El maestro creativo de un parque de clase mundial
En el Tricao de Santo Domingo, recientemente abierto a todo el público, hay un sello en las construcciones que le da una impronta al lugar. Esta marca irrumpe en todas partes y es la huella que deja el trabajo artístico de Narciso Cabrera, un leydano que construye imaginando.
"Yo soy de Leyda y ahora vivo en El Sauce (entre Leyda y Malvilla) en una parcela. Tengo casi 50 años y mi historia es larga, porque he trabajado en un montón de partes. Lo mío es ir a trabajar donde hay algo nuevo. Cuando los trabajos no eran novedosos para mí, me retiraba. Empecé a trabajar a los 11 años, me salí del colegio para ponerme a trabajar. No estudié nada y la vida me fue enseñando. Así fui surgiendo. Al principio trabajamos en el campo, en ese entonces el fuerte era hacer carbón y cortar bosques. Antes que llegaran las empresas a la zona era común trabajar en fundos, alimentando animales".
Narciso Cabrera Rojas confiesa que nunca le gustó trabajar apatronado porque siente que con un jefe se gana menos plata en su rubro. "Con eso en mente me aventuré muchas veces y aprendí mucho en el recorrido. Ahora sé muchas cosas. Fui a varios países y trabajé en variadas ocupaciones. A veces iba sin saber lo que iba a hacer. Además del trabajo en el campo, cargué sacos en la pesquera y en Pomaire me puse a fabricar jarrones".
Con el terremoto del 2010, este leydano se dio cuenta que había una gran oportunidad laboral en la reconstrucción en la zona. En ese tiempo estaba trabajando en los olivos de la empresa de aceites Deleyda. "Ahí hice el portón, algunos muros, la pesebrera y el punto de ventas. Cuando terminó ese trabajo, me llamaron del parque Tricao. Me dijeron que habían conocido el trabajo que había hecho en Deleyda y me fueron a buscar".
Corría el año 2011 cuando empezó construyendo senderos y terrazas en el parque Tricao, ubicado en las cercanías del condominio Las Brisas de Santo Domingo. "Ahí conocí al dueño, Eduardo Fernández León. El hombre empezó a decirme lo que quería y le tomé la mano altiro. Con el dueño nunca se sabe, de la nada se le ocurre cualquier locura, según reconoce él mismo, y yo solo tengo que ejecutar. Él es una excelente persona, es abierto y se le puede expresar la opinión. Si le gusta una idea, te apoya. Hay buen diálogo y tenemos una cercanía casi familiar. Eso también me ha permitido quedarme acá. El otro día me reconoció en una entrevista que le hicieron en El Mercurio. Agradezco sus palabras".
De todo
En el parque Narciso Cabrera fabricó puentes con formas especiales, terrazas de varios niveles, senderos sobre humedales, una red de miradores; habilitó una playa artificial e hizo decoraciones con fierro forjado, además de la limpieza de un terreno que estaba invadido por zarzamoras. Su mano de artista está detrás de cada detalle y ha sabido sortear las dificultades propias del entorno, que hacen que la construcción sea difícil. "Hemos avanzado bastante en ocho años. Todas las construcciones siguen el estilo irregular propio de la naturaleza. Ningún palo es igual al otro. En las formas de las construcciones, ninguna tiene sus medidas cuadradas, es el estilo Tricao, como le digo yo".
En familia
Este maestro-artista trabaja junto a su familia, especialmente en la época de verano. "Mis hijos, Narciso (24) y Martín (21), me apoyan en las labores de construcción. Ellos han aprendido de mí y les fue gustando el trabajo. Saben hacer de todo. En las vacaciones me vienen a acompañar. El menor me ayudó con las balsas que los visitantes usan para navegar en la Laguna Tricao. Las balsas tienen mesas para servirse algo durante el trayecto y pueden soportar hasta tres toneladas de peso".
Padre de un crack
El hijo mayor de Narciso Cabrera, que lleva su mismo nombre, es jugador de fútbol profesional y milita en el SAU. "Él sacó algo de mí, porque es bien aventurero. Yo cachaba que le gustaba el fútbol y todos los amigos míos me decían que tenía talento. Entonces lo metí en una escuela de fútbol en Melipilla. Estuvo tres meses y se lo llevó el Colo Colo. Como yo trabajaba, tenía que pagarle a alguien para que lo llevara. Estuvo hasta los 17 años en el club albo. Después fue papá y tuvo que apechugar. Entonces buscó equipos más cercanos y llegó al SAU donde lleva tres temporadas. Yo le digo que tiene que ponerle pachorra. Voy a verlo al estadio. Este año hay hartas expectativas, porque el equipo tiene todo para tirar para arriba", afirma esperanzado.
De Clase Mundial
El aviario del Tricao, donde Narciso participó activamente en la construcción del espacio, abrió sus puertas en 2018, siendo una idea original de su dueño Eduardo Fernández León. Es el aviario de vuelo libre más grande de Sudamérica. Esta construcción le dio un impulso a todo el parque. Tiene dos hectáreas de superficie que se despliegan sobre una quebrada natural de bosque esclerófilo que está recubierta por una malla de acero inoxidable traída desde Inglaterra. Hay más de 50 especies exóticas, con más de 700 ejemplares.
Un equipo profesional está al cuidado de las aves, que en su totalidad vienen de ambientes en cautiverio. Por eso, deben ser alimentadas con néctar, granos y semillas. El objetivo es adaptarlas al clima de la zona, aun cuando provengan de latitudes tan lejanas como Borneo, Sudáfrica o Brasil.
Las aves tienen un periodo de adaptación al nuevo ambiente. Es un proceso lento y varía de especie en especie, extendiéndose desde los 15 días hasta los dos meses. Cada una posee un anillo y una ficha con su historial. La adaptación llega cuando el ejemplar se alimenta por su cuenta y ya se atreve a salir a explorar. Están ubicadas en tres niveles diferentes. Por ejemplo, al nivel del suelo es común ver faisanes. Un poco más arriba cantan los loros de colores, que les gusta volar por las copas de los árboles. No hay rapaces para mantener el equilibrio en la población. Resulta asombroso ver los mismos árboles de siempre con aves de distintos colores y sonidos extraños. El recorrido por el aviario dura una hora.
Naturaleza y Deporte
El parque Tricao abrió sus puertas al público el 17 de enero pasado y hasta la fecha ha recibido 13.200 visitas. Todo lo administra la Fundación Parque Tricao y trabajan unas 30 personas. En sus detalles han aprovechado los talentos locales, como el de Narciso. Por ejemplo, los muros de piedra fueron elaborados por los canteros de Lo Gallardo.
El parque tiene una superficie de 120 hectáreas y se suelen hacer eventos deportivos de relevancia como competencias de triatlón, ciclismo, corridas, carreras de botes inflables y enduro de caballos, entre otras actividades.
Los expertos recomiendan vivir una experiencia de día completo. Además del aviario, hay circuitos para bicicleta de 30 kilómetros, paseos en kayak y en balsa por la Laguna Tricao, una cafetería, un humedal y una red de miradores que permiten apreciar toda la belleza del lugar. También existe una zona de quinchos donde se puede disfrutar un asado o hacer un picnic.
La entrada al público general cuesta 6.000 pesos, y 3.000 pesos adicionales para visitar el aviario. El parque está abierto para visitas de colegios para educación ambiental y grupos vulnerables de la sociedad. La reserva de los tickets es en Tricao.