Los animales del triunfo
Una gaviota representa el premio máximo en el Festival de Viña. Pero en el mundo de los certámenes también aparecen leones, osos, colibríes, antílopes, águilas, caballos y hasta ornitorrincos.
Cuando partió el Festival de Viña del Mar, en 1960, el premio al intérprete triunfante era un simple galvano y quinientos escudos. Ese año, el ganador fue un olvidado Mario del Monte, con la canción 'Viña', de los autores José Goles y Mario Lira. Apellido profético, quizá, pues el segundo premio en darse fue la Lira de Oro, mucho más vinculada al ámbito del evento, toda vez que su nombre refiere al instrumento musical, y no al ave oceánica.
Partió entregándose al año siguiente, 1961, y perduró hasta 1968. Marco Aurelio, la Incomparable Cecilia, Fresia Soto y Ginette Acevedo la recibieron alguna vez.
La famosa Gaviota, el honor vigente, nació en 1969, 50 años atrás, y llegó para quedarse en el corazón de los fanáticos.
En un comienzo, sin embargo, hubo cierta resistencia al cambio. La gaviota no es un ave del todo representativa de Viña del Mar, decían. Por ser Puerto, era mucho más obvio asimilarla con la vecina ciudad de Valparaíso. Una flor, opinaban muchos, debiera ser la escultura del premio del Festival, aunque en ese tiempo el concepto de Ciudad Jardín no tenía el nivel de identificación y recordación que luce hoy.
La Gaviota definitiva fue diseñada en 1968 por Carlos Ansaldo y Claudio di Girólamo. Y en su extremo lleva una lira, para encadenarse con su homenaje predecesor.
Pero nuestra Gaviota no es el único animal convertido en metal que materializa un importante premio. Y una rápida revisión por el mundo del arte, el espectáculo y el deporte nos muestra que hay casi de todo, algunos menos y otros más importantes.
En la industria de la música, destaca el premio Dove (paloma), que se otorga a los más destacados exponentes de gospel. El León de Oro, creado en 1954, se entrega a los primeros lugares en distintas categorías en el destacado Festival de Cine de Venecia. La película mexicana "Roma" es la segunda latinoamericana en haberlo obtenido, recién en 2018. Antes, en 2015, fue alcanzado por la venezolana "Desde allá", protagonizada por el chileno Alfredo Castro.
También en el cine, en Berlín se lucha por el Oso de Oro, premio máximo del destacado festival de la hermosa ciudad alemana. Se entrega desde 1951 y "Central do Brasil" (1998) y "Tropa de elite" (2008) lo han obtenido en representación del país carioca. En el 2009, el film peruano "La teta asustada" también retornó a Sudamérica con el trofeo bajo el brazo.
En la modernísima ciudad china, desde 1962, se lleva a cabo el Festival de Cine de Taipei, evento donde se entrega el Caballo de Oro.
La literatura no está ajena a la lista de animales estilizados que se usan para congratular primeros lugares. En España se entrega el Premio Águila, en la modalidad poesía. También en la península, y quizá no tan famoso, se otorga bienalmente el premio Dragón de Aragón, distinguiendo a un intelectual que colabore en el estudio de la heráldica y la nobiliaria.
En Japón destaca el Falcon (halcón) Award de novela, ganado alguna vez por talentos universales como Cormac McCarthy, James Elroy y Toshihiko Yahagi.
También es muy apetecido el Premio Libélula Púrpura, de literatura juvenil, entregado por una organización estadounidense, en el que pueden participar autores de todo el mundo.
En la industria de la publicidad, el concurso más destacado es el francés Festival Internacional de la Publicidad, en el que se entrega el León de Cannes. En este encuentro se premia un sinnúmero de categorías, y Chile habitualmente está muy bien representado. Sin ir más lejos, en 2018 los publicistas de nuestro país obtuvieron nueve estatuillas con el acotado león estirando sus patas delanteras.
Y hablando de Chile, no es de extrañar que, así como la Gaviota de Plata, haya otros premios que pertenezcan a nuestra hermosa fauna, como la Medalla Colibrí, de literatura infantil, y el premio Espíritu Puma, que se entrega en Panguipulli, para deportistas sobresalientes.
Rarezas
Los trofeos o reconocimientos por un triunfo, artístico o bélico, empezaron a entregarse en la antigua Grecia. Proviene de la palabra trophaeum, que significa 'monumento a la victoria'. En un comienzo se trató de armas o estandartes arrebatados al rival, y se colgaban en homenaje a Zeus, a quien le atribuían el éxito.
Ligado al deporte está, quizá, el galardón más antiguo del que se tenga registro: la Corona de Laurel, aún hoy, miles de años después, concedida a los deportistas. Hoy lo vemos como normal, dado el tiempo que lleva vigente.
