La "ex" de profesor asesinado revela "contrato de sumisión" y culpa a pololo
Johanna Hernández declaró durante la primera jornada del juicio oral que se sigue en su contra entregando antecedentes de su relación con quien fuera su esposo y las supuestas amenazas y malos tratos de Francisco Silva, coimputado en el crimen de su marido.
Pocos minutos después de las 9 de la mañana de ayer comenzó la primera jornada del juicio oral contra Johanna Hernández Vicuña y Francisco Silva Ales, imputados por la muerte del profesor de Villa Alemana, Nibaldo Villegas Gutiérrez, ocurrida en agosto de 2018.
Durante la primera audiencia, tras los alegatos de apertura, Johanna Hernández renunció a su derecho de guardar silencio y subió a estrado para declarar su versión de los hechos que la llevaron a enfrentar este mediático juicio por el que arriesga ser condenada a la pena de presidio perpetuo calificado en caso de ser encontrada culpable del delito de parricidio.
Tras el rechazo a la solicitud de su abogado defensor para que le quitaran las esposas, la acusada inició su relato, detallando cómo fue que conoció a Nibaldo cuando él era su profesor el año 2009; la hija que decidieron tener juntos, los desvelos de Nibaldo para construir la casa donde vivieron y los problemas de convivencia que, según dijo, comenzaron a tener a causa de los hijos, en especial el mayor de ellos, que iniciaba la adolescencia.
La acusada recordó que a fines de su práctica profesional conoció a Francisco Silva, con quien inició una relación paralela estando casada y conviviendo aún con el profesor Nibaldo. Francisco también tenía por entonces su pareja.
La mujer reconoció que mantuvo una relación paralela, al igual que Francisco y que a raíz de las presiones de este último tuvo un intento suicida en febrero del año 2018.
Johanna Hernández se quebró en un par de ocasiones durante su relato. Recordó entre lágrimas cuánto le afectó perder el cuidado personal de la hija que tenía con Nibaldo, tras permanecer internada una semana a raíz de su intento suicida y la denuncia de su esposo por "abandono de la menor".
Johanna Hernández asegura que Francisco, al conocer de la denuncia efectuada por Nibaldo, la apoyó diciendo que lo que había hecho era una "mariconada", que ese "huevón no debería existir" (sic) y que en cualquier momento "lo hacía desaparecer".
"Si bien ya habían existido episodios de violencia en contra mía en febrero cuando habíamos vuelto (todo a raíz de una carta que ella encontró de la pareja de Francisco) (...) Me fui a La Serena, y cuando regresé le pedí disculpas porque sentía que yo tenía la culpa, que me había puesto tonta", detalló.
Hernández acusó a su pololo de amenazas y violencia de género permanentes y que no le tomó importancia a las palabras que profesara en contra de Nibaldo pues "este tipo de hombres que nos pegan a nosotras son muy 'machitos' con nosotras, pero no son capaces de pararse con otro hombre igual...ahí se achunchan" (sic.).
Contrato
Además de las contradicciones en que reparó e hizo ver el fiscal José Miguel Subiabre al cotejar el relato de la acusada con sus declaraciones ante la Brigada de Homicidios el día de su detención, algo que llamó especialmente la atención de los magistrados de la sala fue la existencia de un supuesto "contrato de sumisión" al que hizo referencia Johanna Hernández durante su declaración.
De acuerdo a su relato, en este supuesto contrato, Francisco Silva decidía todo sobre ella. Le cambió varias veces el número de teléfono para que no tuviera contacto con Nibaldo. Él decidía cómo debía vestirse, cómo peinarse, qué debía comer y con quién podía hablar. Él tenía sus claves de whatsapp y messenger.
"Nunca denuncié porque sentía que en verdad yo tenía la culpa. Porque él me decía que no fuera a Peñablanca (donde Nibaldo) y yo igual iba", declaró la acusada.
Fue al término de su declaración y luego que Johanna pidiera perdón a los familiares de Nibaldo, que la acusada debió enfrentar las preguntas de cada una de las partes.
