La mujer que preserva la identidad del pueblo mapuche en San Antonio
Celinda Mella Malhue es una dirigenta orgullosa de sus raíces y que vive en armonía con su entorno. Anhela el día en que los niños chilenos aprendan a contar hasta 10 en mapudungun. "Para allá vamos", predice.
Celinda Mella Malhue nació en la localidad de Bucalemito, en la comuna de Santo Domingo. Es parte de una familia campesina y tiene siete hermanos. Ella es la mayor. "Mi papá me hacía ojotas en el campo, las fabricaba con restos de neumáticos. Yo era el peón de mi papá, muchas veces había que trabajar en vez de ir a la escuela. Me escondía bajo un poncho para que no me vieran los profes", recuerda con nostalgia sobre sus días en el campo.
Su infancia la hizo como mapuche, sin saber que era mapuche, sin ponerle un nombre. "Mi abuela, tomando mate y alrededor de un fogón, nos contaba muchas historias, como la de la ruda, por ejemplo. A través de cuentos nos enseñaban para la vida. Estábamos en sintonía con la naturaleza y conocíamos las hierbas medicinales del entorno", cuenta.
A la ciudad
Como consecuencia de la reforma agraria, su familia tuvo que emigrar del campo a la ciudad.
"Nos fuimos a San Antonio, al sector de Juan Aspeé. Llegamos con los chanchos, las gallinas, los cabritos y los corderos. Los vecinos alegaban. Los más chicos de la familia lloraban porque no se podían acostumbrar a la luz del entorno, era muy distinto. Todo era novedad, que el agua saliera de los grifos y no de un pozo lejano", rememora acerca del duro trance que significó dejar el campo.
Estudió en la Escuela 5 y luego hizo la enseñanza media en el Liceo Fiscal. Se casó y tuvo cuatro hijos. Ya es abuela de cinco nietos y uno más que viene en camino. Desde entonces vive en lo alto de Llolleo. Su casa tiene un jardín especial, hecho a la medida de sus afectos, con árboles nativos, maquis, araucarias y hierbas medicinales. Hasta papas saca de su pequeño jardín, confiesa con orgullo.
En un principio Celinda participó en el club del adulto mayor de su vecindad. "Siempre he trabajado en organizaciones sociales y gracias a Chau Negechen, nuestra divinidad mapuche, ha tenido muchas bendiciones, incluso fui a Roma a un encuentro con el Papa Juan Pablo II", relata.
En 2000 se formó Culaucan, la primera asociación indígena en San Antonio y la invitaron a participar porque su apellido materno, Malhue, es mapuche. "Nos inscribimos pero no sabía mucho de mis raíces. Empecé a investigar y mi apellido significa "lugar de corrales". Celinda se hizo responsable de ser mapuche, comenzó a informarse de las costumbres, de la medicina y de la lengua. "Me di cuenta que todo lo aprendido era lo mismo que viví cuando era niña. Antes vivía como mapuche y no lo sabía. Me fui descubriendo a mí misma, el tesoro estaba en mi propia historia", narra con emoción.
Integración
Entre 2009 y 2011 Celinda fue presidenta de Culaucan, que en lengua nativa significa brote rebelde.
"El objetivo era visibilizar que había mapuches en San Antonio, que no sólo están en el sur del país. Entonces quisimos participar en el desfile de Fiestas Patrias porque somos parte de la comunidad. Por primera vez desfilamos con atuendos, banderas, instrumentos y bailes. Repetimos al otro año. Al principio hubo recelo de una parte de la población pero había que decirles a las autoridades ¡aquí estamos!", explica.
Centro ceremonial
En 2016 se formó la red de emprendedores indígenas, que rápidamente agarró fuerza. Celinda también asumió como presidenta. "Tuve el apoyo de la organización, de todas mis lamngen (hermanas)".
