Carina Cabrera Aballay

Humilde, sencillo y virtuoso son los adjetivos con los que ayer familiares, compañeros, colegas y amigos recordaban a Eduardo Madariaga Silva (50), quien falleció la tarde del viernes en un accidente de tránsito.

"Tío Lalo", como le decían de cariño, regresaba desde su trabajo en Algarrobo, cuando ocurrió el accidente. Cerca de las 18.30 horas del viernes en el kilómetro 20 del Nuevo Camino Costero -donde se encuentra el Cruce El Totoral de El Quisco-, dos vehículos chocaron de frente, provocando que uno de ellos se volcara.

Madariaga, quien era profesor de básica en el colegio Carlos Alessandri de Algarrobo, sacó la peor parte. El Chevrolet Spark en que viajaba fue el vehículo volcado, lo que le provocó una serie de lesiones que le quitaron la vida, a pesar de los esfuerzos que realizaron los funcionarios del Centro de Salud Familiar de El Quisco en el sitio del suceso.

Virtuoso folclorista

Uno de los primeros en llegar al lugar del fatal incidente fue un grupo de compañeros del Conjunto Folclórico Puerto San Antonio, agrupación a la que Madariaga pertenecía hace 15 años.

Durante la jornada de ayer, ellos recibieron a su querido amigo en la sede del conjunto -ubicada en Villa Italia-, con sinceros elogios y cuecas, muchas de las cuales había compuesto el mismo "tío Lalo".

"Era una persona muy buena, de las pocas que existen, muy sencilla y útil. Muchas de las canciones que cantamos nosotros son de su autoría. Él nos dejó un legado, es una gran pérdida para nuestro conjunto y para mí como amigo", afirmó Juan Reyes.

Además, Madariaga fue parte de la fundación del conjunto Las Orquídeas, donde era director. "El fue profesor de nosotros durante 10 años, que es el tiempo que llevamos como conjunto. Él era todo para nosotros, era el encargado de la parte musical, hacía las canciones, nos enseñaba a cantar y a tocar guitarra. Para nosotros esto es muy doloroso, hasta última hora quisimos creer que no era él", manifiesta Lidia Díaz, tesorera de Las Orquídeas.

Los restos del "tío Lalo", quien también ejerció como director de la escuela El Yeco, fueron velados hasta las 16 horas en la sede de Villa Italia, donde más de un centenar de personas fue a despedirlo. Luego, fueron trasladados al sector El Manzano de Navidad, de donde era oriundo.

De muy joven, él demostró su amor por el folclor. "Desde que era estudiante estuvo aferrado a la música. Siempre andaba con una sonrisa y la guitarra; la guitarra era su alma", recuerda Patricio, quien fue su compañero en el Liceo Pablo Neruda de Navidad.

Espíritu humilde

Madariaga, quien era el menor de siete hermanos, dejó a cinco hijos, la menor una joven de 19 años.

Su hermana Berta cuenta que "su próximo plan era viajar. Tenía comprados los pasajes para irse con cuatro de sus hijos a Punta Areas y estaba planificando irse con la más chica a Isla de Pascua".

Sobre su hermano, expresa que "era muy bueno y humilde. Desde niño le gustó el folclor, él que aprendió tocando tarros con un palito. Después en el liceo aprendió a tocar guitarra y fue monitor del conjunto folclórico".

Berta Madariaga señala que "le gustaba la caza, la pesca y el aire libre, le encantaba acampar. Él nunca perdió su espíritu humilde".

La humildad es la plabra que más se repite entre quienes lo conocieron.

Silvia Durán fue su compañera de universidad y destaca que "desde que lo conocí siempre fue muy sencillo y humilde. Cuando hicimos la tesis nunca se enojo, por el contrario, siempre fue muy positivo y hacía las críticas de muy buena manera".

En mayo de este año, Las Orquídeas celebraron su décimo aniversario. "Nunca se crean los más mejores (…). No, chiquillos, mantengan su sello, esa acogida, esa amistad que demuestran y esa bienvenida que la dan a quienes se van incorporando", manifestó en dicha ocasión el "tío Lalo, demostrando una vez más los valores que lo hicieron tan querido.

"Era muy bueno y humilde. Desde niño le gustó el folclor, él que aprendió tocando tarros con un palito",

Berta Madariaga,, hermana del folclorista."