El maestro luthier que hace sus instrumentos en la intimidad de su taller en Santa Blanca
Roberto Hernández Céspedes, a sus 47 años, recibió el premio "Sello Excelencia a la Artesanía de Chile 2018", gracias a su destacado trabajo en el oficio de la lutería.
En la casa familiar de los Hernández Céspedes que se encontraba en la comuna de Cerrillos en Santiago, una silla rota fue la primera inspiración para el pequeño Roberto.
A la temprana edad de 5 años, observó en esa cotidiana acción algo que le llamó la atención de inmediato. Agarró la pata rota de la silla y decidió confeccionar nada menos que una guitarra. Con el respaldo de la silla se las ingenió para concretar su primer instrumento musical realizado nada menos que con sus propias manos.
"De chico que tenía aquella inquietud. Las cuerdas de la guitarra que armé aquella vez con la silla rota eran de hilo de pescar que encontré en la casa. Me acuerdo que después que la armé me fui a un árbol de damascos y me subí para ponerme a cantarles canciones a mis primos que estaban de público", recuerda entre risas sobre el inusual experimento Roberto Hernández Céspedes.
Motivado también por la mueblería que su tío Sergio que tenía en Santiago, además de la tienda de herramientas de su otro tío, Juan Céspedes, Roberto Hernández tuvo la oportunidad de aprender varias técnicas de trabajo con herramientas desde bastante joven, ya que siempre le había llamado la atención el trabajo de artesanía.
Sin embargo, Roberto decidió estudiar Pedagogía Básica, por lo que durante parte de su juventud dejó en el congelador el talento que tenía en sus manos para la confección y construcción de instrumentos musicales de cuerda.
Mutando a la lutería
Hasta que durante el 2004, paralelamente a sus estudios de Pedagogía, Roberto Hernández se inscribió en los talleres de lutería (arte de hacer instrumentos musicales de cuerda, viento o percusión) que se impartían en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Umce).
Pese a que no estudiaba en ese recinto, logró ingresar ya que su pareja era alumna de esa institución y por ahí logró incorporarse a las clases del taller.
"Mi pareja Daniela Paz Poblete me dio el dato y tras varios intentos para entrar, lo logré. Así fue como empecé a tomar las clases de este taller de lutería. Ahí pude desarrollarme más en estas técnicas. Hicimos varios instrumentos latinoamericanos, como guitarras, cuatros venezolanos, además de reparaciones a otros instrumentos que llevaban al taller", cuenta Roberto Hernández.
En el taller de lutería de la Umce estuvo entre el 2004 y el 2010. Tras esta experiencia, intentó durante un buen tiempo ingresar al taller del reconocido luthier Carlos López Menares.
"Me costó entrar porque el maestro estaba muy ocupado. Siempre tenía gente en sus clases y por eso era difícil entrar, pero finalmente, y después de mucho acoso cibernético de mails y mensajes, el 2013 pude ingresar y comenzar a trabajar con mi maestro hasta el día de hoy", reconoce Roberto Hernández, quien ha presentado sus trabajos en instrumentos latinoamericanos en diferentes países como España (en dos oportunidades), Argentina, Francia, Japón, Perú, Ecuador y en diferentes ciudades a lo largo de Chile.
Mucha concentración
Hernández comenta que la realización de una guitarra, por ejemplo, implica cerca de 200 horas de trabajo, algo así como un mes de elaboración.
"Este es un trabajo en el que hay que estar totalmente concentrado y enfocado en lo que se va a hacer", afirma el artesano, quien junto a su pareja decidió en el 2013 dejar atrás la rutina en la capital y comprar un terreno en el sector de Santa Blanca, en la comuna de Santo Domingo.
"Después de vivir en Cerrillos estuvimos diez años en la comuna de Maipú. Hasta que decidimos trasladarnos a Santa Blanca. El espacio para trabajar y desarrollarse en este oficio es muy importante y por eso necesitábamos algo más tranquilo", confiesa Roberto Hernández.
En su nueva casa en Santa Blanca, el artista cuenta con un taller donde hay tres habitaciones, cada una con una función específica.
"Un cuarto tiene que ser exclusivo para el guardado de los instrumentos; otro cuarto es para enlacar con goma laca y tiene que estar muy limpio. Finalmente está el taller donde dejo las herramientas y el mesón para lijar. Ahí construyo y confecciono los instrumentos musicales", acota el creador.
Además de este taller personal, Roberto Hernández cuenta con un recinto de similares características en Maipú, donde además imparte clases a los interesados en seguir desarrollando la lutería.
"Hago clases particulares y ha sido una grata experiencia, ya que incluso hemos tenido algunos alumnos desde Argentina que vienen a aprender y perfeccionarse. En estos momentos, por ejemplo, tenemos diez alumnos en el taller", afirma.
Respecto a los elementos que utiliza para sus instrumentos, el artesano confiesa que muchas veces "han sido de reciclajes de muebles que están botados o de algunos que venden en ferias libres a bajo precio. Esos muebles tienen 50 ó 60 años y la madera se mantiene. Ahí demuestra que es buen material. Puedes encontrar un mueble en una feria a diez lucas y en otros lados por la pura viga de roble que tiene el mueble te cobrarían 30 mil pesos", asegura Hernández, agregando que respecto a la madera "la idea es que esté seca de forma natural y no en hornos. Esa no sirve para realizar este tipo de confecciones".
Importante premio
Recientemente, Roberto Hernández Céspedes fue premiado con un importante reconocimiento que entrega el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Se trata del "Sello Excelencia a la Artesanía de Chile 2018".
Entre más de 100 postulantes de todo el país, Roberto fue elegido como uno de los 10 ganadores. Se trata de un premio que a sus 47 años de edad (13 de marzo de 1971), es un nuevo aliciente para seguir desarrollándose como maestro luthier.
"Postulé al Sello Excelencia con dos piezas: un guitarrón y un charango. Y fue finalmente el charango el que quedó entre los diez ganadores que determinó un jurado de expertos que además probaban los instrumentos y veían si cumplían con los requisitos de estética, que la pieza esté bien pulida, con colores acorde, entre otras cosas que destacaron para ganar", detalla el triunfador que recibirá su premio el próximo 12 de septiembre en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).
Respecto a lo que significa el premio para el oficio de la lutería, Roberto Hernández cree que "es una buena noticia, ya que esto me ayuda mucho porque es un reconocimiento que te avala en las ferias. Eso sí, debería haber un reconocimiento mayor para toda la gente que trabaja en la lutería y el trabajo a mano, porque ahora con la cantidad de máquinas que hay el trabajo en serie que viene de afuera, es una lucha constante. Estuve diez años tratando de vender instrumentos y poder a empezar a desligarse de otros trabajos para generar sustento".
Sobre alguna dedicación especial por el premio, el artesano Roberto Hernández aprovecha la ocasión "de agradecer a mi compañera y pareja Daniela Paz Poblete, ya que ella es la que mueve el taller cuando yo me concentro y me enfocó en crear un instrumento musical. Así que ella ha sido fundamental en todo esto".
Para apreciar las obras de Roberto Hernández, pueden ingresar a su Facebook "Roberto Hernández Céspedes (Artesano Mamelltufe Luriri)", o al Instagram"robertohernandezluthier".