"Es una película jugada y que no tiene vergüenza"
El cineasta y escritor Alberto Fuguet estrena hoy la provocadora cinta "Cola de mono".
Marcelo Macellari
La década de los 80 ocupa un lugar central en la obra literaria de Alberto Fuguet y ahora el también cineasta vuelve a esa época con el provocativo largometraje "Cola de mono", que transcurre en una calurosa Navidad de 1986, donde demasiado alcohol y el deseo sexual reprimido harán lo suyo, aflorando los secretos ocultos bajo la alfombra de una casa donde dos hermanos, Vicente y Borja (Santiago y Cristóbal Rodríguez Costabal), conviven con una madre castradora (Carmina Riego).
"'Cola de mono' es la bebida tradicional de los chilenos en Navidad, pero cola también es el nombre del insulto nacional hacia los gay. Hay un juego ahí, mientras que en Argentina al poto se le dice cola, así que allá también funciona el nombre. Y en Estados Unidos e Inglaterra gustó como sonaba y no lo tradujeron al inglés", cuenta Fuguet sobre el título de esta cinta que debuta hoy en las salas de cine locales.
Con recorrido
La película, inscrita en el género del terror y con varias escenas de desnudo y sexo gay, ya tuvo un recorrido por festivales, que le permitieron al director tomarle el pulso a la reacción de la audiencia.
"Cola de mono" fue estrenada mundialmente en el Festival Outfest de Los Ángeles y participó en la Competencia de Cine Chileno de Sanfic, donde obtuvo el Premio del Público.
"Le llamó la atención a los distribuidores, que se dieron cuenta que estaban pasando cosas con el público y que había una conexión. Y es así como la película se estrena en los multicines y también en las salas alternativas. No me parece mejor ni peor, sino distinto, porque cada uno de mis trabajos han encontrado su espacio", comenta el responsable de títulos como "Velódromo" (2010) y "Música campesina" (2011), quien no estrenaba una película en el circuito comercial prácticamente desde su debut en el largometraje con "Se arrienda" (2005).
-¿Qué público crees que se puede identificar con la película?
-Es complejo. Al principio yo pensaba que podía ser gente que gustaba de las películas de terror. Después pensábamos, que por la edad de los protagonistas, era un público joven. Pero a medida que la fuimos mostrando, nos encontramos con que era de más edad, sobre los 40. Gente que en definitiva vivió los años 80, ya sea como hombres descubriendo su sexualidad o como hijo. Una época sin Netflix ni Spotify, donde la gente se divertía en forma análoga, con libros, revistas, VHS y esperaba los estrenos del cine el 25 de diciembre".
-¿Por qué decidiste ambientar "Cola de mono" en los años 80?
-Ni siquiera lo decidí, yo creo que se decidió solo, al momento que yo escribí el libro "VHS", hace casi dos años atrás, donde empecé a recordar las películas que realmente me gustaban, las que me cautivaron. No películas de cine arte, sino trash, como las de Spielberg o adaptaciones de Stephen King, que eran las que me producían adrenalina. Eran producciones que mostraban sexo o moda, cosas que no aparecían en las películas de cine arte. Escribiendo "VHS" me conecté con ese cine que fue una ventana al mundo para mí y ahí se juntó todo y dije por qué no hacer una película como las que veía yo en los 80, ambientada en Chile en la misma época, pero no con militares y en tono neorrealista.
-En ese sentido, es muy diferente a las películas o series chilenas ambientadas en esa época.
-Es una película fina, pero trash. Es como si De Palma o William Friedkin, el director de Cruising, hubieran filmado aquí quise jugármela por una película chilena, pero de género. Me parece que se ha hablado mucho de Chile y de la dictadura, pero siempre se ha filmado de la misma manera. Esa época era una juguera, donde había de todo, VHS, las películas de Spielberg, pop chileno. Había una dictadura, entonces uno tiende a recordar todo en blanco y negro o sepia, porque el color es también sicológico. Había un horror en el país, pero yo quise recrear otro tipo de horror, el de tener una familia, el de represión y de que el enemigo también puede estar en casa. Pero además era la época en que triunfaba Madonna y la moda era fluorescente".
-Se dijo que "No ficción" y "VHS" habían sido tu salida del clóset literario. ¿Cola de mono lo sería a nivel cinematográfico?
-Eso es una manera que tiene el periodismo de reducir todo. Yo no lo veo así. Claramente es una película fuguetiana y en mi manera de narrar y rodar una película están presentes un montón de cosas. Está lo pop, está lo gay, lo chileno, lo internacional, los jóvenes. En ese sentido, "Cola de mono" no es tan distinta a otras películas que he hecho. Es sí, mi primera película de género, la primera de terror que hago, porque lo gay no es un género. Es una película jugada y que no tiene vergüenza.
-¿Cómo crees que vaya a reaccionar el público con las escenas de sexo gay y los desnudos?
-En el cine el sexo entre hombres siempre ha estado asociado a la violencia, a las cárceles. Aquí está asociado al deseo. Mi película está hecha para todo el mundo, no para un nicho, no para el público gay exclusivamente. Creo que el público es más inteligente y menos prejuicioso que lo uno piensa. Hay gente a la que le va gustar y a otra a la cual le va a cargar, depende de los rollos de cada persona. El país ha cambiado y es bueno que sea así. En Estados Unidos jamás verás actores jóvenes desnudos como en esta película. Los protagonistas de "Cola de mono" se enfrentaron a los desnudos con total naturalidad y sin ningún pudor.
La Estrella de Valparaíso