tiene 6 alumnos.
Acompañados por sus padres los niños llegan al sector de Tejas Verdes y sus caras de felicidad son un premio.
"Es una experiencia maravillosa, me encanta trabajar con niños. Ellos la pasan súper bien acá, no se quieren ir. A veces la pista está con candado y piden desesperados que le abran para poder entrar, pelean por quien entra primero", relata Valentina sobre la expectación que genera en los pequeños participar en las clases.
Coordinación, equilibrio y una importante cuota de valentía desarrollan los chiquititos en sus clases. "Empiezan de cero, la mayoría ni siquiera sabía andar en bicicleta. Comenzamos con el equilibrio en las bicicletas sin pedales, coordinación, ejercicios de salto, aprender a caer porque más de una vez les va a pasar. Les hago caídas y les tomo el tiempo, cuánto se demoran en pararse. En las carreras se van a caer y tienen que seguir hasta la meta. Les digo que no son bebés y que no se pueden quedar en el suelo llorando. Se caen y aguantan el dolor. Es algo de superación para ellos", explicó la profesora de esta escuela de bicicross.
La meta es preparar a los pequeños para la siguiente categoría que arranca en los 6 años y donde los riders compiten en bicicletas con pedales.
Los beneficios para los niños son enormes. Emmanuel Torres es el papá de Tahiel y contó que "está motivado y si se porta mal no lo traemos, así mejora su conducta".
Sus papás querían que este pequeño del cerro Placilla practicara un deporte distinto "algo que no fuera fútbol. Así llegamos acá. Me gustaría que compitiera, esa es la idea que siga adelante, porque le encanta, no se baja de la bicicleta", relató sobre el interés de su hijo por este deporte.
Si los papás están entusiasmados, los niños no pueden estar más motivados. En medio de una pausa, la pequeña Ignacia Quilpatay reconoció que "me gusta andar en bicicleta, soy rápida. Una vez gané una medalla cuando era más chiquitita".
-¿Más chiquitita que ahora?
-Sí, era como un porotito.
Y se fue veloz en su bicicleta sin pedales .