Carina Cabrera Aballay

En un periodo de dos años y a sus 35 primaveras, María José Castro ha tenido que hacer frente a una de las enfermedades más temidas: el cáncer.

"En 2017 detectaron que tenía un tumor en el lóbulo frontal derecho. Había tenido jaquecas y bajé 18 kilos en un mes y medio, pero pensé que era por estrés. Fui al oftalmólogo por una molestia visual y él me dijo que era un problema cerebral y me derivó. Así me enteré de que tenía cáncer", cuenta Castro, quien es peluquera y tiene un salón de belleza en el edificio Huallipén de San Antonio.

Tras conocer el diagnóstico, comenzó un fuerte tratamiento. "Me realizaron más de 20 radiaciones cerebrales. En octubre de 2017 me hicieron una resonancia de cuerpo completo donde descubrieron cuatro manchas en el esófago. En menos de 10 meses me habían encontrado otro cáncer", señala.

"En marzo de este año comencé el tratamiento. Me hice tres ciclos de quimioterapia, es decir, nueve sesiones", manifiesta esta madre de dos hijos.

Cada miércoles, Castro se sometía a este tratamiento. "Es terrible. El día que me la hacía no me sentía mal, pero los días siguientes y hasta el domingo estaba débil. Mi familia me cuidaba", recuerda.

A la espera

Actualmente está a la espera de una resonancia para conocer los resultados de la quimioterapia y deberá realizarse un costoso examen.

"Debo hacerme una biopsia en el esófago con un procedimiento que es menos invasivo. Por como se propagó el cáncer, los médicos quieren evitar intervenciones abiertas. Se realiza introduciéndome un láser por la boca y la nariz para extraer la muestra del esófago. Este examen tiene un costo de más de un millón de pesos", dice.

Gastos elevados

A la costosa intervención, debe sumar los gastos que ha implicado la lucha contra esta enfermedad.

"Cuando me detectaron el cáncer no tenía Fonasa ni nada. Nunca se te ocurre que te vas a enfermar tan joven. Además, no tengo antecedentes de esta enfermedad en mi familia", expresa.

Según Castro, "había decidido esperar la atención en salud pública por el Auge, pero mi pareja me insistió en que comenzáramos cuanto antes el tratamiento de forma particular. Menos mal que lo hice así porque se tardaron cinco meses en llamarme del hospital Carlos van Buren de Valparaíso para darme la primera hora".

El tratamiento lo hizo en una clínica de Santiago, lo que le dejó una elevada deuda. "Me ayudó mi pareja y mi familia. Pero igual tenemos una deuda altísima, de más de $5 millones, además de los gastos mensuales en medicamentos, que ahora son $150 mil, pero durante meses fueron $250 mil".

"No pude seguir trabajando, porque no tenía fuerzas, lo que implicó que no recibiera mi sueldo. Me las arreglé vendiendo otros productos, pero las lucas no me daban", afirma.

Durante largo tiempo, mantuvo en secreto su enfermedad. "Mis clientas no lo sabían. Una vez una me llamó tratándome de floja por no abrir el salón, justo cuando iba a entrar a una resonancia. Fue duro, pero yo no quería que me vieran como pobrecita. A pesar de los dolores, siempre dije 'yo estoy bien', cuando uno dice que está enferma, se enferma de verdad", reflexiona.

Castro está activa nuevamente en su peluquería. "Volver es lo mejor que me ha pasado, me sube mucho el ánimo. Ya estoy pensando en abrir otra peluquería cuando se termine todo esto", sostiene la joven, confiada en vencer definitivamente al cáncer.

Bingo

Como una forma de aplacar los elevados gastos, la familia de Castro decidió organizar un bingo en su beneficio.

El evento solidario se realizará el viernes 7 de septiembre, a las 20 horas, en el Colegio Movilizadores Portuarios (Florencia 951, villa Mirador del Pacífico).

Quienes quieran cooperar con premios o comprar entradas, cuyo valor es de $3.500, deben contactarse al +56995042680.

"Fui al oftalmólogo por un problema visual y ahí él me dijo que era un problema cerebral y me derivó. Así me enteré de que tenía cáncer",

María José Castro"

"Cuando me detectaron el cáncer no tenía Fonasa ni nada. Nunca se te ocurre que te vas a enfermar tan joven",

María José Castro"