Rafael Vallvé
Una original forma de recordar la resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet, y un valioso texto para añadir a la memoria histórica del país es el libro que presentó Myriam Carmen Pinto en el Espacio Patrimonial Parroquia de Fátima, en Las Cruces, lugar que eligió la autora como símbolo, ya que por entonces la Iglesia Católica jugó un rol importantísimo en lo que respecta a los derechos humanos.
"¡Y lo hicimos caer! Historias de agitación política y panfletos contra la dictadura" se trata de una muestra de una colección de más de 500 panfletos y volantes callejeros que la periodista guardó de aquellos años. Todos ellos circularon a lo largo del régimen militar, y en su conjunto dejan ver las huellas de las movilizaciones, demandas, tensiones, desplazamientos políticos y las múltiples formas de lucha protagonizadas por el movimiento de mujeres, los sindicatos, estudiantes, trabajadores de la cultura y de la prensa, pobladores, profesores, partidos políticos, grupos armados, agrupaciones de familiares de víctimas de la represión y el Movimiento Sebastián Acevedo, entre otros.
Hay capítulos referidos a la venida del Papa Juan Pablo II, homenajes al presidente Salvador Allende y panfletos de corte humorístico. De manera paralela, Pinto incluye testimonios de trabajadores del mundo de la gráfica y agitadores políticos, que dan cuentan de historias acerca de cómo los confeccionaban y distribuían de manera clandestina.
Bien guardados
Myriam Carmen Pinto, autora de media docena de otras publicaciones, guardó este material escondido en álbumes de fotografías familiares y libros de cocina. "Los recogía en las manifestaciones o bien me los entregaban cuando acudía a las organizaciones de derechos humanos en búsqueda de noticias y entrevistas. Con esta publicación cumplo un sueño: el de no dejarlos al borde del camino de la historia, y por sobre todo destacar el trabajo anónimo de miles de personas".
La escritora agrega que "el libro está dedicado a los trabajadores del mundo de la gráfica, quienes forman parte del diseño, confección e impresión de los panfletos, y a los agitadores políticos, quienes los distribuían de manera clandestina desde las ventanas de las micros, o bien desde las azoteas de los edificios, para que el viento hiciera su trabajo, o los dejaban simplemente en el banco de una plaza".
El gráfico Humberto Olea, quien fue uno de los presentadores, junto al profesor Marcelo Araya, le facilitó panfletos, los que él había atesorado celosamente.
El panfleto
Durante dictadura, el panfleto se erigió como un medio de comunicación alternativo respecto de las vías oficiales que eran controladas por la Junta Militar. Criticar al régimen y convocar a manifestaciones eran sus principales objetivos.
El sociólogo Jorge Larraín sostiene que el panfleto es un medio de comunicación tan válido como cualquier otro, no obstante, advierte que posee un problema: su limitación. "Entonces, existía una mayor dificultad para conectarse, sin embargo, la gente lo lograba. Por lo tanto, el uso y la distribución de los panfletos era una cosa que tenía importancia. El panfleto fue una manera de llegar aún más allá de las instituciones", dice. Aun así, señala que también existían otras vías de comunicación: "Los panfletos funcionaron, pero la radio y lo que se transmitía a viva voz, tenía mucha más importancia. No podía haber panfletos en todas partes, sin embargo, la gente fue lentamente movilizándose".
"Los recogía en las manifestaciones o bien me los entregaban cuando acudía a las organizaciones de derechos humanos",
Myriam Carmen Pinto
500 panfletos de la época contiene el libro de la periodista Myriam Carmen Pinto.