Los secretos del éxito de uno de los carniceros más antiguos de Barrancas
Gracias a su negocio, Carlos Droguett ha conseguido las cosas más importantes de su vida, como educar a sus hijos, comprar su casa propia y, ahora, después de mucho esfuerzo, tomarse unas merecidas vacaciones en playas tropicales.
Carlos Droguett, dueño de la carnicería más antigua de Barrancas, heredó la tradición de su padre Hegidio. Fue él quien abrió la primera sucursal de la carnicería Mil Til en 1974. El nombre es en homenaje al fundo que Hegidio administraba por aquel entonces. Después del golpe militar había quedado sin trabajo y, como había que reinventarse, abrió un negocio de venta de carnes. En esa época Carlos era un niño que lo ayudaba en las labores diarias y siempre le gustó acompañar a su progenitor.
Un día su padre tuvo un accidente, camino a la feria, y tuvo que estar hospitalizado varios meses. Carlos, con sólo 14 años, se tuvo que hacer cargo del negocio familiar lo que le sirvió para aprender el quehacer de una carnicería. En la mañana, muy temprano, compraba los animales. Luego comenzaba con la faena del desposte de piezas y cortes. También había que hacer entregas, atender al público y proveedores y elaborar cecinas y embutidos. Con toda esa responsabilidad sobre sus hombros, igual le fue bien.
Independiente
Carlos estuvo 12 años en la carnicería de su padre hasta que se independizó y abrió su propio local en calle Tacna 317. "A esta calle la quiero mucho, me ha dado todo, acá nacieron mis hijos, tengo mi casa y mi carnicería. Esta aventura la he vivido a la par con mi mujer, Verónica Acevedo", confiesa al recordar sus orígenes.
En la carnicería Mil Til 2 venden principalmente carne de vacuno y cerdo. "Todo es nacional. Mis proveedores son de Osorno y Temuco, lo mejor que hay en el mercado", recomienda el decano de los carniceros de Barrancas. Como en esta carnicería despostan los animales, también es posible conseguir cortes antiguos como la cochezuela, el entrecot y la coluda.
"Con el tiempo también empezamos a producir elaborados de cerdo, gracias a la experiencia de los carniceros que han ido pasando por el negocio. Actualmente elaboramos cecinas y embutidos, arrollados de huaso, queso de cabeza, longanizas, entre otras cosas. Los viernes hacemos las prietas que tienen alta demanda. Como tengo buena clientela, la carne siempre está fresca. Es cosa de ver el color de los cortes que se exhiben en las vitrinas. En Mil Til 2 tenemos una identidad, una forma de hacer las cosas, que explica por qué la gente nos prefiere. Llevamos más de 40 años alimentando a la gente de San Antonio", comenta el experimentado comerciante.
La carnicería emplea a seis trabajadores, es decir, seis familias dependen del negocio. "Les he ido enseñando mi forma de ser carnicero. Me gusta que todos lleven uniforme, que estén todos impecables para atender el servicio", explica con convicción. Junto a una tabla de precios antigua, que guardan como recuerdo, hay un pequeño cartel que enseña: "Muchos ven mi progreso, pocos mi sacrificio".
Mil Til 2 es una carnicería limpia, sin olores ni aromas extraños. "Tal como lo hace la feria, todos los días nosotros montamos y desmontamos la carnicería", cuenta Verónica, la esposa de Carlos Droguett, que atiende la caja pagadora. "Siempre estoy atento a los olores, ya tengo el olfato calibrado, que me alerta ante cualquier olor anómalo. Para nosotros lo más importante es el higiene", recalca la mujer del carnicero.
A lo largo de su historia la publicidad de la carnicería ha sido el boca a boca. "La gente queda muy satisfecha con la calidad de nuestras carnes y la recomienda. Vienen de todas partes a comprar, hasta gente de Santiago", comenta su propietario. El local barranquino también es proveedor de importantes restaurantes de la zona, como el Juanita, que sólo para su fuente de soda compra 150 kilos de churrasco diariamente.
"El éxito que hemos tenido con este emprendimiento familiar de alguna manera lo compartimos con la comunidad. Ayudamos cuando la gente de verdad lo necesita. Habitualmente participamos en beneficios, apoyamos a clubes deportivos y auspiciamos encuentros de folclore. Siempre hemos apoyado a nuestra gente de San Antonio", cuenta con orgullo el carnicero.
Sus hijos
El mayor orgullo de Carlos y Verónica son sus hijos, de los cuales tres ya están recibidos. Sólo queda una hija, Fernanda, la menor, que cursa estudios de fonoaudiología. Pese a sus capacidades académicas, ninguno de sus hijos ha mostrado interés en continuar con su legado en la carnicería. Sin embargo, la esperanza no está perdida porque Carlos Droguett cuenta que hay un nieto, que muestra una temprana inclinación hacia la empresa del abuelo. Un día, jugando con plasticinas, el nieto comenzó a armar longanizas, tal como lo hace el abuelo en su negocio. Cuando le preguntaron qué estaba haciendo, respondió que se estaba preparando para abrir una nueva sucursal: la carnicería Mil Til 3.
Prestigio Nacional
Carlos Droguett, el entrañable carnicero de Barrancas, fue reconocido por sus pares a nivel nacional. Cuando Frigorífico Osorno celebró sus 80 años, la compañía decidió premiar a los mejores clientes a lo largo del país. El sanantonino fue uno de los escogidos por mantener una fluida relación comercial por más de 40 años. "Nos invitaron a Osorno, todo pagado, donde me entregaron un reconocimiento que ahora tengo en la pared del living de mi casa", cuenta.
-Después de dedicar gran parte de su vida a la carnicería, cuál es su balance?
-La carnicería me lo ha dado todo. He podido educar a mis hijos, tengo mi casa y mi negocio. Ahora, después de mucho esfuerzo, hasta puedo irme de vacaciones. Junto con mi familia he viajado por Chile, al norte y al sur. Luego fuimos a Argentina y Brasil. El último viaje fue a las playas tropicales de República Dominicana.
-¿Qué consejo le daría a los emprendedores de San Antonio?
-Como consejo, les sugiero que sean responsables con las labores en que están comprometidos. Que sean puntuales y que sean responsables con los pagos. La única forma de crecer es haciendo las cosas bien.
"La gente queda muy satisfecha con la calidad de nuestras carnes y la recomienda. Vienen de todas partes a comprar, hasta gente de Santiago",
Carlos Droguett.
"Llevamos más de 40 años alimentando a la gente de San Antonio",
Carlos Droguett.
"El éxito que hemos tenido con este emprendimiento familiar de alguna manera lo compartimos con la comunidad. Ayudamos cuando la gente de verdad lo necesita",
Carlos Droguett.
"La carnicería me lo ha dado todo. He podido educar a mis hijos, tengo mi casa y mi negocio. Ahora, después de mucho esfuerzo, hasta puedo irme de vacaciones",
Carlos Droguett.