La emprendedora que abrió su academia de manicure
Alejandra Olivares (35) estudió esmaltado acrílico en Santiago, hoy realiza dicha actividad y además da clases.
Alejandra Olivares (35) es una convencida de que la vida da oportunidades para aprovecharlas.
Instaló su propia academia llamada "Micaela Alejandra" en el centro de San Antonio, donde realiza trabajos de manicura y cursos de esmaltado acrílico.
"Partí en esto hace cinco años más o menos, pero no empecé a dedicarme al tiro al tema de las uñas, sino que antes maquillaba", dijo la sanantonina.
Hace casi seis meses que se estableció en su local en calle Gregorio Mira.
Los inicios
La madre de dos hijos de 13 y seis años, tuvo que meditar durante un tiempo si comenzar o no a aprender de manicure para expandir su rubro.
-¿Cómo se inició en esto?
-Conocí a una chica de Santiago con la que nos hicimos súper amigas y ella me dijo que debería dedicarme a la manicure con uñas acrílicas y todas esas cosas y yo tenía a alguien que me hacía las uñas, pero ella me insistió en que tenía que aprender.
-¿Ahí tomó la decisión?
-Algo así, ella conocía a unos expertos en maquillaje y en uñas y me llevó a conocerlos. Cuando vi el trabajo de mi profesor que era Álvaro, con el que hasta el día de hoy voy a clases, me enamoré de la técnica y ahí me encanté de todo.
La sanantonina comenzó a asistir a cursos al principio y después decidió tomar el curso intensivo de manicure en Santiago.
De a poco, el área del maquillaje fue cada vez quedando más de lado por esta manicurista.
"Me empecé a dar cuenta que si quería trabajar en algo, de manera más estable, el maquillaje no me iba dejar lo que esto me dejaba. El ámbito del maquillaje en San Antonio es muy mal pagado", detalló Olivares.
-¿Solo fue una cosa de atreverse?
-Exacto, porque sabía que el maquillaje no dejaba mucho, pero nunca me había dedicado al tema de las uñas tampoco entonces existía la incertidumbre de si esto iba a funcionar o no, pero me atreví y me alegro de haberlo hecho.
Las clases
Alejandra Olivares, al comenzar a asistir a clases en Santiago, debía estar en varias ocasiones junto a su profesora en el salón donde ella atendía.
"Cuando el lugar estaba muy lleno, ella me pedía ayuda, así de a poco me fui encantando con el tema de enseñar y por lo mismo fueron surgiendo las clases que realizamos acá", expresó la emprendedora.
-¿Siempre ha impartido usted las clases en San Antonio?
-Al principio lo hacía mi profesora, yo organizaba todo y ella venía a dictar las clases. Entonces con eso comencé a tener más práctica y a soltarme un poco cuando tenía que enseñar.
-Y en sus clases, ¿qué cree que es lo que más hay que destacar?
-Lo principal aquí es siempre seguir perfeccionándose y creer en uno. Siempre les digo a mis alumnos que con el taller que yo hago les estoy entregando varias cosas pero que con esos conocimientos pueden llegar muy lejos porque pueden seguir perfeccionándose pase lo que pase.
-¿Son extensas las clases?
-El curso de manicure de uñas acrílicas dura tres semanas, porque son seis clases pero se realizan dos clases a la semana. Enseñamos lo que muchos otros centros no, por ejemplo enfermedades en las uñas, tipos de hongos que son cosas que siempre hay que tener en cuenta en este rubro.
-¿Cree que es vital creer en uno mismo?
-Por supuesto, este es un rubro en que en ocasiones mucha gente te critica, pero si yo por ejemplo me hubiera dejado llevar por eso, no habría conseguido establecer y fortalecer la academia.
El área de manicure
En un principio todo partió como un hobby, que con el tiempo comenzó a ser el trabajo estable de esta emprendedora.
"Siempre lo veía como una hobby, algo para distraerme y salir del paso como un poco de dinero extra. Antes vendía ropa en Facebook y ese era mi trabajo, esto solo una distracción", agregó Olivares.
-¿Cuándo la manicure se vuelve un trabajo más fijo?
-Cuando empecé con el tema de las uñas, me empezó a ir cada vez mejor, aunque claramente al principio costó, pero seguí ahí hasta que me afirmé.
-¿Dónde se encontraba antes de estar ubicada aquí?
-Al principio atendía a domicilio, después preferí cambiar a mi casa. El último lugar en el que estuve fue en una peluquería en Llolleo, durante dos años, hasta que me vine en septiembre del año pasado para acá.
-¿Cuántas personas suele atender en un día?
-Lo mínimo que llego a atender es entre dos y tres personas al día y lo máximo entre siete y ocho, teniendo en cuenta por ejemplo una hora cada persona.
Los sacrificios
La manicurista, no solo se dedica a su oficio, sino que también al cuidado de sus dos hijos.
Por lo mismo, asegura que este trabajo tiene sus beneficios y desafíos.
-¿Qué es lo más pesado en este trabajo?
-El tiempo de fiestas, en diciembre más que nada, durante casi dos semanas desaparezco de mi casa y no puedo estar con mis hijos.
-¿Viene más gente en esa fecha?
-Exacto, las galas en los colegios, las licenciaturas, navidad y año nuevo son muy intensas. Ahí atiendo de lunes a lunes, puedo estar desde las nueve de las mañana hasta cerca de las dos de la mañana del día siguiente, se hace fila y aun así la gente te espera.
-¿Implica mucho eso en el ámbito familiar?
-Mucho, son casi dos semanas en que no estoy con mis hijos. Me voy cuando ellos están durmiendo y cuando vuelvo es lo mismo. Son las fechas en que mejor me va, entonces ellos lo entienden.
Sin embargo, la sanantonina explica que durante este tiempo dedica todos los fines de semana a su familia porque "tengo un horario más acotado de lunes a viernes de 10 de la mañana a una de la tarde y después de tres a 19 horas".
Pese al sacrificio que conlleva el oficio de Alejandra Olivares, sabe que esta es la oportunidad que tenía que aprovechar.
"Todas las veces que me costó algo cuando comencé con la academia, pudieron generar que no siguiera adelante, pero yo quería conseguirlo, me lo propuse y lo logré", sostuvo la sanantonina.
-¿Se siente feliz con lo que hace?
-Soy muy feliz, por lo mismo creo que hay aprovechar todas las oportunidades.