Ramón Machuca cuenta cómo lo pasó en el momento más complejo de su vida
Este funcionario del servicio de Urgencia del hospital Claudio Vicuña y dirigente sindical sufrió un infarto al corazón. Agradece el cariño de la familia hospitalaria y espera una pronta recuperación para volver a trabajar en lo que tanto ama.
Ramón Machuca, el famoso Machuca, tiene 55 años y ya sufrió un infarto cardíaco, hace un mes. Eso lo ha hecho reflexionar sobre el cariño que le tienen en su lugar de trabajo, el hospital Claudio Vicuña de San Antonio.
"Quiero agradecer a toda la familia hospitalaria, estaban súper preocupados por mi salud y no me dejaron solo en ningún momento. Sentí todo el cariño que me tienen. Estoy muy contento con eso", expresó Machuca, quien se ha ganado la buena onda de sus compañeros de labores durante los 28 años que lleva trabajando en el centro asistencial local.
Además, actualmente se desempeña como secretario de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud de San Antonio, cargo al que llegó hace algunos meses por sugerencia de sus mismos colegas. "A los auxiliares nunca nos consideran mucho. Sin ser dirigente, conseguí que nos dieran uniformes y zapatos de seguridad. Ahí alguien me dijo que debería ser dirigente y me postulé", cuenta.
Infarto
Ramón llevaba una vida un poco más alejada de los excesos, alimentándose de la manera más correcta que podía: "de almuerzo comía ensalada con atún y cosas así". Sin embargo, insiste en que el infarto le pasó "por porfiado".
"El día anterior al infarto había tenido un turno de noche y en la mañana tenía que ir a una reunión del sindicato, entonces salí del turno y me tomé dos sobres de café con un poco de agua para aguantar. Llegué a la reunión y salió la típica '¿un cafecito?', Dije que sí, por supuesto. Seguí tomando café", relata.
Después de esa extenuante jornada laboral y sindical se fue a acostar. Despertó con un dolor en el pecho, pero se tomó una aspirina y se acostó a dormir de nuevo. "Si el dolor que me despertó era de uno a 10, después de la aspirina era cinco solamente. Hace rato que me venía doliendo el pecho, me tomaba una aspirina y se me pasaba. Incluso bromeaba con mis compañeros de trabajo, les decía que los iba a venir a penar al hospital", ríe mientras lo cuenta como chiste, ahora.
Después de esa primera aspirina volvió a dormir para despertar más tarde en condiciones riesgosas. "Desperté todo sudado, y si el dolor era 10 antes, ahora era 20. Sentía como si me estuviera aplastando una pata de elefante", recuerda.
De ahí se lo llevaron al hospital, donde sintió todo el cariño de sus compañeros. "Estuvieron conmigo en todo momento. Después me trasladaron a Valparaíso, allá también me estaban esperando como si fuese el presidente de la república", vuelve a bromear sobre lo ocurrido.
Historia
Ramón Machuca llegó en 1991 a hacer un reemplazo en el hospital sanantonino, después de ser desvinculado del, en ese entonces, Liceo Fiscal, donde se desempeñaba como auxiliar.
Desde los pasillos del hospital, le tocó ver todo tipo de pacientes, enfermos y accidentados. "Hay que tener de esto (apunta su cabeza) para poder tener un trabajo así. Acá se ve de todo, pero de todo Cosas que ni se imagina", confiesa sobre su labor.
Machuca se desempeñó un largo tiempo en Maternidad y ahora está en Urgencias del hospital local, lo que, sin duda, debe tenerlo lleno de anécdotas dolorosas.
-¿Qué es lo más difícil de trabajar en Urgencias?
-Lo que más me duele es cuando veo a niños pequeños sufriendo. Cuando entran accidentados o golpeados, ahí se me rompe el corazón, siento que me supera.
-¿Y cuál es el accidente que más lo marcó?
-Hace como 10 o 12 años, cuando recién estaban abriendo el Nuevo Acceso a San Antonio, hubo un accidente donde fallecieron varios internos del hospital. Fue un día súper triste para San Antonio, en especial para los que trabajamos en el hospital. Ese día me quedó marcado para siempre. Yo mismo fui a la emergencia.
Sindicalismo
Ser dirigente es algo que a simple vista se le da fácil, por su particular carisma y simpatía. Pero la verdad es que él se hizo cargo de la responsabilidad de representar a sus colegas, porque sintió que nadie lo hacía. "Nadie se preocupa de la planta de auxiliares. Los profesionales están bien organizados y se preocupan por ellos. Por nosotros nadie estaba hablando".
-¿Ha visto malos tratos al interior del hospital por parte de los profesionales de la salud?
-No todos, pero sí he visto pasar enfermeras, por ejemplo, que no saben pedir las cosas, cuando es tan fácil solicitarlas de buena manera. Más que eso, veo que las nuevas generaciones atienden al paciente con una mano y en la otra tienen el celular. Andan volando con el paciente sin pensar que es una persona delicada de salud. Pero son los menos, por suerte. La mayoría hace un gran trabajo.
-¿Ha cambiado el servicio de salud pública en estos últimos años?
-Yo creo que muy poco. Es que en el servicio de Urgencia la atención se demora. El auxiliar de servicio va buscar al paciente a la calle, lo lleva con la enfermera para que le tome la presión y todo eso, pero después tiene que esperar sí o sí al médico, y a veces el médico está ocupado y no lo puede atender altiro.
Auxiliar
A pesar de que su trabajo es complejo, a Ramón Machuca le provoca una profunda satisfacción estar al servicio de los pacientes. "A veces la gente solo quiere que uno lo escuche, porque lo está pasando mal. Yo atiendo hasta 100 personas diarias, y a todos les pongo mi máxima atención. Una vez mi señora se enojó porque pasó por al lado mío y no la saludé, y es que en ese segundo que la saludo, al paciente le puede pasar algo. Es muy delicado. Los enfermos merecen el máximo de atención".
Su función dentro del hospital parece simple, sobre todo cuando él la explica. "Nosotros andamos con el paciente, si el doctor lo manda a hacer un escáner, por ejemplo, nosotros lo llevamos en camilla o silla de ruedas, dependiendo de la instrucción". Sin embargo, ser un contenedor emocional para el paciente, no es un trabajo para cualquier persona.
Cuando Machuca habla sobre su empleo, se emociona profundamente. Se puede percibir que para él, su trabajo es importante, no solo para mantener a su familia, también porque él es quien entrega consuelo a los que están pasándola realmente mal, esperando una atención médica digna.
"Desperté todo sudado, y si el dolor era 10 antes, ahora era 20. Sentía como si me estuviera aplastando una pata de elefante",
Ramón Machuca, sobre el infarto
"Quiero agradecer a toda la familia hospitalaria. Estaban súper preocupados por mi salud y no me dejaron solo en ningún momento. Sentí todo el cariño que me tienen. Estoy muy contento con eso",
Ramón Machuca
"A veces la gente solo quiere que uno lo escuche, porque lo está pasando mal. Yo atiendo hasta 100 personas diarias, y a todos les pongo mi máxima atención",
Ramón Machuca