En el Centro Ceremonial Indígena, ubicado en el sector de la población San Pedro de Llolleo, participan seis organizaciones. El espacio está abierto a la comunidad. Cuentan con paneles solares y están desarrollando un proyecto de alimentación saludable basado en la hidroponía.
"En conjunto con mis compañeras estamos cosechando kale, berro y cinco variedades de lechuga. La cosecha se vende a los restaurantes de Llolleo", cuenta.
Este mes Celinda entregará su cargo de presidenta pero seguirá como socia de la agrupación. "Siempre estaré ahí para ponerle newen (fuerza) a las cosas para que surjan".
Respecto al último incendio que afectó al centro ceremonial, cuenta que consiguieron el apoyo del municipio de San Antonio, desde donde se habrían se comprometieron a recuperar el espacio y reconstruir la infraestructura dañada. "También tenemos apoyo de la comunidad, quienes nos ayudaron con la campaña a luca por la rhuka. Todos los beneficios nos ayudan a reconstruir los daños del incendio, además de la estructura principal, los portones de acceso y los mesones", relata.
Como colectivo indígena han hecho varias exposiciones, donde sus miembros presentan sus emprendimientos. Yo hago licores artesanales, el preferido es el licor de maqui que recolecto en mi propia casa, cuenta Celinda También hacen charlas de medicina mapuche basada en la alimentación saludable y se está trabajando en la educación multicultural. Las comunidades mapuches de San Antonio participan activamente en las ferias que organiza la comuna. "Siempre vamos con nuestros atuendo, hay gente que se sorprende, incluso preguntan si somos de verdad. Le explicamos que somos gente de la tierra, que estamos en todas partes. Enseño mapudungun a la gente que nos visita, aunque sea una sola palabra. Ojala enseñaran la lengua en los colegios, como lo hace Paraguay con el guarani. Hay voluntad de directores de hacer talleres de cosmovisión mapuche, pero debería ser obligatorio. Con que se logre que un niño, o pichi kechi como le llamamos nosotros, pueda contar contar hasta diez en mapudungun ya es un logro", explica.
Masajes en su casa
Celinda también es masoterapeuta y ofrece el servicio de masajes en su propia casa. "Hago masajes relajantes, decontracturantes y al colón. Durante las sesiones hago de sicóloga de los pacientes, escucho bastante a las personas que me visitan". Celinda hizo un curso en Sence de masoterapia con el objetivo de ayudar a las abuelitas. "Aprendí y además me sirvió de herramienta de trabajo. Me hice una camilla en la casa y atiendo abuelitos. Con la Conadi me adjudiqué unos recursos que me permitieron adquirir más implementos como música de relajación y más camas de masajes. Así fue profesionalizando el servicio, También hago baños con hierbas medicinales en un jacuzzi especialmene habilitado", invita.
Una mujer lider
Celinda Mella es una mujer que ha liderado las organizaciones con dulzura y mucho trabajo. En cada uno de sus proyectos imprime una energía positiva o newen que asegura el éxito de sus gestiones. Este mes de enero entrega su cargo de Presidenta de la Red de Emprendedores Indígenas de San Antonio pero sus compañeras ya le piden que continue por otro periodo. Ya se acostumbraron a seguir a esta mujer lider que cuida todos los detalles con dedicación y alegría.
Cuál es la clave del éxito de la organización mapuche en San Antonio?
El desarrollo de la comunidad depende de los que están a cargo. Hay que seguir luchando, no aflojar y las cosas resultan. Por ejemplo en el Centro Ceremonial estamos habilitando baño y cocina para recibir a turistas. Hay que ir avanzando, hay que crecer, no sólo mirar el pasado y contaminarse, no hay que guardar rencor. Hay que conseguir las cosas conversando, con paciencia. Hay que seguir fortaleciendo la identidad mapuche en la zona. Todo tiene que ser con respeto a lo que diga el otro. Tenemos que vivir en paz con la naturaleza, con las energías del entorno. No olvidemos nunca que un espíritu dañado es el que enferma al cuerpo.
xxx





