El drama de madre sanantonina que busca sanar la piel enferma de su hijo
Cristina Bórquez mantiene la esperanza de llevar a David (12) a bañarse en las aguas termales de Avène, en Francia. Desde hace ocho años el niño ha lidiado con la dermatitis tópica severa que invade por completo su cuerpo.
Cuando la salud de tu hijo depende de voluntad y de acudir a todas las alternativas que se presenten, no hay imposibles.
De eso está muy segura Cristina Bórquez, una profesora de Religión, madre de dos hijos, David de 12 años y Daniel de 13.
David nació con 36 semanas de gestación y su piel estaba inmadura, por lo que permaneció en incubadora durante 14 días. Sin embargo, su vida se desarrolló con normalidad hasta que cumplió 4 años.
Desde entonces comenzó a presentar una dermatitis tópica severa que progresivamente invadió, no solo su cuerpo, sino su calidad de vida y su desarrollo social como niño.
"A medida que fue creciendo su condición también fue aumentando y ahora todo su cuerpo está cubierto por las lesiones que lo tienen con la piel como de elefante. Muy seca. Eso hace que le pique todo el día y la noche. Por eso no duerme bien y el hecho de que se esté rascándose tanto le deja muchas heridas", comenta Cristina.
Ella, junto a Rodrigo, su marido, quien trabaja como mecánico en una empresa de áridos, han visitado decenas de especialistas para buscar un tratamiento que ayude a su hijo. Pero después de probar con uno y otro tratamiento con costosas cremas, jabones y ungüentos, todos los profesionales les terminan señalando que la enfermedad no tiene cura.
"Le dieron por un tiempo corticoides y cremas especiales. Hemos gastado infinidad de dinero en tratamientos para él y no mejora", declara la madre.
A medida que ha ido creciendo y se ha dado cuenta de la dificultad de mejorar su piel, David se ha deprimido mucho.
"Él no puede hacer una vida normal y varias veces me ha dicho: 'mamá yo no quiero seguir viviendo así. No soporto esto, no entiendo, me duele..." y yo lloro con él porque me da impotencia verlo así", agrega entre sollozos Cristina.
Esperanza
Sin embargo, hace poco se dedicó a investigar por internet y descubrió un tratamiento que le ha devuelto la esperanza. Se trata de baños en las "Termas de Avène", un místico lugar ubicado en Francia.
"Dicen que son milagrosas y que hay varios niños de Chile que han viajado para allá auspiciados por una crema y han mejorado notablemente su calidad de vida", destaca Cristina.
Diario El Líder acudió hasta la casa de Cristina para conocer a David, quien se negaba a mostrarse. Tapado entre las sábanas de su cama nos miró con unos ojos hermosos y una mirada brillante. Tenía vergüenza, ya que su madre nos conversaba de su piel.
"Así como ven su cara tiene todo el cuerpo", decía la madre, mientras él interrumpía diciendo: "¡es peor !" y sacaba uno de sus brazos para demostrar las llagas que provocaba su enfermedad.
David está visiblemente afectado y deprimido por la apariencia de su piel. Usa solo poleras de manga larga y evita el contacto con el sol.
Pero a pesar de todo, sus fuerzas de niño lo han hecho destacarse como toda una promesa en el fútbol. Juega en el Real Amistad como delantero y es un gran futbolista.
Campaña
Con la idea de llevar a David a hacer el tratamiento en las termas de Francia es que la familia inició una campaña para reunir al menos 10 millones de pesos.
"El tratamiento vale ocho millones y hay que costear los pasajes aéreos", apunta Cristina esperanzada en que esto resulte finalmente.
Para recibir los aportes de quienes puedan colaborar con David, Cristina Bórquez abrió una cuenta de ahorro en la Caja de Compensación Los Andes con el número 0542 003675-4 a nombre de ella.
10 millones de pesos necesita juntar la familia para costear el tratamiento y el viaje a las termas de Avène en Francia y mejorar la calidad de vida de David Castillo.