Emprendedor lleva un poco del puerto al barrio Franklin
Joven incursiona en el ámbito gastronómico en Santiago con un restaurante de comida chilena, pero con todo el estilo de la mejor picada de San Antonio.
"Vendiendo la pescá", "El chancho al hombro", "El futre" y "Estafado por el Estado".
¿Quién diría que los anteriores son nombres de platos en un restaurante?
Nadie.
A menos que alguien conozca a "El putamadre".
Vamos por parte.
Cuando tenía 12 años de edad el sanantonino Antonio Aravena Riquelme y su familia se trasladaron desde el barrio de Bellavista, en San Antonio, a Santiago en busca de mejores perspectivas laborales.
Le costó a Antonio, porque tiene un vínculo especial con este puerto, pero las circunstancias lo llevaron a moverse a la capital y salir adelante. Pese a que él no entendía ese cambio, pues era muy niño, aceptó las nuevas circunstancias.
Eso sí, el vínculo con este puerto nunca lo perdió y cada verano regresaba a la casa de sus abuelos para sus vacaciones y estar cerca de esta cultura portuaria que a él siempre lo ha atraído.
Emprendimiento
Guiado por su abuelo Aurelio Riquelme, Antonio comenta que desde chico recorrió los diversos locales sanantoninos. Esos recintos donde se vivía la cultura porteña local, con platos abundantes y baratos, con vinos buenos y otros no tanto, con cantores mostrando su arte y con personajes fácilmente reconocibles.
Por eso también se encontró con ese ambiente y con esa comida especial.
De ahí que siempre tuvo en mente lanzarse con un emprendimiento en el ámbito gastronómico. Eso era un sueño, un anhelo que lo motivaba a seguir adelante y que lo desveló por las noches.
Eso hasta ahora.
Sí porque en diciembre pasado este sanantonino avecindado en la capital dio vida al restaurante "El putamadre" en pleno barrio Franklin, un sector que en el último tiempo ha tenido un auge gastronómico de la mano de iniciativas nacionales y extranjeras que le han dado nuevos bríos a ese barrio santiaguino tradicionalmente relacionado con los mataderos que antaño cumplieron ahí sus funciones y con el enorme persa Bío Bío, que cada sábado recibe a cientos de visitantes.
"Aquí ofrecemos comida típica chilena y música en vivo", cuenta Antonio y agrega que "el cantante Chinoy ha venido dos veces a cantar aquí. Como él es sanantonino, está como en su casa, andamos en la misma sintonía, su abuelito era dirigente de un club de fútbol y mi abuelo era integrante del club de rayuela Avance. Ha tocado su música en vivo y ha tenido una muy buena recepción".
-¿Dónde se encuentra tu restaurante?
-Nuestro local está en la calle Franklin 193 en un barrio de moda. Este sector ha crecido mucho y han venido a hacernos notas porque somos la picá revelación del barrio, tenemos nuestro estilo y tradicional.
-¿Cómo comenzaste?
-Puedo decir que desde que tenía cinco años tenía en mente poner un boliche, porque mi abuelito siempre lo quiso también. En septiembre pasado arrendamos un local y abrimos el 7 de diciembre. Desde ese periodo hasta ahora nos hemos hecho un espacio y generado muy buenos comentarios.
-¿Qué tal ha sido la experiencia?
-Muy buena. Siempre estuve ligado al tema, no directamente con un restaurante, pero en el fondo siempre con mi abuelo recorríamos los locales y cantinas de San Antonio. Me gustó esa onda, ese estilo de local, de pueblo antiguo, con la onda guachaca, bien cultura popular, bien sanantonino.
-La pregunta es obvia ¿por qué el restaurante se llama "El putamadre"?
-Es mi abuelo Aurelio cuando encontraba gente que era muy traviesa o muy pícara, él decía que era un putamadre. Él ocupaba mucho ese término. El fue socio honorario del club de rayuela Avance y trabajó durante mucho tiempo como jardinero en Santo Domingo. A esa pega dedicó toda su vida. Tenía su casa en la calle Mirasol 718 de Bellavista. Yo crecí en ese barrio y estudié en la escuela de ahí.
