Comunidad de Isla Negra está en pie de guerra por tala de antiguos árboles
Vecinos impidieron que una empresa continuara con las faenas de corte.
El propietario de un centro turístico ubicado en pleno centro de Isla Negra consiguió un permiso municipal para podar parte de los árboles de la calle que entorpecían su propiedad. Se hizo cargo de los costos y contrató una empresa del rubro.
Esta última habría recibido órdenes del mandante de "talar" y "no podar" los árboles. A poco andar los vecinos se dieron cuenta de que algo anormal estaba sucediendo. Llamaron a Carabineros y a la municipalidad. En el intertanto más de una veintena de residentes se agruparon en las afueras del recinto turístico, mientras otros se colocaban amenazantes bajos los árboles para que no fueran talados.
Al lugar llegaron miembros de la Corporación de Artistas Pro Ecología de Isla Negra, encabezados por los escultores Cristina y Roberto Pizarro. Ellos, junto al presidente de la junta de vecinos, José Moya, solicitaron la inmediata paralización de las faenas de tala, ya que Carabineros interpretó la autorización municipal como que tala y poda eran la misma cosa.
La vecindad indignada exigió la presencia de las autoridades de la Municipalidad de El Quisco. Carmen Gloria Reyes, del Departamento de Medio Ambiente, llegó al lugar y le exigió al propietario del recinto el alto inmediato de la tala.
"Estamos viendo lo que pasó, y el porqué pasó. Evaluaremos lo sucedido", comentó escuetamente Reyes. Para el artista Roberto Pizarro esto es una aberración que no tiene perdón: "El ciprés es un árbol patrimonial. Así quedó establecido cuando se hizo el seccional de Isla Negra, el que protege toda el área".
Los vecinos apuntan a un "interés creado" del centro turístico. "Justo donde talaron los cipreses está la piscina, y estos le tapaban el sol", decían los residentes.
La Asamblea de Isla Negra se reunió y decidió enviar una carta a la alcaldesa Natalia Carrasco para exigir una explicación. Sus miembros también solicitaron un catastro de todos los árboles que están en los espacios públicos, y que a estos se les haga una mantención periódica. La idea es que no existan motivos ni intereses de terceros para derribarlos.
La Corporación de Artistas Pro Ecología de Isla Negra exigió una investigación y solicitó que se reponga cuanto antes la especie por una de al menos tres metros de altura. Y se estudia la posibilidad de presentar una querella contra quien o quienes resulten culpables.
El porqué
Adriana Escapa y José Miguel Muñoz son el matrimonio dueño del complejo turístico en cuestión, Pinares del Mar, de Isla Negra.
Escapa, de nacionalidad argentina, exhibió la autorización municipal respectiva en la que se amparan plenamente. Se defiende y justifica su obrar. Es más, aducen envidia y desidia de la vecindad: "A nosotros nos va muy bien; amamos la naturaleza (...). ¿Y si se cae un árbol y mata a alguien, qué van a decir los ecologistas?
-¿Por qué no podaron los árboles en vez de talarlos?
-El municipio nunca nos escuchó cuando hace años le mostramos el problema. Acá han caído grandes brazos de los árboles, no sólo a la piscina. Permanentemente tenemos turistas, y debemos preocuparnos de ellos, y los seguros son muy onerosos. El municipio no contaba con los recursos, y nosotros ofrecimos hacer el trabajo.
20 vecinos se reunieron para exigir la paralización de las faenas de tala.