La historia de amor 2.0 entre un chileno y una colombiana
Christopher Jorquera y Lina Díaz se conocieron por internet en un sitio para amantes de la literatura. Hoy se la juegan por compartir su amor por el café con los sanantoninos.
La literatura y el internet los unió. En 2015, Lina Díaz y Christopher Jorquera se conocieron por una página de "memes" literarios que ambos seguían. Lina tenía 20 años y vivía en Bogotá (Colombia), donde trabajaba como contadora pública; Christopher, con 24, laboraba en Pirque en una escuela de conducción.
"El administrador de la página armó un grupo de Whatsapp. Por azares de la vida ambos estábamos medios desocupados y decidimos conocer gente a la que le gustara la literatura. Habíamos personas de distintas partes del mundo y como a las dos semanas Lina me comenzó a tirar la onda", comenta Christopher Jorquera.
Pero no le creyó. Para él "lo normal es que la gente en redes sociales no haga eso en serio, porque con la distancia no hay un compromiso".
A más de cuatro mil kilómetros de distancia, Lina estaba segura de lo que quería. "Le hablé durante seis u ocho meses, ocho yo creo. Aunque él no pescaba mucho", afirma ella riéndose.
En ese periodo, Christopher no le prestaba mucha atención, hasta que una fiesta lo cambió todo. "Lina tuvo la fiesta de Navidad de su empresa. Andaba con problemas laborales y se desinhibió con las copas. Cuando se fue para la casa, se subió a un taxi y le dio miedo y no sé por qué se le ocurrió llamarme por Whatsapp a mí, que estaba al otro lado de Sudamérica".
"No lo pensé en ese momento. Estaba desubicada geográficamente", acota riendo Lina.
Conversaron desde las 2 a las 5 de la mañana horario chileno. "Dicen que los borrachos siempre dicen la verdad, no sé si es cierto, pero ella fue muy sincera (sobre sus sentimientos) y ahí yo le creí, aunque después me dejó hablando solo porque se quedó dormida".
Al otro día, Lina no recordaba nada. "Todavía no me acuerdo de nada", dice sin dejar de reír. Christopher, que por primera vez le había creído, se enojó con ella. Pero Lina insistió hasta que conversaron nuevamente por videollamada. "Hablábamos cada vez más seguido y éramos más cariñosos", revela Christopher. Con el tiempo decidieron jugársela y comenzar una relación a distancia.
Arribo a Chile
Durante meses conversaron por Whatsapp, hasta que comenzaron a planear conocerse en persona, lo que se concretó a fines de abril del 2016.
Sin el apoyo de su familia, ella tomó un avión rumbo a Chile, aunque en el aeropuerto las cosas no ocurrieron como esperaban. "El vuelo de Lina llegaba a las 00.30, pero se hicieron las 1.30, las 2.30 y no aparecía. Te imaginarás el rollo que pasó por mi cabeza: que se arrepintió, que no quiere verme, quizás le pasó algo", recuerda el protagonista de esta historia de amor 2.0.
Mientras él especulaba sobre qué había pasado, su enamorada estaba detenida por la Policía de Investigaciones, porque hace unas semanas había salido un reportaje de trata de mujeres.
"Estaban cuidadosos con el tema, entonces me tuvieron ahí como dos horas y media, me revisaron el bolso y me preguntaban constantemente adónde iba. Les decía que iba a juntarme con un amigo, pero no les decía que era un tipo que había conocido por internet, porque podía sonar más sospechoso y podían devolverme", recuerda Lina.
Pero no le creían. "El policía insistía, porque yo soy mala mintiendo, me pongo muy nerviosa, hasta que me dijo que si le decía la verdad él podía ayudarme. Le conté que había conocido a un muchacho por internet y que venía a verlo. Me pidió el celular para revisar las conversaciones y ver si era verdad, revisó los datos de Christo, me preguntó dónde iba a estar y luego me dijo 'ok pasa, pero ten cuidado' y me dio los números de emergencia", recuerda la joven.
"A las 3 de la mañana la veo salir con cara de maña y enojo con todo el mundo, pero no me importó, la abracé, le hice cariño y la besé", recuerda Christopher del momento del primer encuentro.
Lina tenía programado estar en San Antonio solo tres meses -los que permite la visa de turista-, pero el tercer día ya había decidido quedarse a vivir con su pololo en Leyda, donde él se había establecido hace solo una semana. La pareja de las redes sociales había hecho click en la vida real.
El gato con corbata
A los pocos meses de que Lina llegó a Chile, decidieron adoptar un gatito. "Él se iba a trabajar y yo pasaba todos los días sola, por lo que decidimos adoptar un gato para que me hiciera compañía. Lo bautizamos como "Gandalf", uno de los personajes principales del libro El Señor de los Anillos de J.R.R Tolkien", cuenta ella.
Con el paso del tiempo, Lina se puso a trabajar, pero continuaba extrañando los sabores de su tierra, las comidas y, sobre todo, tomar un buen café. "Me prohibió comprar café instantáneo, porque lo encontraba malísimo, ella me introdujo al mundo del café", cuenta él.
Juntos estudiaron el tema y cuando viajaban a Colombia, ella lo llevaba a fincas de café para que conociera todo el proceso de este fruto, desde que está en el árbol hasta el tueste. La pareja decidió realizar un curso de barista -especialista en café de alta calidad- y comenzó a soñar con su propia cafetería.
El sueño se concretó hace dos semanas con la apertura de "El gato con corbata" (ubicado en Inmaculada Concepción 180, Llolleo), en honor a "Gandalf", a quien visten con elegantes corbatas. "Él es el jefe de todos", bromea Lina.
En el local trabajan con granos provenientes de fincas colombianas. "Decidimos traer café de finca, porque es mejor, fresco y éticamente responsable con la persona que lo produce, porque al comprarlo directamente a la finca les queda un margen de ganancia al campesino y al agricultor", afirma Christopher.
La pareja, que ya lleva dos años y medio de relación , propone una innovadora carta con comida carnívora y vegetariana, repostería artesanal y las preparaciones clásicas de café más nuevas apuestas, como el coffee tonic, un café helado con tónica.
"La idea es que la gente siempre pueda probar cosas nuevas. Que esto sea parte de la experiencia de beber café y de comprender que el café es algo vivo, no un alimento procesado y empacado. Su sabor va cambiando día a día", sostiene Christopher desde el local donde estos enamorados construyen su sueño.