El día a día de los pacientes que enfrentan el daño renal
Tras pacientes del Centro de Diálisis Diamar, acreditado en Calidad por la Supertindencia de Educación, cuentan cómo son sus vidas ahora que deben dializarse tres veces a la semana por cuatro horas.
Hace siete años la rutina de Arturo Santis Melendez cambió para siempre. Cada lunes, miércoles y viernes este vecino de Lo Gallardo debe ir al centro de Diálisis Diamar, donde durante cuatro horas le limpian su sangre de las sustancias nocivas.
"En 2011 descubrieron que tengo una insuficiencia renal crónica, por lo que estoy en la lista de espera para un trasplante de riñón, pero eso es como sacarse el loto", comenta Santis, de 67 años.
Los síntomas comenzaron con cansancio. "Uno se cansa por todo, porque con esta enfermedad a uno se le llenan los pulmones de agua. Fui al médico y después de atenderme en distintos lugares, un especialista me dijo que debía dialisarme", cuenta Santis, quien es jardinero.
Con el tratamiento, Santis manifiesta que "cambió mi vida al ciento por ciento. Me costó mucho acostumbrarme, porque trabajaba desde los 12 años y con esto uno no puede hacer las mismas cosas, por el tiempo y el cansancio. Yo le hacía el jardín a 15 casas y ahora solo veo dos".
Las Causas
Santis sostiene que una de las causas de su problema renal fue "la diabetes. Me detectaron esta enfermedad hace más de 40 años y, aunque hice el cambio de dieta, eso me afectó".
El vecino de Lo Gallardo recuerda que "antes de saber que tenía diabetes, empecé con problemas a la visión y a tener mucha sed, por lo que dejaba en el velador una bebida para tomar".
Según Amelia Caberllo, enfermera coordinadora del centro Diamar -acreditado en Calidad por la Superintendencia de Salud y cuyo médico director es el nefrólogo Fernando González Fuenzalida-"alrededor del 80% de nuestros pacientes tienen daño renal causado pordiabetes, hipertensión o ambos. Sólo el 20% ingresa por una patología renal que tienen desde chicos", expresa Amelia Cabello Ponce, enfermera coordinadora del centro.
"Cuando hay mal manejo de la diabetes o la hipertensión y se sobrepasan los límites normales de glicemia, que es el azúcar en la sangre, y de presión arterial el riñón se empieza a dañar de forma paulatina y progresiva. Por eso los pacientes deben ingresar a diálisis", manifiesta.
Lo que más preocupa es que esta enfermedad va en aumento en el país. "La vida sedentaria y la alimentación que llevamos hoy en día influyen en que haya un aumento de personas diabéticas e hipertensas", sostiene Cabello.
"Todos los diabéticos e hipertensos tienen el riesgo de sufrir daño renal en un periodo de 10 a 15 años", explica Cabello.
Lo más complejo es que "estas son enfermedades silenciosas, que no te producen problemas ni dolencias, por lo que no le toman el peso a la enfermedad y no asisten a los controles como corresponde. El mal manejo de la enfermedad te lleva a diálisis", agrega.
Otro factor, según la especialista, es que "la parte preventiva de la salud a nivel de centros de salud de atención primaria no se realiza un seguimiento tan acabado del paciente".
"De porfiados"
"El 29 de diciembre cumplo dos años dializándome", cuenta Teresa Atenas Álvarez, quien tiene daño reñal ocasionado por la diabetes.
Para Atenas ese día fue importante porque "yo no quería venir para acá, decía que prefería morirme antes, porque había visto como había sufrido mi hermano, quien tuvo un trasplante de riñón, y mi una tía con la diabetes".
La hinchazón en su cuerpo la convenció de someterse al tratamiento.
"Hace 15 años me diagnosticaron diabetes y no me cuide y al final llegué acá. Estas enfermedades le pasan a uno de porfiado. Por eso yo le digo a mis conocidos que se cuiden", manifiesta Atenas, quien durante las horas en el centro se dedica solo a escuchar música, ya que la diabetes también le ha afectado la vista y no puede mirar televisión como otros pacientes.
Restricciones
La lucha contra las distintas restricciones que implica el daño renal es uno de los cambios más complejos según los pacientes.
"Uno ya no puede participar como antes en los cumpleaños o asados, , por lo que uno comparte un poco y se va, para no tentarse", expresa Santis.
Los alimentos altos en potasio, como la palta y el platano, y el agua están prohibidos para ellos. "Casi todo es veneno para nosotros", cuenta Julia Galvez Pino (67).
Galvez comenta que "ahora me tomo dos tazas de té, una al desayuno y otra a la once, más un vaso de agua para tomarme los medicamentos. Cuando tengo mucha sed me tomo un cubito de hielo".
La enfermera explica que las restricciones se deben a que "cuando el riñón deja de funcionar empieza a acumular nustrientes de desechos y deja de producir orina. Uno de estos nutrientes es el potasio que en exceso provoca paros cardiacos. Con la hemodiálisis se saca el exceso de potasio y si un paciente deja de dializarse muere por ese exceso".
"La restricción de líquido se debe a que cuando el paciente comienza la hemodiálisis cada vez hace menos orina. Al producirse una mínima cantidad de orina, el resto lo debe sacar la máquina. Cuando toman mucho líquido, este se les queda en la sangre y se les va a los pulmones, lo que produce edemas pulmonares y ocasionarles la muerte", expone Cabello.
A esto se suman las restricciones en la vida diaria. "Yo era vendedora de catálogo y hacía pan de pascuas para vender todo el año, pero ahora no puedo. Eso es lo malo de esta enfermedad, que te coarta la libertad", expresa Galvez.
AgrAdecidos
A pesar de las restricciones y el cambio de vida, toma con buena cara las horas que debe dedicar a su salud. "A veces me traigo un libro, veo tele o duermo acá, así se me pasan las horas más rápido", comenta Galvez.
Por su parte, Atenas aprovecha de hacer vida social con los otros pacientes. "Creo que soy la única que le gusta venir acá. Acá uno hace amistad, conversamos y nos reímos. Y cuando alguno parte todos nos entristecemos. Para mí es como otra familia", manifiesta.
Los usuarios destacan el ambiente acogedor que se da en el centro. "Es un excelente lugar y nos dan un trato muy bueno, las chiquillas son excelentes profesionales y muy preocupados por nosotros", manifiesta Santis.
Por su parte, Galvez opina que "yo he estado en otros lugares y acá hay una preocupación y cariño por nosotros. Nos atienden bien y si suena una máquina vienen de inmediato a chequear, eso no sucede en todas partes".
"Le alarga la vida a uno venir para acá. Con esta enfermedad uno aprende a valorar las cosas de la vida y a vivirla bien. Agradezco este tratamiento porque me permite seguir disfrutando de mis nietos, sostiene Atenas, quien en un principio se rehusaba a la diálisis y ahora enfrenta con actitud positiva el tratamiento.