Adolescente sanantonina se luce con su aporte a la tecnología
Sofía Nanjarí ganó el premio InspiraTEC en la categoría joven, con el que espera hacer una contribución a la comunidad y ser una inspiración para las chicas que, como ella, aman el área tecnológica.
La estudiante Sofía Nanjarí Zúñiga, de 14 años, divide su tiempo entre el colegio, los deportes y su vocación por la tecnología.
Desde hace dos años Nanjarí es monitora del Parque de la Ciencia de Santo Domingo. Paralelamente, cada semana viaja a Valparaíso para reunirse con su tutora Barbarita Lara, una joven investigadora chilena seleccionada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en una lista de jóvenes innovadores con proyectos con potencial para transformar el mundo.
Y eso es lo que también sueña Sofía, cambiar el mundo con sus proyectos. Esta semana, la adolescente dio el primer paso en esa dirección: ganó la categoría joven del Premio InspiraTEC, un certamen organizado por la Subsecretaría de Economía y Empresas de Menor Tamaño y dirigido a escolares mujeres que desarrollen o participen en iniciativas de investigación, creación o desarrollo de proyectos tecnológicos.
"Estoy muy contenta por este reconocimiento, que sirve e inspira para que más niñas se incentiven y se metan a la tecnología. También demuestra que no todos los premios se quedan en Santiago, que no es un círculo cerrado y exclusivo, sino que cualquiera se puede meter y todos son bienvenidos", expresa la estudiante del Colegio Country School de Santo Domingo, donde asiste desde hace algunos años.
El reconocimiento recibido en La Moneda consiste en financiamiento para que Nanjarí desarrolle su propio proyecto. "Aún estoy pensando qué iniciativa voy a desarrollar, pero sé que no va a ser algo solo para mí, quiero ayudar a la comunidad, que sea para todos", afirma resuelta la adolescente.
Primeros pasos
A los 9 años, Nanjarí disfrutó por primera vez de una vida ligada a lo tecnológico. "Con mi familia nos fuimos a vivir a Washington DC (Estados Unidos) por un año. En el colegio íbamos a la biblioteca y nos pasaban una tablet, donde buscábamos y leíamos los libros, respondíamos las pruebas en computador y la pizarra no era con plumones, era digitalizada y el plumón era como los lápices que usan en algunos modelos de smartphone", cuenta.
"Allá todo era digitalizado y como yo era más chica me impactó mucho y me encantó, porque a todos los niños les gusta jugar videojuegos y meterse al computador. Vivir eso fue un impacto positivo", manifiesta.
Al regresar a Chile se encontró con la realidad de los colegios del país, pero en Nanjarí la curiosidad ya había despertado.
-¿Y tu primer acercamiento práctico cuando se dio?
-Una vez mi hermano llegó a la casa hablando de lo que le pasaban en la universidad y de una plaquita electrónica para programar, llamada Arduino. Me interesó mucho, me paré de la mesa y le saqué la plaquita de su pieza con la que programé un semáforo.
¿Cómo aprendiste a utilizar la placa?
-Aprendí de forma autodidacta, pero también mi hermano me enseñó a programar más sensores y a hacer más cosas.
Le gustó tanto, que insistió y consiguió que sus papás le regalaran un kit de Arduino.
"Mis papás son agricultores y para el invernadero programé sensores de toma de humedad y temperatura, los cuales pueden configurar con distintos intervalos de tiempo según su necesidad", explica.
-¿Por qué te gusto tanto esta área?
-La tecnología es importante porque une a mucha gente. Detrás de los computadores o celulares hay algo tecnológico que se consiguió con un trabajo en equipo muy grande.
Monitora
Nanjarí conoció a Juan Campino, director de la Fundación Parque de la Ciencia de Santo Domingo, en una visita que él realizó a su colegio en 2016. Tras escucharlo exponer sobre el espacio y la vida extraterrestre, no dudó en hablarle.
"En ese momento, me invitó a ser parte del taller de monitores 'Ciencia y liderazgo', donde me enseñó a expresarme y liderar proyectos. Para la presentación de fin de año, construimos robots de Lego EV3, que son para aprender a programar", explica.
Tras esto, la curiosidad de Sofía seguía creciendo. "Cuando vi que los robots estaban terminados, no me quedé ahí y quería seguir avanzando y aprendiendo".
Actualmente, la joven hace talleres de programación y robótica a niños en el parque, donde se ha perfeccionando en distintas plataformas destinadas a que los más pequeños aprendan a programar.
aprendiz
Paralelamente a su labor de monitora, la escolar es parte del programa "The leadership shadow", de la organización Girls in Tech, donde una vez a la semana se reúne con la investigadora Barbarita Lara.
"Yo la tengo que seguir adonde vaya, soy como su sombra. Así aprendo cómo trabaja día a día y ella me enseñe lo que realiza", indica.
-¿La admiras mucho?
-Barbarita tiene en su computador muchos autoadhesivos relacionados con ciencia y tecnología. Uno de esos me encanta, porque dice 'detrás de una mujer bacán hay una mujer bacán que la inspiró' y a mí me encanta. Yo creo que la mujer que me inspiró es Barbarita Lara.
-¿Por qué es tan importante para tí?
-Me encantan los niños y mi sueño cuando grande es inspirar a que más gente se meta en la tecnología, porque es muy importante y en el futuro va a dominar todo. Si la gente no se desarrolla en esta área ahora no va a saber hacer la mayoría de las cosas. Y Barbarita hace eso, inspira a más gente, sobre todo a mujeres, a meterse en la tecnología.
Mujer en la ciencia
En la actualidad se estima que las mujeres tienen menos del 5 por ciento de participación en el sector tecnológico en todo el mundo.
Respecto a esta realidad global, Nanjarí llama a atreverse. "Yo creo que si a las mujeres las hace felices la tecnología no deben tener miedo a los estereotipos. Está bien que a una mujer le guste el azul y también el rosado. La vida es felicidad y si es que ellas son felices jugando fútbol o desarrollando tecnología, que se metan, no les tiene que importar lo que la gente va a pensar de ellas".
-¿Te has sentido discriminada por tus intereses?
-Desde chica me juntaba más con hombres, porque a las niñas las encontraba un poco aburridas, porque jugaban con muñecas y yo prefería el fútbol y hacer deportes. Obviamente, llegan los comentarios de "ella es ahombrada", pero me da lo mismo porque aprendí a que no me tiene que importar lo que opinen de mí.
Para Nanjarí es fundamental tener seguridad. "Las mujeres tienen que creerse el cuento y confiar en ellas mismas. Si alguien se propone algo es capaz de cumplirlo, da lo mismo qué tan grande sea la meta", sostiene sin dudar la joven promesa sanantonina.