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Un Amigo que vive sus sueños arriba de una tabla de surf

Jonathan Amigo fundó en 2012 la primera escuela de surf social en San Sebastián, dirigida a niños y jóvenes de la comuna en condición vulnerable. Hoy tiene a 30 estudiantes que disfrutan en el mar.
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Crónica

"Trabajo en lo que más me gusta". No son muchos los que pueden gritar al mundo esa frase. Uno de ellos es Jonathan Cristopher Amigo Loyola (31), un joven habitante de la provincia que en base a esfuerzo y compromiso le hizo frente a la vida para construir sus sueños y disfrutarlos día a día. Y qué mejor que hacerlo en compañía de sus seres queridos.

Como ocurre en muchos casos similares, Jonathan nació en la capital y emigró junto a su familia a temprana edad. El núcleo se instaló en San Sebastián y desde ahí no se movió más, hasta que hace un par de años se trasladó a Algarrobo siguiendo el amor de Francesca, a quien conoció practicando el deporte que los unió.

Viviendo cerca de la playa, un sueño para todo santiaguino, Jonathan aprendió a nadar y a cuidar el medio ambiente, en especial la playa de San Sebastián, lugar que se convirtió en su refugio y en un punto de encuentro con sus amigos.

Después del colegio -estudió en el liceo Eugenia Subercaseaux y luego en la Escuela Industrial de San Antonio siguió la carrera de Electricidad- o los fines de semana se iba por largas horas a caminar por la arena con el fin de ver cómo las olas chocaban con las rocas y el sonido que emitían con su llegada a la costa. Así se fue desarrollando su conexión con el mar y la playa.

Salvavidas y el surf

Fue en la adolescencia cuando, motivado por su grupo de amistades, comenzó a practicar el body board, corriendo sus primeras olas. Pero la aventura con el body no duró demasiado, porque una vez que experimentó con una tabla más grande y tuvo la posibilidad de correr las olas y moverse por sus paredes escapando de las rompientes, el surf se convirtió en el deporte que cautivó su alma.

La fortuna de vivir cerca de la playa le daba la posibilidad de disfrutar con mayor oportunidad de su deporte favorito y, junto a sus amigos, los encuentros en el mar fueron momentos imborrables de esa etapa de su vida.

-¿Qué recuerda de esos primeros años practicando surf?

-De estar con los amigos, pasar todos los fines de semana y los veranos en la playa, en el agua surfeando, siempre me gustó el mar. Ver desde allí el comportamiento de los veraneantes, que a veces no es de los mejores, pero estar conectado con el mar, como fuente de vida, es una experiencia que voy a cultivar y a desarrollar hasta que me muera.

Con sus cercanos también jugaban fútbol y hacían otras actividades durante el día, pero todo giraba en torno a la playa y al mar. "Así se fue gestando este amor por el surf que me llevó con los años a instalar la escuela social, con la ayuda de la Municipalidad de Cartagena".

La pasión por correr las olas se mantuvo durante los años en que estudió Educación Física en la Universidad de Las Américas, en Santiago. Para costear su carrera trabajaba todos los veranos como salvavidas en la misma playa donde surfeaba. "Era una forma de ayudar a mis padres a costearme los estudios. Como me gusta el mar y la pega es buena, lo sigo haciendo".

La formación universitaria le dio conocimientos que lo llevaron en el corto plazo a emprender su gran anhelo: levantar una escuela de surf para los niños de escasos recursos y, con ello, contribuir a una sociedad mejor, con igualdad para todos.

"Con mis amigos siempre conversábamos el tema de instalar una escuela de surf, de transmitir nuestros conocimientos y que más personas tuvieran la posibilidad de practicarlo. La idea era que nuestras familias lo disfrutaran, que más amigos estuvieran corriendo las olas y que los niños de los colegios de la zona tuvieran una oportunidad para aprender a nadar y conocer un mundo para muchos de ellos desconocido", afirma sobre los motivos que lo llevaron a inaugurar la Escuela de Surf San Sebastián.

-¿Cuesta iniciar un proyecto de esta magnitud?

-Es difícil porque es un deporte caro, pero desde que partimos en San Sebastián contamos con el apoyo de la municipalidad y como instructores hemos postulado a cuanto proyecto se abre para conseguir financiamiento que nos permita comprar tablas y trajes para los niños. Por eso, los robos sufridos, como el último, hacen un daño tremendo a nuestra labor social. Todo lo que tenemos como escuela va para que los niños, los más de 30 alumnos que provienen de las escuelas estatales, puedan practicar un deporte y tener una vida sana, lejos de los flagelos que atormentan a nuestra sociedad.

De la misma forma, Amigo reconoce que el proyecto representa un alto costo en lo emocional y en cuanto a tiempo, pero lo sigue desarrollando porque es su pasión y cuenta con el respaldo necesario. "Mi socio Gabriel (Muñoz) es bien apañador, con el comencé la escuela, trabajamos durante todo el año con talleres municipales. Él se encarga del proyecto 'Desafiando Olas', del programa Levantemos Chile, para replicar esta escuela social a lo largo del país. También cuento con el respaldo de mi polola, quien me conoció en la playa y sabe que hago lo que me gusta. Viajar de Algarrobo a Cartagena para las clases ya no es impedimento, porque me gusta lo que hago y es para apoyar a los niños que lo necesitan".

También en algarrobo

La buena onda y receptividad motivaron a que Amigo iniciara un taller extraprogramático en Algarrobo, su lugar de residencia, y puntualmente para los alumnos del colegio Pukalán, donde es docente hace cuatro años.

"El taller que hacemos es una labor formativa, que consiste en conocer el mar y enseñar cómo se realiza la práctica del surf. Llevamos a los niños a la playa Los Tubos a practicar".

"Lo fundamental a la hora de iniciarse en un proyecto, en este caso en el deporte, es perder los miedos y tomar la decisión, el resto lo hacemos nosotros como instructores. Contamos con las todas las medidas de seguridad y para que los niños disfruten surfeando. Con los años hemos aprendido cómo funciona cada playa de la provincia. En todas se puede surfear, pero hay que saber cuándo", cuenta Jonathan sobre los ejes fundamentales de su labor formativa en el surf.

Siempre en el mar

Estar en el agua es sinónimo de paz y alegría para Jonathan Amigo. Por consiguiente, espera repetir estas experiencias el resto de sus días y poder recorrer más playas del cono americano y del mundo.

"Surfié en Isla de Pascua, muchas playas del sur, pero me gustaría algún día hacerlo en Indonesia, Costa Rica o Nicaragua, países de aguas calidad que permiten surfear de otra manera. Espero concretarlo algún día. Por ahora soy feliz haciendo lo que me gusta en los talleres y en las escuelas y viendo a más personas surfeando en nuestras playas que son una imagen fuerte para el turismo", concluye exteriorizando sus sueños.

EL SURF HA TOMADO AUGE ÚLTIMAMENTE EN LA PROVINCIA gracias a deportista como jonathan amigo.
DECENAS DE NIÑOS HAN PARTICIPADO en LA ESCUELA DE SURF SAN SEBASTIÁN, DESDE EL 2012.
EL CONSTANTE APOYO DE su socio GABRIEL ES FUNDAMENTAL PARA EL DESARROLLO DE LA ESCUELA SOCIAL DE SURF.
JONATHAN Y SU NOVIA FRANCESCA DISFRUTANdo de la playa.
elongando antes de entrar al agua.
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