Adultos mayores de San Antonio pasan agosto y mucho más
Tener más de 80 años en Chile no está exento de dificultades. Sin embargo, los más longevos se las arreglan para seguir manteniendo el ritmo de una vida que cada vez se alarga más.
Para nadie es un misterio las dificultades que conlleva el hecho de ser adulto mayor en nuestro país. Temas como las enfermedades, los gastos, el abandono y las bajas pensiones se asocian directamente con la tercera edad.
De hecho, según cifras de la Superintendencia de Pensiones (SP) el promedio de la pensión que recibe un jubilado en Chile es de $224 mil (incluyendo aporte solidario), por lo que en la práctica muchas personas que superaron el umbral de los 65 años deben, en la práctica, postergar su retiro y seguir trabajando.
Sin embargo, no todo es sombrío para este segmento etario. En San Antonio existen varios centros en donde los adultos mayores han comenzado a romper con el estereotipo de soledad con el que usualmente se les vincula.
Y no solo eso. Además se destacan por ser más participativos y mostrar mayor energía de la que se podría pensar. La presidenta de la Unión Comunal de Clubes de Adultos Mayores (Ucam), Paulina Osorio, sostiene que la tercera edad del puerto es "bastante activa, está dispuesta a participar en todo". Además, destaca que entre sus integrantes se da "un fuerte sentido de comunidad. El que está bien se preocupa del que lo está pasando mal".
Si bien es cierto se podría señalar como causa de este mayor compañerismo, a las características de la generación y de la zona, Osorio indica que "mucha de la gente efectivamente se encuentra muy sola y por eso se acerca a los clubes".
La unión está compuesta por clubes autónomos, los cuales desarrollan actividades por separado. Cada organización paga una cuota de $2.500, con lo que la entidad obtiene una parte de su financiamiento. Otra área la generan actividades lúdicas como bingos, lotas, y otros eventos masivos. Con ello, se pagan diversos servicios que van desde viajes hasta un curso de tai chi, que se proyecta, comenzará a dictarse a partir de octubre.
La tesorera de la institución, Sara Bello, sostiene que el principal interés de los sanantoninos de la tercera edad está en "salir, estar acompañados, escuchar y que los escuchen". Dentro de las actividades más esperadas todos los años están los paseos que se realizan a lugares como Olmué, Rancagua y Los Andes, entre otros puntos de interés.
"Ellos enfrentan problemas mayores, como la falta de médicos, consultorios y las bajas pensiones. Acá tienen la posibilidad de compartir y seguir viviendo en sociedad", sostiene Bello.
En las comidas que se realizan, los temas de conversación no difieren mucho de los que se observan cuando se habla con jóvenes o adolescentes: "pololos, salidas y esas cosas", sostiene risueña Bello.
-¿Son generaciones más sociables? Yo tengo 30 años menos y paso todo el día mirando una tablet…
-Puede ser, ¡acá incluso se han formado parejas! Ríe Sara quien no descarta que muchos se interesen en los clubes buscando nuevas oportunidades en el amor. Nunca es tarde para aquello.
Pero no todos tienen la misma suerte. Cerca del recinto de los adultos mayores, en la misma avenida Angamos, el olor comienza a hacerse cada vez más complicado. Súbitamente aparece a la vista una especie de carpa hecha con bolsas negras de basura, que se encuentra rodeada de perros callejeros. La carpa empieza a moverse y de ella sale una anciana que, evidentemente, vive en la indigencia. Y que apenas puede moverse y levantarse del suelo.
Es un caso extremo, pero también es cierto que junto a los 600 ancianos que integran los clubes sociales de San Antonio hay muchos otros que se encuentran en asilos. Al respecto, Osorio comenta que "hay casas de retiro y organizamos actividades para ir a visitarlos".
En este caso, son los ancianos de los clubes los que se acercan a los de los asilos y no viceversa. ¿Por qué?, Osorio sostiene que "los adultos mayores de las casas son más autovalentes y menos activos".
Muchos también enfrentan problemas como el maltrato familiar. De temas como esos se ocupa el Programa de Protección al Adulto Mayor de la provincia.
Gonzalo Alarcón, gestor territorial de Llolleo, indica que una de las funciones del departamento consiste en realizar intervenciones familiares y terapias con la finalidad de aplacar el daño sicológico que deja este, a veces oculto, problema social.
El programa ofrece actividades como clases de computación y uso de celulares. Así como nunca es tarde para el amor, tampoco lo es para aprender.
"Monitoreamos a los clubes de San Antonio, les damos apoyo y asesoría sobre cómo organizarse con el apoyo de profesionales", sostiene Alarcón.
La entidad tiene un ajetreado calendario de actividades masivas, dentro de las que se incluyen un campeonato de cueca y una fiesta en las zonas rurales (26 de agosto), un ciclo de cine en septiembre, y otra batería para el "Mes del Adulto Mayor" que no es agosto como se podría pensar, sino octubre.
Pasar agosto
Pasar agosto realmente puede ser un desafío para muchos ancianos. El monto de las pensiones y los gastos, que se acrecientan con las enfermedades y una esperanza de vida que cada vez aumenta más (lo que se llama "riesgo de sobrevida"), hacen que muchas personas tengan que trabajar o seguir buscando empleo bastante después de los 65 años; edad en la que los hombres, nominalmente, pueden jubilarse (las mujeres pueden hacerlo a partir de los 60). Sin ir más lejos hace un par de años la Superintendencia de Pensiones ajustó las llamadas tablas de mortalidad (estimación de "sobrevida" de quienes se jubilan), lo que contribuyó a disminuir aún más el monto de pensión por jubilado.
Por ejemplo, Víctor Valladares, del Centro del Adulto Integral, recibe una pensión de $130 mil. Naturalmente, complementa estos recursos con el monto similar que recibe su esposa y con la ayuda de su hijo. Pero además, a sus 68 años, trabaja como conserje. "No queda otra, si a uno se le van $40 mil en luz, $20 mil en agua, otros tantos en vivienda, etc...", sostiene.
-Usted tiene trabajo, pero me imagino que a muchos otros adultos mayores de la zona les costará encontrar empleo por la edad…
-No necesariamente, al menos acá. De hecho, nos piden harto. A la juventud no le gusta trabajar o lo hacen dos o tres semanas, se aburren y se van. No le gusta trabajar sábados, domingos y festivos.
Valladares también indica que, más allá de la necesidad, el trabajar lo hace sentirse bien. Comenta además que en su club Purísimo Corazón de María , del sector de Bellavista, se juntan todos los lunes entre las 15.30 y 19.00 horas, aproximadamente. En esos encuentros se organizan paseos, se hacen manualidades, lotas y participaciones en conjuntos folclóricos. Reconoce que la actividad que más les gusta es la gimnasia, ello pese a que este mes perdieron los monitores que tenían. Y es que la vejez se resiste a retirarse a descansar.
Las tablas de mortalidad de la Superintendencia de Pensiones, bajo las cuales se fijan los criterios para calcular los montos mensuales que reciben quienes acceden a la jubilación, estiman en la actualidad que la "sobrevida" de los adultos mayores puede llegar hasta los 110 años. Es decir, a los 60 años la mayoría de los chilenos recién estará, en la práctica, en la mitad de su vida.
Y ello implica necesariamente que el resto de la sociedad tenga que pensar que no vivirá hasta los 70 u 80 años, sino hasta los 100.
El concepto que la sociedad tiene de "adulto mayor" ya no será el mismo.