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La vida no tan dulce de la sanantonina que vende algodones dulces hace 18 años

Joa Leppe ha sufrido la muerte de dos maridos y hace pocos días le extirparon un riñón. "Hay que agradecer a Dios por estar viva", dijo.
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Raúl Abarca Pailamilla

Joa Leppe Silva tiene 70 años y todos los días se levanta a las 6.30 de la mañana. Vive en un escondido pasaje aledaño a la ex Escuela 1. Allí comienza a trabajar en los tradicionales algodones de azúcar que prepara hace 18 años.

Dice que los hace porque le gusta su trabajo y también porque de alguna forma se conecta con la persona que le enseñó esta actividad, la que con el paso del tiempo se transformó en el único sustento económico para Leppe.

"Mi marido los hacía antes que muriera. Después tuve que empezar a trabajar en esto", dice con emoción mientras una lágrima comienza a correr por su mejilla.

El dolor ha estado presente insistentemente en la vida de esta sanantonina de calle O'Higgins.

"A él (su marido) lo conocí en la iglesia. Somos muy cristianos en mi familia. Era una muy buena persona y muy buen papá. No tuvimos hijos. Cuando nos conocimos, él tenía dos hijos y yo también dos", describió.

Juan Díaz estuvo casado con Leppe durante 14 años hasta que un rebelde cáncer le ganó la batalla y falleció el 2009 causando un profundo dolor en quien fue su pareja por casi una década y media.

"Fue muy doloroso para mí perder a mi marido. Él era una muy buena persona y cuando lo conocí me vine con él a San Antonio. Vivimos en calle Asturias y desde ahí bajábamos al centro de San Antonio a vender los algodones", agregó.

Hoy los años han pasado y la salud de esta sanantonina se ha deteriorado.

"Antes iba con la máquina a San Antonio y hacía los algodones ahí mismo. Pero vivo en un cerro, tengo problemas de salud y se me hace casi imposible ir con el carro. Ahora hago en mi casa los algodones y después solo bajo a venderlos", afirmó.

Hace pocos meses a Leppe le diagnosticaron un tumor en uno de sus riñones.

"Me dio miedo. Mi primer marido (Juan Muñoz) falleció de un problema a los riñones. Cuando me dijeron que tenía un tumor me asusté. Gracias a Dios encontré apoyo en la iglesia a la que pertenezco. Ellos me ayudaron y me dieron mucho ánimo cuando perdí a mi segundo marido y cuando estuve enferma", agradeció esta mujer.

Debido a esta situación, Joa Leppe desde muy temprano comienza a preparar los algodones dulces en su domicilio para que grandes y chicos disfruten de esta tradicional golosina.

"Me levanto como a las 6.30 y hago los algodones dulces. Ahora como no estoy muy bien de salud los echo en un vaso plástico que después lo sello. Eso lo hago en la mañana, en total son como 200 vasos de algodones los que hago diariamente. Me llevo haciéndolos toda la mañana", agregó.

Una vez que termina esta tarea, esta esforzada sanantonina se instala en avenida Centenario para endulzar la vida a los transeúntes que se les hace casi imposible no tentarse con este tradicional producto.

"A la gente le gusta mucho. Igual hay algunas personas que piensan que vendo jugos a donde lo ven en el vaso y con diferentes colores. Les digo que es algodón dulce y no me creen o me miran con cara rara. Piensan que es el algodón para curarse las heridas... les explico que se hace a base de azúcar y diferentes colorantes", cuenta entre risas.

Programa

La muerte de sus dos esposos en un capítulo bastante triste en la vida de esta adulta mayor de Linares, quien con esfuerzo y mucho sacrificio ha sacado a sus dos hijos adelante.

"De Linares me fui a Santiago con mi primer esposo que se llamaba Juan Muñoz. Él, como te comenté, falleció y a los años conocí a mi otro esposo y nos vinimos a San Antonio", recordó.

-¿Cómo fue el cambio de llegar a San Antonio?

-Difícil. Nunca es fácil llegar a un lugar nuevo. Conocer gente y empezar a hacer una vida. Me gusta sí, pero a veces hace mucho frío. Eso es lo único a lo que todavía no me acostumbro desde que llegué en el año 2000.

Joa Leppe contó que "a veces uno sufre, pero también hay cosas buenas que a una le ocurren. Acá vivo en un buen lugar, he conocido buenas personas que me han ayudado bastante".

-¿Cómo le va con la venta de algodones?

-A veces bien y otras más o menos. Se ha visto poca gente en este verano. No ha estado muy bueno para los comerciantes, pero siempre cae algo. Yo me pongo afuera de la Coopeuch y también voy al carnaval que comenzó.

A mil pesos vende Leppe un vaso de medio litro lleno de algodón dulce en distintos colores.

"Como yo no puedo bajar el carro hasta San Antonio por mis problemas de salud y edad, lo utiliza un hermano de la iglesia y para la protesta de los pescadores resultó dañado por los costados, en donde va un plástico que protege del viento", comentó.

Hace nueve meses que esta mujer viene trabajando con ayuda del programa Familia, del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis), que es ejecutado por la Municipalidad de San Antonio.

Jorge Puebla, asistente social del municipio local, manifestó que "al programa ingresan personas vulnerables para brindarles consejería y apoyo en la actividad que desarrollan".

"Con Joa venimos trabajando hace aproximadamente nueve meses y ha sido muy gratificante poder ayudarla en el desarrollo de su trabajo", manifestó el profesional.

Para arreglar su carrito esta mujer recibió un aporte monetario de 300 mil pesos, el cual le permitió realizarle mejoras.

"Se le aportó con herramientas, ruedas, baterías para su carrito y eso se ha transformado en una importante ayuda para que Joa pueda desempeñarse en su trabajo", aseguró Puebla.

El asistente social explicó que "en este programa no se postula, ya que el mismo Fosis trabaja con personas puntuales para ayudarlas en diferentes áreas, como salud, educación, trabajo, entre otras".

Precisamente gracias a esta ayuda, Joa Leppe hoy puede trabajar sin realizar un gran esfuerzo físico y poder "comer el pan de cada día".

"A veces Dios te da y otras te quita, pero hay que seguir para adelante, agradecer que uno está viva y con ganas de trabajar y querer siempre ser algo mejor. No sé hasta cuándo estaré, eso Dios lo sabe no más, pero yo seguiré trabajando para ser feliz, porque mi trabajo me gusta mucho", dice sonriendo pese a que la vida la hecho sufrir más de lo que ella hubiese esperado.

SÓCRATES ORELLANA
SÓCRATES ORELLANA
JOA LEPPE DICE QUE ES FELIZ PREPARANDO ALGODONES de azúcar PARA LUEGO VENDERLOS EN EL CENTRO DE SAN ANTONIO.
LA MUJER SE EMOCIONÓ AL RECORDAR A SU MARIDO FALLECIDO.
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algodones a domicilio

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No cabe duda que cada vez los cumpleaños de los niños son más producidos. Camas elásticas, juegos inflables y golosinas son necesarios para celebrar hoy en día el nacimientos de los hijos. "Muchas veces me llaman para que lleve el carrito a los cumpleaños y así los niños puedan comer algodones dulces. Lo único que necesito es que me vengan a buscar con mis cosas y luego que me vengan a dejar. Llama la atención en los cumpleaños el carrito y hasta los papás terminan comiendo algodones", explicó Joa Leppe quien hace 18 años prepara esta tradicional golosina. Para contactarse con ella lo pueden hacer las +56958900889

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