Fue en esa instancia en que la magistrado Mónica López inquirió a la acusada que profundizara en torno a ese "contrato de sumisión".
"Él decidía todo sobre mí si yo quería continuar con él (...) Me decía qué tenía que comer, él tenía algo con los gordos (...) Me llamaba cada una hora. Tenía que contarle lo que estaba haciendo (...) Yo le decía lo que estaba haciendo y él me hacía video llamadas y yo tenía que mostrarle. Eso también en nuestros actos sexuales, él decidía cómo y de qué forma", afirmó.
Violencia
Durante los casi 30 minutos que duró la declaración de Johanna, la acusada describió el perfil violento de su pareja - Francisco- a quien responsabilizó de ejecutar la muerte de Nibaldo. Johanna se excusó en el miedo que tenía de Francisco, que guardó silencio del crimen por miedo a perder a sus hijos.
La acusada asegura que fue para el día de su cumpleaños - el 1 de agosto -, nueve días antes del crimen, que Francisco le entregó como regalo un frasco con un polvo azul diciéndole que se trataba de su "camino a la felicidad".
"Le pregunté qué era y me dijo que no preguntara nada y que en la semana iba a tener órdenes, que me iba a decir lo que tenía que hacer", declaró la acusada. Días más tarde sabría que se trataba de clonazepam molido.
El miércoles 8 de agosto, Francisco le habría recordado que al día siguiente Nibaldo iría por la hija de ambos y que en esa ocasión le dijera que le celebrara el cumpleaños el día siguiente (viernes 10, el día del crimen).
Johanna,según su relató, obedeció una vez más. Nibaldo accedió a su petición. Concertaron un encuentro para ese viernes en la casa del profesor. Johanna habría cumplido con las instrucciones dadas por Francisco.
Nibaldo llegó con sushi y los ingredientes para preparar malta con huevo. Johanna llevó adelante el plan, disolvió el clonazepam en la bebida y fotografió en dos ocasiones a su esposo dormido y se las envió a Francisco.
Cuando Francisco entró a la vivienda, según Johanna, él se encargó de todo lo demás. Ella se mantuvo en el primer piso y Francisco subió al segundo donde se encontraba Nibaldo dormido.
"Él saca uno de los cuchillos cocineros. Lo quedo mirando y le pregunto ¿qué vas a hacer? y él me contesta, tú quédate tranquila aquí abajo y has lo que te mandé...no preguntes más hue... (...) Subió y se escucharon golpes, como que había una pelea. Escuché como Nibaldo decía 'qué hacis huevón enfermo'. Después de eso bajó Francisco todo ensangrentado. En una mano tenía el cuchillo, estaba todo ensangrentando. Le digo qué hiciste huevón y me dijo 'este conche... despertó así que le corté el cogote'. Quedé en estado de schock", declaró llorando.
Según el relato de la acusada, a ella Francisco sólo le ordenó limpiar todo con cloro y que incluso cuando pidió subir a ver a Nibaldo, Francisco se lo impidió.
Joahanna señala que logró subir a los 20 minutos después que bajó Francisco; vio un bulto sobre la cama ensangrentada.
Tras eso, relata, pusieron el cuerpo en una bolsa y manejaron hasta la playa Las Docas en Laguna Verde. Allí habrían dejado el cuerpo y Francisco habría quemado un par de bolsas de basura.
Según Hernández, a los cuatro días de haber participado en el crimen de Nibaldo Villegas, Francisco Silva la contacta para decirle que tienen que hacer desaparecer el cuerpo.
"Fuimos a su casa donde él salió con bolsas de basura y un serrucho. Llegamos al lugar, instaló cuerdas y cuando estaba abajo lo escuchaba quejarse y hacer fuerza. Luego subió con tres bolsas y las echó al maletero. Tomó el camino costero y tiró las bolsas más largas frente a la Plaza Rubén Darío, la otra la lanzó donde está una hélice en la Caleta El Membrillo", señaló Johanna en su relato.
57 minutos con 40 segundos duró la declaración de Johanna Hernández. Hoy es el turno de Francisco Silva.