Familia clama por justicia tras horrendo crimen en que masacraron a su ser querido
En octubre pasado Ramón Luengo (36) fue encontrado en la vía pública con múltiples lesiones en todo el cuerpo. El caso estremece a Cartagena.
Tres objetivos movilizan por estos días a la familia Luengo-Ortiz de Cartagena: saber la verdad, entender el porqué y que haya justicia.
Estos tres fines son los que les dan fuerza a los seres queridos de Ramón Luengo Ortiz (36) luego de que desconocidos lo asesinaran brutalmente en octubre pasado, sin que hasta hoy se conozca a los autores de esta verdadera masacre.
"No solo le pegaron para matarlo, se ensañaron con mi hermano. Lo golpearon hasta que se cansaron. Le dieron punzazos por todo el cuerpo, le quebraron el cráneo, le perforaron un pulmón y le fracturaron las costillas. Falleció en el hospital", describió Leontina Luengo, hermana del occiso.
El círculo íntimo del "Ramoncito", como le decían cariñosamente al cartagenino, apunta a saber "la verdad" debido a que el salvaje crimen envuelve varias interrogantes.
"El 18 de octubre lo encontraron en la calle, cerca del terminal de buses de Cartagena. Un supuesto amigo vio una ambulancia y pidió ayuda. Lo llevaron a la posta, pero recién en la tarde nos avisaron que estaba grave en el hospital, siendo que lo hallaron herido a una cuadra de nuestra casa (calle Ignacio Carrera Pinto de Cartagena)", dijo Sandra, la madre de Ramón.
Desde el homicidio, la familia de "Ramoncito" no ha vuelto a descansar debido al dolor que les genera su ausencia. "Queremos saber por qué alguien hizo este daño tan grande. Le pegaron de manera brutal. Tenía hasta un punzazo en la cara. Él no tenía problemas con nadie, por eso no entendemos qué pasó. Queremos saber la verdad y por qué lo mataron", dijo Leontina.
Un día después de que lo hallaron herido en la calle, Ramón Luengo falleció en el hospital Claudio Vicuña debido a la serie de lesiones que presentaba.
-¿Qué creen ustedes que ocurrió ese 18 de octubre?
-Responde Leontina: Sabemos que estaba carreteando con unos supuestos amigos, que al parecer hubo una pelea, pero nada más. Él no andaba con especies de valor para que haya sido golpeado para asaltarlo. Tampoco nadie lo había amenazado ni nada, porque era tranquilo y muy querido acá en la población.
Sentada en la casa que compartía con su nieto en la población José Arellano de Cartagena, Rosa Correa (91) llora amargamente porque su "guagua" le hace falta.
Rosa clama porque se haga justicia. "No me quiero morir sin que haya justicia para mi guagua. 'Ramoncito' era todo para mí, vivíamos juntos desde que nació. Aún no puedo creer que hicieran esta maldad".
Con ese mismo dolor Sandra manifestó que no descansará hasta saber quién está detrás de la golpiza y la muerte de su hijo, quien era padre de dos hijas, una de 16; y la otra de solo un año y medio.
"Mi vida nunca será la misma. Incluso mis cumpleaños nunca serán iguales. Yo estaba de cumpleaños, preparando la celebración cuando me llamaron diciendo que 'Ramoncito' estaba grave en el hospital. Dejamos la torta tirada y partimos a verlo ese 18 de octubre", recordó la madre entre lágrimas.
Indagación
Apenas ocurrió el crimen, las diligencias del caso quedaron en manos de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones. Los detectives han intentado reconstruir las últimas horas de vida del occiso con el fin de descartar algunas teorías que rodeaban su muerte.
El jefe de la BH, comisario Robinson Alarcón, reveló que debido a la gran cantidad de lesiones que tenía el cuerpo, en un primer momento se pensó incluso en un atropello como causa del deceso. "Luego, al hacer pericias, dimos con evidencia de lesiones atribuibles a terceras personas", aseguró.
Respecto al estado actual de la investigación, el comisario Alarcón especificó que "hemos realizado varias diligencias encabezadas por la fiscal Karina Franco, las que guardan relación con establecer la participación de sujetos en el hecho".
Agregó que "hicimos pesquisas que esperamos nos lleven a buen término, estableciendo a los responsables y precisar la dinámica del crimen, detalles que se mantienen bajo reserva".
En la población José Arellano también piden que alguien pague por el crimen, ya que todos tenían aprecio por Ramón. Éste incluso jugaba en el popular club deportivo de la población. Los celestes se decretaron en duelo tras el asesinato.
"No puede haber impunidad. La única manera que mi hermano pueda descansar y que nosotros como familia podamos salir adelante es con justicia. Necesitamos que se castigue a quien hizo esto", dijo Leontina.
"No solo le pegaron para matarlo, se ensañaron con mi hermano. Lo golpearon hasta que se cansaron",
Leontina Luengo, hermana del occiso"