-Siempre ligado a San Antonio...
-Me encanta San Antonio. Yo era de esa generación de niños que jugaba en la calle, que recorría los barrios. Éramos bien callejeros en realidad.
Experiencia
Antonio Aravena comenta que cuando estudió Filosofía en la universidad aprovechó la oportunidad de trabajar como garzón, instancia en la que aprendió el tema del servicio y le tomó el gusto a esta pega.
Confiesa que "en el fondo uno no lo hace tanto por el dinero, sino por entregar a la gente algo bueno, algo que los deje contentos gracias a un producto de calidad. Eso nos hace felices a todos aquí en el restaurante, desde los que trabajan en la cocina, los garzones y a todos en general. Queremos que los clientes tengan un momento agradable, que coman algo rico a un precio justo. Nos preocupamos de eso, de tener precios populares y comida de buena calidad.
-¿Cómo este restaurante se diferencia de las otras opciones que hay en el barrio?
-Mira, aquí en este sector uno puede comer en cualquier lado un completo o algo de comida rápida, pero nosotros proponemos comida casera, con ese sabor de cada casa. Además tenemos una ambientación especial. El local recuerda esas cantinas antiguas y tiene ese espíritu de los clubes de rayuela de San Antonio. En nuestra cocina tenemos platos que se pueden relacionar con la comida de todo el país, desde el norte hasta la zona centro y sur. Es comida
tradicional; en el fondo, lo tomamos como un rescate patrimonial.
-¿Cómo es eso?
Aquí no tenemos churrascos ni papas fritas, nada de eso. Buscamos lo tradicional, recetas antiguas Por ejemplo , tenemos el causeo minero, que es lo que comía la gente el siglo pasado en el norte. De la mano de nuestro chef logramos rescatar muchas recetas. Además, eso se acompaña con nuestro recinto que es bien especial. Estamos en una casa de 100 años, con un patio central y un espacio para que los artistas que lo deseen puedan presentar su trabajo en vivo. Por ese lado rescatamos lo arquitectónico, mejoramos la casa y eso nos permitió tener patente de alcohol para acompañar las comidas con una copa de vino o algo especial.
-¿Qué esfuerzo implica tener un restaurante como este?
-Hay un esfuerzo económico. Fueron hartos años de ahorro persiguiendo un sueño con mi mamá Alicia. Ella es mi socia e hija del "Putamadre". Siempre le decía que hiciéramos algo para no marcar el paso, algo para honrar la memoria de mi abuelo con algo de nosotros, con nuestro origen. Amamos San Antonio y por eso hicimos este local que tiene esa onda de los barrios del puerto. Mucha de la decoración son cosas que estaban en la casa de mi abuelo. Cuando viene la familia es como si estuvieran en su casa y eso es lo que pretendemos lograr.
-¿Cuáles son tus proyecciones?
-Quiero llegar a la lista de los top 100 restaurantes de Chile. Este es un establecimiento con precios de picada, tiene lo popular de la cultura chilena. Por eso tenemos platos con nombres como "El navegante desquiciado", inspirado en un local que mi tío tiene en San Antonio. Allí pasábamos las tardes con mi abuelito jugando brisca, tomando algo La gente va a ese local y toca rancheras, canta y mi tío está feliz ahí. El fue marino mercante mucho tiempo y bautizamos esa preparación en honor a él. También "El weón vaca" que se hace con cola de vaca cocinada al vino tinto por horas y va en una base de papas nativas. "Porotos comen los rotos" es una hamburguesa de porotos con mermelada de pimiento y mayonesa de cilantro. Y así varios otros.
Invitación
Antonio hace una invitación muy especial a los sanantoninos que lleguen a su restaurante.
"Tendremos una atención especial para los sanantoninos. Para nosotros es un orgullo hacer esa atención y demostrar que uno puede salir adelante siendo de San Antonio, quizás y por qué no decirlo, ser una especie de ejemplo", dijo.
"De repente tenemos pocas esperanzas de triunfar, pero sí se puede. Cualquier persona lo puede lograr, nosotros no somos de familia adinerada, somos gente humilde y de trabajo e igual tiramos pa' arriba", dijo este emprendedor.