El poder femenino que se toma "Las Chacritas" del Litoral Central
Margarita Fuentes es integrante de una comunidad organizada de emprendedoras. Son siete mujeres que, pala en mano y mucho trabajo en equipo, ofrecen una alternativa de alimentación sana a sus vecinos. Lo único que piden es un espacio, tipo feria libre, para comercializar la fresca cosecha de su huerta.
En la calle Los Espinos del balneario de Santo Domingo un cartel de Prodemu y otro de venta de lechugas la distingue de las otras viviendas. En esta casona antigua funciona una cooperativa de mujeres hortelanas que quiere prosperar en la comuna parque.
Margarita Fuentes es integrante de esta agrupación que reivindica el poder femenino. Oriunda de la zona de San Vicente de Tagua Tagua, llegó a Santo Domingo por su marido. "Hace 40 años conocí a Rafael Contreras, luego nos casamos y me vine para acá. Actualmente vivo en la población Las Hortensias y trabajo en el proyecto en la casa de mis suegros. Las siete mujeres que formamos el grupo Las Chacritas somos de la misma familia", acota.
"Mis suegros están en la calle Los Espinos hace 80 años. En esa época acá no había nada, hasta tenían vacas y hacían queso. Pero después fueron llegando los vecinos y ahora sólo tenemos gallinero y un amplio espacio destinado para los huertos", explica esta emprendedora.
La señora María, su suegra, tiene más de 90 años y también forma parte del grupo. "Soy curicana de nacimiento y llegué a la parcela en 1974. Llevo toda una vida aquí", se presenta.
Margarita confiesa una profunda admiración por su suegra porque, pese a su avanzada edad, hace muchas cosas. "Tiene pollos, gallinas, abejas y un extenso jardín. Maneja todo con su marido, Agustín Contreras, un año mayor. Ambos trabajan codo a codo, atentos a todo lo que palpita en el entorno", cuenta Margarita, con afecto.
Apoyo Prodemu
Respecto al apoyo de la fundación Promoción y Desarrollo de la Mujer (Prodemu) a su agrupación de mujeres, Margarita cuenta que les hacen capacitación todos los jueves, con tal de que su emprendimiento vaya prosperando.
"El programa dura tres años, con distintos profesores que nos enseñan cómo trabajar la chacra. Ellos nos han ayudado mucho, siempre hay algo que aprender. Si no fuera por ellos no hubiésemos avanzado tan rápído. Llevamos un año y medio en el programa, y nos queda la mitad para terminar. La idea es que al final estemos listas para mantener el negocio por nuestra cuenta", adelanta.
Pese que en el grupo hay solo mujeres, ellas se organizan y hacen todo el trabajo que demanda la tierra. "Había algunas que no habían agarrado una pala ni para sacar pasto. Yo no, al igual que la señora María, me gustaba mucho la tierra", asegura.
En busca de apoyo
Margarita Fuentes dice que necesitan apoyo de las autoridades comunales para incrementar sus ventas. Para ello solicitan un espacio a la Municipalidad de Santo Domingo para vender el fruto de su trabajo.
"Muchas veces a la gente vulnerable que somos de acá nos olvidan. Llegan los de Santiago y les dan todo. Nosotros pedimos un espacio para vender alimentos frescos y sanos. ¿Cómo en las otras comunas hacen ferias libres ciertos días?, ¿por qué en Santo Domingo no se puede hacer lo mismo? Perfectamente se podría habilitar una calle para que la gente nos conozca y podamos vender nuestros alimentos", propone.
De momento las siete mujeres venden la cosecha de la huerta casa por casa. Margarita confiesa que ha sido difícil abrirse camino pero ya se han hecho una clientela, especialmente entre la gente que le gusta comer sano y natural. Incluso algunos vecinos le hacen los pedidos por WhatsApp. "La gente agradece el trabajo y eso nos hace sentir satisfechas", afirma Margarita, en nombre de su querida agrupación.
"Estamos trabajando con lechugas, pimentones y ciboulette. En el verano tuvimos tomate cherry. En la asesoría nos dicen que plantemos verduras que tenga rotación y buena venta. Tenemos que aprovechar muy bien el espacio. Nos pueden venir a conocer al vivero y verán que es todo limpio y sano, sin químicos ni agrotóxicos", invita Margarita.
Infraestructura
El vivero construido como parte del programa de apoyo a esta organización femenina consta de una nave de cinco metros de ancho por 15 metros de largo, donde se despliegan las hileras con las plantaciones. También cuentan con un gallinero que les permite tener huevos de campo todo el año. "Todo lo que encuentran acá es natural. Para la próxima temporada, cuando esté lista la otra nave, vamos a bautizar el vivero para que más gente nos conozca. Se proyecta esta inauguración para diciembre del presente año", adelanta.
La variedad más solicitada que produce el grupo "Las Chacritas" es la lechuga, tanto en su variedad española como milanesa. La suavidad de sus hojas hace que esta lechuga orgánica sea el fiel reflejo del cultivo natural al cual está sometida. "Nuestras lechugas demoran 40 días en madurar dentro del vivero y se cortan a pedido del cliente", informa Margarita, siempre velando por la frescura de los alimentos.
Una terapia
Hace más de un año a Margarita le diagnosticaron fibrosis pulmonar, una enfermedad con difícil pronóstico. Sin embargo, el trabajo que desarrolla en la huerta la hace sentir bien. "Trabajar en el vivero me sirve como terapia y me olvido de mis problemas", admite esta mujer luchadora.
-¿Qué ha sido lo más díficil que le ha tocado enfrentar como emprendedora?
-Lo más difícil como emprendedora es el tema de la venta. Por ejemplo, mi hija Susana, que también está en el grupo, trabaja las calabazas y hace artesanías. Ella tiene que ir a Llolleo a vender sus productos artesanales. Eso es lo que hace falta en Santo Domingo, que nos den un espacio. Resulta tan difícil que te otorguen un permiso y luego lo único que hacen es cobrar. Parece que se les olvida que nosotros estamos tratando de salir adelante. Santo Domingo debería seguir el ejemplo de Llolleo y brindar un espacio para que los emprendedores muestren sus productos.
"Las siete mujeres que formamos el grupo Las Chacritas somos de la misma familia",
Margarita Fuentes
"¿Cómo en las otras comunas hacen ferias libres ciertos días?, ¿por qué en Santo Domingo no se puede hacer lo mismo?"
Margarita Fuentes
"Trabajar en el vivero me sirve como terapia y me olvido de los problemas",
Margarita Fuentes
"Nuestras lechugas demoran 40 días en madurar dentro del vivero y se cortan a pedido del cliente",
Margarita Fuentes