El emprendedor que se la jugó por los artículos personalizados
En 2008 Patricio Mena fue uno de los primeros en hacer tazones con imágenes. Luego de un receso producto de un problema personal, volvió a retomar las riendas de este negocio.
A mediados de 2017 el sanantonino Héctor Patricio Mena Olivares retornó a su trabajo fabricando y creando los más variados artículos personalizados que se les puedan imaginar a los clientes. Tazones, cojines, trofeos, poleras, relojes de pared, bolsas biodegradables y platos, entre otros, eran algunos de los productos que el emprendedor podía realizar en menos de una hora para tenerlos listos para ser presentados.
Un problema personal (se separó de su ex señora y volvió a vivir a la casa de su madre en el sector de Barrancas) había sido el causante del receso en este negocio que empezó durante 2008, cuando Patricio Mena se dio cuenta que la impresión de tazones personalizados podía traerle buenos resultados.
"Estuve estudiando en Santiago y allá comencé a ver los primeros productos personalizados de tazones que estaban saliendo. Entonces cuando se venía el Día de la Madre en mayo del 2008, me la jugué y compré una máquina y tazones para vender en esta fecha. Comencé a ofrecerlos en los colegios de San Antonio y, como me fue tan bien, me llegó un capital importante que no me lo esperaba y se me abrió una nueva oportunidad. En agosto de ese mismo año coloqué una tienda en la avenida Barros Luco y adquirí máquinas para platos y otros productos personalizados", detalla el sanantonino, quien bautizó su negocio como "Personalizados Chile".
Comienzo en barrancas
En Barros Luco se hizo de una clientela importante e incluso empezaron a llegar pedidos desde otras regiones.
"Pese a que en ese tiempo no se movía tanta gente por Barrancas como ahora, igual me hice de clientes que fueron conociendo mi trabajo. Incluso empecé a enviar trabajos fuera de San Antonio, ya que, además, hice una página web donde la gente se fue interesando y así podían encargar algo desde cualquier punto del país", explica el trabajador que lamentablemente durante el 2009 sufrió un inesperado hecho que derrumbó todo lo que había progresado.
"Entraron a robar al negocio y perdí algunas de las máquinas para trabajar. Es ahí cuando decidí cambiarme al local 6 de la Galería Manzur, en el centro de San Antonio, donde estuve hasta 2012. En ese tiempo era uno de los únicos que realizaba este tipo de trabajos personalizado", cuenta Patricio, agregando que "tengo que reconocer que en esos momentos me estaba yendo muy bien, pero lamentablemente entré en una depresión luego de un quiebre emocional con la pareja que tenía en ese entonces y decidí cerrar el negocio y llevarme las máquinas a la casa de mis padres".
Durante este receso, se dedicó a diferentes labores como guardia de seguridad y trabajador portuario, ya que cuenta con el carnet rojo.
"Después vendí todas las máquinas y quedé sin nada. Pero en 2017 retomé el trabajo personalizado ya que varios clientes me preguntaban cuándo volvía, puesto que tenía buena clientela en Santiago y Valparaíso, así que me puse a trabajar full. Compré nuevamente las máquinas, tenía las vitrinas y algunas cosas que había guardado y así fui armándome de nuevo", recuerda.
Productos turísticos
En esta segunda etapa realizando artículos personalizados, Patricio Mena empezó a destacar en sus productos el auge del turismo a lo largo del Litoral Central.
"Hago mucho producto turístico promocionando San Antonio y harto material se ha ido al extranjero a países como Suecia y Canadá, donde han llegado los cojines que hacemos con imágenes de San Antonio, Las Cruces, Santo Domingo. Tengo más de 250 productos distintos que hacemos y por eso que hay una importante variedad para que los clientes de otros lados puedan elegir", reconoce el emprendedor.
-¿Qué fue lo que lo motivó a retomar este trabajo de los artículos personalizados?
-He trabajado siempre de manera independiente. Me gusta trabajar con este tipo de productos y la verdad que me ha ido bien cuando lo he realizado. Y lo más importante es que cuando el cliente llega y ve el producto en sus manos, la cara de satisfacción de ellos es lo que quedo mirando y me deja contento, ya que cuando les regalen esto a sus familiares o amigos tendrán la misma cara de alegría al recibir el producto terminado.
-¿Todo lo que hace lo aprendió de forma autodidacta?
-Sí, de forma independiente y con mucha creatividad. Aprendí a utilizar programas como Photoshop, y se va aprendiendo más a medida que uno va manejando las técnicas para ir trabajando.
Nueva Marca
Las personas que están interesadas en conseguir algún producto de los que realiza este sanantonino, pueden ingresar a la página web www.zonapersonalizada.cl y ahí mirar detalladamente cada una de las alternativas que se ofrecen.
"Primero el nombre era Personalizados Chile, pero luego del tiempo que estuve en receso, volvimos con este nombre de Zona Personalizada. Todos los productos van con una etiqueta en la que destaca esta marca", admite el comerciante.
-¿Ha contado con algún tipo de financiamiento estatal o privado para realizar sus proyectos?
-En 2009 postulé a un capital Fosis y logré ganármelo. Pero de ahí no he vuelto a postular y la verdad que acá en San Antonio es poco el apoyo que hay a los emprendedores. Es por eso que en estos momentos estamos en conversaciones con ciertos negocios que hay hacia la costa del Litoral Central para instalar nuestros productos turísticos en dichos locales.
-¿Cómo ve el panorama actual en San Antonio respecto a lo que era cuando usted empezó en 2008?
-Creo que si todos pusiéramos un poco más de nuestra parte, se podría tener una ciudad mucho más turística. Por ejemplo, la otra vez estuve en el nuevo museo que hay en Cristo Rey, donde se me ocurre podría existir una tienda en la que se podrían ofrecer diferentes productos del museo o de San Antonio, o también a la salida de los cruceros que recalan en nuestro puerto. Yo me demoro 10 minutos en tener un producto listo, por lo que tendría las máquinas y en el mismo momento podríamos tener algo que se podría llevar algún turista como recuerdo. Pero para eso creo que faltan aún muchas puertas por abrir.