El exviolinista de la Sinfónica que a los 92 años sigue regalando sus melodías
Vicente Bono Aravena se mantiene vigente gracias a que toca todos los días el violín en el patio de su casa, por lo que todos los vecinos se han dejado deslumbrar por su talento musical.
En la calle Condell de la comuna de Cartagena es habitual escuchar durante el mediodía las melodías de un violín que pareciera salir de un cuento. Se trata de la música que realiza a sus 92 años (25 de enero de 1927) el violinista Vicente Mario Bono Aravena, que cada vez que puede agarra su instrumento para deleitar a sus vecinos con ritmos clásicos.
"Lo hago también porque así me siento bien, ya que tocó desde chico. Hasta el último día espero poder tocar el violín, que es el instrumento que me ha acompañado prácticamente toda la vida", reconoce don Vicente mientras repasa su trayectoria musical que comenzó en Chillán de la mano de su madre, María Luisa Bono Aravena, una cantante y pianista.
Desde chillán
"Nací en Chillán, donde vivía en calle Constitución 876, en una casa en el centro de la ciudad. La vivienda era un legado que nos dejó mi abuelito y ahí vivíamos junto a mi madre hasta que ocurrió el terremoto en 1939 y nos tuvimos que trasladar a Santiago. Lo que sí, cuando pasó el terremoto, estábamos en Tomé, por lo que no nos afectó directamente. En ese tiempo mi madre, que era soltera, trabajaba como pianista y cantante en Concepción, por ejemplo, en el antiguo local Royal. Y el dueño de uno de los locales nos consiguió para irnos en el buque Maipo desde el puerto Talcahuano hasta Valparaíso. Nos facilitaron un camarote y ahí viajamos junto a mi madre hasta Valparaíso. Íbamos cerca de 400 afectados por el terremoto", hace memoria con una lucidez impresionante.
Una vez instalados en la capital, Vicente y su madre fueron trasladados a varios albergues transitorios. "Primero nos quedamos en lo que hoy es la Universidad de Santiago, ahí en la Alameda, donde nos tuvieron un mes y medio; luego pasamos a la escuela técnica número 1 que se encuentra cerca de la Quinta Normal; y así nos tuvieron varios meses hasta que se acabaron los beneficios para los afectados por el terremoto", recuerda el músico que había juntado un poco de dinero trabajando junto a su madre en los locales donde ella se presentaba en Chillán, por lo que con esos ahorros aguantó algunos meses más en Santiago.
"Cuando chico estuve enfermo con escarlatina y lo que hice fue tocar violín casi todo el tiempo en casa, y ahí mi madre me motivaba a seguir aprendiendo. De hecho, me daba Cocoa Raff (chocolate en polvo) cuando me dedicaba a estudiar con el violín y me aprendía alguna partitura. Y luego, cuando ella cantaba, también me presentaba yo junto a su conjunto y así me ganaba dos pesos de esa época por cada actuación. Yo a los 10 años ya podía presentarme junto a la orquesta por todo lo que había aprendido", detalla.
Dedicado a la música
Fue en la capital donde Vicente Bono comenzó a hacer carrera mediante la música y su pasión por el violín. Poco a poco fue haciéndose un nombre y empezó a ser contactado para presentarse en los más reconocidos locales nocturnos en las décadas del '40 y '50.
"Trabajé en los mejores negocios de entretenimiento nocturno. Por ejemplo, en 1943 llegué a la tradicional boite 'Goyescas' que se encontraba en calle Huérfanos, en el centro en Santiago. Recuerdo cuando cantó ahí la estrella argentina Libertad Lamarque y yo estuve acompañándola en el violín", relata el músico que tuvo sus primeras experiencias en la capital presentándose en el popular restaurante "El Jote", donde nuevamente su madre intercedió para que, a pesar de su corta edad, pudiera demostrar su talento interpretando tangos.
A la orquesta sinfónica
En 1958 Vicente Bono Aravena dio un salto importante para su trayectoria musical. Después de realizar algunas pruebas en las que dejó en claro su talento innato, fue aceptado para ser parte, nada menos, que de la Orquesta Sinfónica de Chile. "Entré a ser integrante de la Sinfónica y comenzamos a tocar en muchos lados. Fue una buena experiencia, incluso una vez tocamos con el destacado pianista nacional Claudio Arrau", acota el músico, agregando que "estuve en la sinfónica hasta 1985, cuando me jubilé".
El destacado violinista también tuvo la oportunidad de ser parte de varias orquestas que tocaban en vivo en las radios más populares de la época. "Me presenté en las radios Minería y Corporación con una orquesta en donde acompañamos a los mejores cantantes de la época, como Lucho Gatica, entre otros", cuenta con orgullo.
En cartagena
En 1985, después de jubilar con la Orquesta Sinfónica, Vicente Bono compró un terreno en Cartagena, en la calle Condell. Y hace poco tiempo cambió de residencia definitivamente: dejó su hogar en la capital y se vino a vivir a la comuna balneario.
"Mis hijas se habían hecho cargo de esta propiedad y así se había mantenido durante estos años. Pero ahora que estamos viviendo acá con mi mujer, María Merino Cancino, ("con quien llevamos 68 años juntos y tuvimos cinco hijos: María Rosa, Lucía, Vicente, Mario y Carlos", enumera de memoria") , nos sentimos muy tranquilos, aparte que todos los días sigo tocando el violín en el patio", reconoce.
-¿Qué melodías le gusta interpretar?
-Me gusta lo antiguo, todo lo que es música clásica, tangos. La gente acá ya me conoce en el sector, saben que soy el violinista. Lo malo es que hace poco me caí y ahora tengo que tocar sentado.
-¿Alguien de su familia siguió su legado musical?
-Mi nieta Danka Villanueva es la que ha seguido en la música y con harto éxito y talento. Ella toca todo lo que me gusta a mí y yo le enseño de los tangos y la música de mi época.
-¿Qué fue lo que más lo motivó para dedicarse al violín prácticamente durante toda su vida?
-Lo que más me motivó era lo que me hacía mi madre, que era obligarme a estudiar música, ya que ella instintivamente quería tener un hijo músico. Así que le agradezco siempre la pasión que me heredó por la música.
-¿A quién agradecería por esta larga trayectoria musical?
-Obviamente que primero a mi viejita que en paz descase, a mi señora, que me ha acompañado toda la vida, y a mi familia, sobre todo a mi nieta Danka que me está reemplazando ahora en la música.
"Trabajé en los mejores negocios de entretenimiento nocturno. Por ejemplo, en 1943 llegué a la tradicional boite 'Goyescas'",
Vicente Bono.
"Lo que más me motivó era lo que hacía mi madre, que era obligarme a estudiar música",
Vicente Bono.