La bailarina que llegó a la danza a través de un taller gratuito
Daniela Hernández fue invitada por una amiga al curso impartido en el Centro Cultural. Estudió interpretación en danza y coreografía y hoy es parte de tres compañías de la disciplina.
Daniela Hernández (32) se volvió bailarina por, lo que ella considera, una casualidad de la vida.
Cuando tenía 16 años comenzó a asistir a un taller de danza del Centro Cultural San Antonio, que era impartido por la profesora Marisol Rojas. Todo a causa de la invitación de una amiga.
Con el tiempo comenzaron a aflorar en ella las aptitudes y el gusto por la danza y por lo que podía llegar a hacer con su cuerpo.
Hoy, la intérprete en danza y coreografía de la Uniacc (Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación), es parte de varias compañías de danza y se desempeña también como profesora entre Santiago y San Antonio.
Inicios en la danza
Los primeros pasos de Daniela Hernández en la danza no se dieron hasta una edad muy avanzada en esta disciplina.
-¿Todo comenzó con el taller del Centro Cultural?
-Sí, mi amiga me invitó a participar y probé suerte. Con el tiempo, Marisol Rojas, que era la profesora, comenzó a darse cuenta que tenía aptitudes para esto.
-¿Cómo surge convertirse en intérprete?
-Cuando cumplí 18 años y tenía que salir del colegio fue que Marisol me dijo que tenía condiciones, cosa que yo nunca pensé que podía hacer. No me gustaban las carreras tradicionales y por Marisol llegué al Ballet Municipal de Santiago.
-¿Quedó inmediatamente allí?
-No, por la edad no calificaba en la escuela, era muy grande. Para comenzar a estudiar ahí tienes que tener entre seis y siete años y si aceptan a niñas más grandes son como hasta los 12 ó 13 y que ya traen un conocimiento previo.
-¿Y qué hizo en ese caso?
-Me aceptaron como alumna libre en el ballet de cámara, que ya no existe. Ser este tipo de alumna implicaba que tomaba las clases, pero no era evaluada.
-¿Cuándo comenzó a estudiar para ser intérprete profesional?
-Estuve en el Municipal durante cuatro años y ahí audicioné para una beca que tenían de danza en la Uniacc y quedé. Eso fue en el 2010.
Intérprete
Daniela Hernández egresó en 2013 y en 2014 se tituló como intérprete en danza y coreografía en Uniacc. Fue en 2012 cuando comenzó a desempeñarse como ayudante de ballet en la misma universidad.
Desde el año siguiente a su titulación comenzó a ser parte, como intérprete, de la Séptima Compañía de Danza Contemporánea dirigida por Luis Eduardo Araneda. En 2016 se incorporó al Ballet de Arte Moderno (BAM) dirigido por Luis Duque y Judith Jenkinson y también es parte de la Compañía de Danza Infantil dirigida por María Almarza. Además, es parte de la Academia de Danza Marisol Rojas.
-¿Qué cree que es lo más importante en su carrera?
-Me apasiona ser intérprete, expresar tanto con mi cuerpo y además poder estar bailando siempre.
-¿Qué siente con las clases?
-Por supuesto me gusta también enseñar, pero creo que si no bailara no sería fiel a otra cosa que me gusta de mi profesión. Fuera de dar clases, yo sigo siendo una bailarina.
-¿Qué siente cuando baila?
-Me siento completa, es difícil de explicar, pero lo que siento cuando bailo me hace sentir que eso soy yo, como que no podría hacer otra cosa.
La familia
La familia de la sanantonina siempre la ha apoyado, pero de igual forma tuvieron algunos temores cuando ella decidió optar por esta carrera.
-¿Fue muy difícil que aceptaran la decisión?
-Estaban un poco reacios al principio. A veces no se conoce mucho de la danza. De la nada dije que quería estudiar danza y antes no sabía lo que quería hacer; además, me iba súper bien en el colegio. Quizás hasta yo pensé en su momento en otra carrera.
-¿Qué gatilló la decisión definitiva?
-Principalmente que yo misma me fui dando cuenta que tenía hartas habilidades y condiciones que no conocía. De igual forma creo que comenzar a aprender cuando era más grande se me hizo más fácil.
El trabajo
Entre su trabajo en las tres compañías de baile y las clases de danza, la bailarina se divide todos los días entre Santiago y San Antonio.
-¿Se divide entre distintos estilos?
-Sí, totalmente. Las tres compañías de las que soy parte practican cosas distintas; por ejemplo, el Ballet de Arte Moderno hace neoclásico y clásico; la séptima compañía hace contemporáneo que es otro lenguaje y la compañía de María Almarza hace danza teatro y por otro lado, lo que hago en la academia de Marisol también es muy distinto.
-¿Cómo divide los tiempos?
-Trato de hacer calzar todos mis horarios, trato de trabajar en Santiago solo hasta las 15.00 y en las tardes doy clases de lunes a sábado acá en San Antonio. Si tengo funciones en la capital hay que hacer calzar los horarios aún más.
-¿Es importante seguir en San Antonio?
-Definitivamente. A un bailarín lo que más le importa es bailar y por lo mismo, he permanecido en Santiago. Si solo estuviera aquí no podría bailar, solo enseñaría y sentiría que no hago algo que fue para lo que estudié.
-¿Solo se dedica a bailar y enseñar?
-No, también hay ocasiones en que voy a eventos, pero otra de las cosas que hago es trabajar como modelo para fotografía de baile en distintos lugares.
-¿Ha realizado esas sesiones más de una vez?
-Sí, ahí trabajo con Óscar Seguel a quien lo han contratado desde Metro de Santiago y el Cementerio Católico en Santiago para hacer fotos.
-¿Qué cree que es lo más importante en esta disciplina?
-La rigurosidad principalmente y las ganas de hacer esto. Siempre les digo a mis alumnas y a sus papás que nadie está obligado a participar, porque puede pasar que las niñas que se inscriban después noten que quizás no les gusta tanto como pensaron.
-¿Puede una persona convertirse en bailarina pese a la edad?
-Sí, de todas maneras, si a uno le gusta y tiene condiciones no tendría por qué no poder. A mí me pasó y hoy me encanta vivir de esto.