La experiencia de tres voluntarios sanantoninos en el Servicio Militar
Ayer 97 conscriptos realizaron el tradicional acto del Juramento a la Bandera que se llevó a cabo en la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes y que además contó con la presencia de muchos familiares de los jóvenes.
La banda de guerra e instrumental de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes entona la tradicional marcha de "Los Viejos Estandartes" y la ceremonia del Juramento a la Bandera que se realizó desde las 11 de la mañana de ayer en el patio de la Escuela de Ingenieros entra en su momento más solemne y significativo para los 97 conscriptos que realizaron este ritual que recuerda la batalla de la Concepción, enmarcada dentro de los hitos que entregó la Guerra del Pacífico.
A un costado del desfile, cientos de familiares enfocan las cámaras de sus celulares y apuntan hacia los conscriptos que están realizando desde el pasado 9 de abril el servicio militar en la unidad llolleína.
Instancia como estas son muy apreciadas por los familiares de los jóvenes que están sirviendo a la patria. "Pudimos venir a ver a nuestra hija que está realizando el Servicio Militar este año, por lo que aprovechamos de venir con toda la familia y así poder acompañarla en esta instancia que sabemos es muy significativa para ella y sus compañeros", reconoce la señora Marcela, que llegó desde San Antonio hasta el recinto castrense y se instaló junto a los demás familiares que aguantaron el frío que se dejaba sentir ayer en la ciudad puerto.
Tres miradas locales
Dentro de los conscriptos que juraron ante la bandera chilena, destacó la presencia de los jóvenes sanantoninos que de forma voluntaria se inscribieron en el cantón de reclutamiento.
La joven Tamara Ignacia Jiménez Nilo tiene 18 años de edad (28 de febrero del 2001) y cuando estaba en el Liceo Santa Teresita, comenzó a darle vueltas a la idea de postular al Servicio Militar.
"En primero medio surgió esta idea, porque me acuerdo que cuando veía a los militares salir del regimiento me llamaba la atención y quería pertenecer a la institución. Aparte que mi abuelito Miguel Álvarez salió de sargento primero", explica Tamara Jiménez, agregando que con todos estos antecedentes "una mañana, cuando ya estaba por salir de cuarto medio, le dije a mi padre Miguel Jiménez Álvarez que me llevara al Cantón de Reclutamiento, así que él me llevó a las ocho de la mañana a inscribirme como voluntaria".
Tras superar los exámenes médicos y ser aprobada, la joven comenzó a cumplir con todas las obligaciones que implica el Servicio Militar.
-¿Cómo fueron los primeros días acá, fuera de la casa?
-Al principio fue algo duro. Los primeros días echaba de menos a mi familia, porque soy muy apegada a ellos. Pero sabía que tenía que estar preparada, porque esta era la meta que tenía y sabía a lo que venía.
-¿Ha tenido la posibilidad ya durante estos primeros meses de salir a campaña?
-Así es, ya tuvimos nuestra primera campaña que se realizó en Bucalemu durante tres semanas. Fueron días de muchas emociones, períodos de sobrevivencia, y sobre todo mucho compañerismo, aprendimos mucho a conocernos a nosotros mismos y también a conocer a los demás.
-¿Cuáles son sus proyecciones una vez que cumpla con el Servicio Militar?
-Estoy postulando a los suboficiales y a poder llegar a ser soldado de tropa. Este sería el próximo paso para el otro año, ya que mi intención es seguir ligada a la institución para hacer una carrera militar.
-¿Qué le podrías decir a las mujeres que desean hacer el Servicio Militar?
-Que se motiven, porque es una linda experiencia y acá se aprende harto. Aparte que te hace muy fuerte de cabeza, ya que acá no hay distinción entre hombres y mujeres, sino que todos somos soldados.
Apoyo familiar
En tanto que el conscripto Agustín Ignacio Becerra Pavez (19 años), reconoce que en su caso "hice este proceso ciento por ciento voluntario. Estaba terminando cuarto medio en el colegio Espíritu Santo y ahí empecé el proceso con el fin de poder probar lo que era la experiencia militar y con la proyección de seguir y postular en alguna escuela matriz".
El joven cuenta que desde chico "que me gustaba todo lo que tenía relación con lo militar. Ningún familiar que tengo había seguido esta carrera".
-¿Qué le dijo su familia por este desafío que estaba comenzando?
-Me apoyaron en todo momento y siempre estuvieron de acuerdo en esta decisión, ya que sabían que tenía la idea de seguir en una escuela matriz. Así que agradezco el apoyo de mis padres Carlos Becerra y Patricia Pavez.
-¿Le ha costado mucho levantarse temprano?
-Acá nos levantamos a las 6.30 de la mañana y a las 7 ya estamos tomando desayuno y en mi casa si no tenía algo específico que hacer no estaba despierto tan temprano. Pero la verdad que acá todos los días hay una motivación distinta y algo por hacer y aprender. Entonces no hay días que nos quedemos sentados sin hacer nada.
-¿Qué significó estar presente en la ceremonia del Juramento a la Bandera?
-Para mí fue algo súper emocionante, porque uno que conoce la historia y sabe porqué está jurando a la bandera, lo hace con mayor entusiasmo. Por eso le digo a las personas que quieren hacer el servicio voluntario que vivan esta experiencia, porque se aprenden muchas cosas que con el tiempo seguro las recordaremos.
Desde santo domingo
Joaquín Martín Pérez Ríos (20 años) terminó cuarto medio en la Escuela Industrial de San Antonio. Proveniente desde la comuna de Santo Domingo, donde vive con su abuelo Francisco Javier Ríos, que fue su gran apoyo al momento de querer ser voluntario, afirma que lo que le ha tocado vivir hasta el momento era algo que no se lo esperaba.
"La experiencia es muy distinta a lo que uno piensa afuera, porque todos te dicen que te van a tratar mal. Pero llegando acá uno se da cuenta que eso no es así: primero que nada te recalcan mucho lo que son los valores de tu casa y de la familia; también la lealtad que hay que tener con el compañero de al lado; y todo lo que es el respeto a la autoridad", explica el joven.
-¿Le gustaría seguir haciendo carrera militar?
-Sí, por eso es que estoy postulando para ser suboficial y a soldado de tropa para el otro año. La escuela nos da la posibilidad de que nos vengan a hacer los exámenes acá mismo y ahí si es que quedamos y pasamos las pruebas podríamos optar a la escuela de suboficiales que se encuentra en Santiago.
-¿Algo que eche de menos de antes de que entraras al Servicio Militar?
-Solamente las levantadas más tarde, pero eso es al principio, después uno se va adaptando y nos vamos acostumbrando".
"La experiencia es muy distinta a lo que uno piensa afuera, porque todos te dicen que te van a tratar mal, pero eso no es así",
Joaquín Pérez Ríos.