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Mujeres de San Antonio sueñan con convertirse en soldadoras

De lunes a viernes, las estudiantes aprenden a elaborar protecciones, rejas y objetos decorativos en un taller impartido por la Usach.
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Carina Cabrera Aballay

Durante el último mes, un grupo de 10 mujeres sanantoninas se levanta cada mañana para meterse en un mundo que es considerado por muchos como un lugar para hombres: un taller de soldadura.

Ellas están capacitándose en dicho oficio, en un curso impartido por la Universidad de Santiago y financiado por el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), a la espera de convertirlo en el sustento de sus vidas.

El profesor Saúl Vargas, a cargo del taller, señala que "les estoy enseñando cuatro procesos de soldadura: el arco manual, que es más común y donde se utiliza varilla y máquina; mig, que es semiautomática y para una producción más rápida; tig, que es una soldadura de alta calidad; y oxigas o oxicorte, que es para cortar piezas".

Pero eso no es todo. "Además, agregué una materia que no se incluye en otros cursos, que es la cerrajería artística. Las estudiantes tienen un sentido más artístico de construcción, por lo que están aprendiendo a fabricar objetos como protecciones, rejas, candelabros y faroles".

Las estudiantes

En el curso, la mitad de las alumnas son de la tercera edad, para las que el profe sólo tiene buenas palabras. "Ellas son de la vieja escuela, son responsables, buenas siguiendo las instrucciones y disciplinadas en el uso de las herramientas. Además, son constantes y con mucha tolerancia a la frustración", afirma chocho Vargas.

Orgullosas

La peluquera María Teresa Allendes es la mayor del curso y ya se adaptó muy bien al fuerte ruido de las máquinas y las chispas saltando para todos lados. "A los 65 años no es tan fácil, pero entiendo bien todo. Aprendí a usar la cortadora, el portaelectrodo, que es para soldar, y el taladro también lo manejo bien, como si fuera un cepillo para peinar", expresa orgullosa.

Ella ingresó al curso para aprender a hacer las protecciones de su casa, pero ahora sueña en grande. "Me encantaría hacer adornos, como portamaceteros, candelabros, faroles y otros objetos decorativos para la casa", comenta.

Allendes no es la única que anhela dedicarse a esto. Según el profe, "muchas de ellas quieren gestionar su propio negocio. Incluso, han pensado organizarse entre todas para elaborar y vender cocinas y fogones a leña".

Quiere emprender

Marisol Aisa, de 54 años, trabajaba como técnico sicosocial y cuenta que "ingresé al curso porque estaba sin trabajo y porque era muy diferente a lo que yo he hecho, lo que me llamó la atención".

Aisa también sueña con emprender en este oficio: "Con mi hijo, que estudia en la Escuela Industrial, hemos conversado sobre la posibilidad de dedicarnos a esto y hacer un proyecto juntos. Yo pensaba hacer protecciones y lo hablé con el profesor, él me dijo que nos entregaría las herramientas para que podamos hacer cosas grandes si queremos", afirma ilusionada.

A otras, en cambio, les gustaría encontrar un trabajo dependiente. "Creo que hay un campo laboral abierto en esta área, por eso tomé el curso. Sé que cuesta que contraten a mujeres, porque vivimos en un mundo machista, pero cuando uno es buena, puede demostrarlo. Mi marido trabaja en el Norte y me gustaría irme para allá y trabajar en alguna mina", manifiesta Daniela Valencia.

Este mes, las chicas concluirán este curso y podrán rendir un examen de calificación que les entregará un certificado de soldador y podrán dar otro para obtener la credencial de soldadoras calificadas.

Mientras llega ese momento, ellas ya se dan por pagadas con lo vivido. "Se dio esta posibilidad y estoy contenta, porque estoy en un grupo muy humano y con un profesor de primera", concluye Aisa.

sergio riveros
sergio riveros
estas son algunas de las 10 sanantoninas que participan en el curso impartido por la usach.
los mujeres están aprendiendo diversas técnicas.
las alumnas quieren emprender con este oficio.
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