Cada 6 horas se registra un nuevo caso de violencia intrafamiliar en la provincia
Estas cifras, que a juicio de la sicóloga Alejandra Reyes "son altas, graves y alarmantes", implican que haya un promedio de 115 denuncias al mes de este tipo de actos.
En el primer trimestre de 2019 se registraron 346 casos policiales relacionados a la violencia intrafamiliar (VIF) en la provincia de San Antonio, lo que implica un promedio mensual de 115 hechos de este tipo. Esto, según las cifras del Centro de Análisis y Estudios de la Subsecretaría de Prevención del Delito elaboradas con los antecedentes entregados por Carabineros y la PDI al Ministerio del Interior.
Las estadísticas de VIF, que tristemente van siempre al alza, demuestran en el caso de la provincia de San Antonio, que cada seis horas se produce un suceso relacionado con este tipo de delitos. Hablamos de agresiones físicas y/o amenazas ocurridas al interior del hogar en contra de mujeres, hombres, niños y adultos mayores.
El panorama actual repercute en una realidad que, especialmente los fines de semana, significa que la mayor cantidad de personas detenidas que ingresan al Tribunal de Garantía de San Antonio está implicada en actos de violencia doméstica.
Ayer mismo, de los siete sujetos que habían sido arrestados por delitos flagrantes y que pasaron a control de detención en el juzgado sanantonino, cuatro de ellos están ligados a VIF.
Uno estos hechos, quizás el más grave, lo protagonizó un hombre de 41 años que fue aprehendido luego de que su pareja lo denunciara por agredirla y amenazarla de muerte al interior de la residencia que comparten en la avenida Chile, en Llolleo.
Según el fiscal Ramón Espinosa, la madrugada de ayer, el imputado, de iniciales G.A.C.C. habría tomado violentamente por el cuello a su conviviente, luego que esta se negara a ir a comprar más alcohol para que él siguiera consumiendo trago.
Justo cuando el fiscal detallaba la situación de violencia intrafamiliar que involucra a G.A.C.C. , este comenzó a moverse con impaciencia y pese a que estaba esposado, se mostró agresivo con los gendarmes que intentaron calmarlo. "No sabís lo que me pasa a mí, vos no me conocí, hueón", gritó el hombre a los vigilantes. La defensora Carla Estrada también ayudó a tranquilizarlo, mientras la víctima sollozaba después de llorar amargamente al inicio de la audiencia.
Sin que le temblara la voz, la jueza de Garantía, Leticia Morales, intervino y logró normalizar el desarrollo de la audiencia, aunque esta tuvo que ser suspendida para definir el real estado en que se hallaba el hombre. Además, por petición de la defensora se solicitó la presencia de personal del Samu para que el imputado fuera evaluado, ya que desde hace una semana que no tomaba los medicamentos de un supuesto tratamiento siquiátrico, por lo que su reacción de ayer se debería a los síntomas del síndrome de abstinencia, sumado al efecto del consumo excesivo de alcohol al que se sometió en los últimos días.
El sujeto fue formalizado por lesiones menos graves en contexto de VIF. Espinosa reveló que el hombre tiene condenas por ese mismo delito contra esta víctima y otras de sus exparejas, por lo que solicitó la prisión preventiva. Sin embargo, la propia víctima alertó a la magistrada que más que ir a la cárcel, su conviviente necesita ser ingresado a un hospital siquiátrico para que pueda recuperar su condición mental.
Leticia Morales atendió la expresa solicitud de la mujer y ordenó las medidas cautelares de abandonar el hogar en común y prohibición de acercarse a ella. G.A.C.C. fue atendido en la misma sala por los paramédicos del Samu y luego llevado al Sapu de Barrancas para someterse a una evaluación más profunda.
La afectada contó a Diario El Líder que el hombre sufre de esquizofrenia y que ya la había agredido e incluso mostró la cicatriz que le dejó un profundo corte que él habría hecho en su mano izquierda con un objeto cortante. "Él necesita un tratamiento, no ir a la cárcel", dijo la mujer en conversación con nuestro equipo.
La víctima se retiró del tribunal, en su rostro llevaba el peso de tanto dolor acumulado. La justicia deberá dar su veredicto en los próximos meses.
Análisis
La sicóloga sanantonina Alejandra Reyes reconoció que le impacta que existan "cifras tan altas y tan alarmantes" de violencia intrafamiliar pese a que este tema "se ha problematizado" con abundancia.
De acuerdo a la información que posee esta profesional, lamentablemente las agresiones dentro del hogar son un problema que trasciende fronteras y condiciones socioecómicas.
Reyes añadió que Chile es uno de los pocos países en que persiste el uso del concepto de violencia intrafamiliar para denominar lo que ella cree que debe llamarse como "violencia de género", pues incluye un espectro más amplio de este tipo de situaciones en la relación de una pareja donde, esencialmente, la mujer es la víctima.
Una realidad no menos preocupante, a juicio de Alejandra Reyes, es el aumento de la violencia en relaciones de pololeo, lo que ella misma ha verificado en su consulta.
Añadió que la violencia de género supone que haya una "situación compleja y multicausal que la podríamos situar en el marco de las relaciones de abuso de poder, porque no es menor la relevancia del dato en que somos las mujeres las que, frecuentemente en este tipo de relación afectiva, recibimos la violencia, somos víctimas de una situación de violencia, y no los hombres. Es importante destacarlo aunque también existen casos en que es al revés".
Así, de acuerdo a la tesis de esta profesional, que haya una mayor cantidad de mujeres agredidas que hombres que sufren este flagelo, representa un síntoma de que en Chile "tenemos un orden social patriarcal que establece desigualdades de cuotas de poder en el contexto de una relación de pareja y que propicia que uno de los miembros de esa pareja, en este caso, más frecuentemente el hombre, sea violento contra la mujer como una forma de ejercer su dominio, que es controlar, definir y limitar su vida".
En ese sentido, Reyes resaltó que las actitudes violentas de un hombre hacia una mujer se pueden dar en distintas formas, entre las que están cuestionar desde la vestimenta y las redes de amigos hasta la manera de hablar.
"La situación de violencia contra las mujeres no responde solamente a un problema de pareja, llámese esto a las cuatro paredes de su casa; no responde a un problema afectivo o desamor o de diferencias en la forma de enfrentar los problemas cotidianos, sino que responde a una manera de resolver autoritaria y violentamente esta vida cotidiana y afectiva", explicó.
La sicóloga reconoció que no hay evidencia científica que demuestre que los casos de violencia en la pareja hayan aumentado en el último tiempo, ya que lo que sí ha ocurrido es que se ha visibilizado mayormente una realidad que hasta hace algunas décadas "era vivida como una situación de desamor". Esto, a su parecer, hace que la problemática se instale como un asunto social de relevancia.
"La visibilización es tremendamente importante porque nos muestra, a través de estas cifras alarmantes, que es un problema grave del que todos nos tenemos que hacer cargo", afirmó al señalar que el movimiento feminista ha sido vital para generar conciencia respecto a la necesidad de generar nuevas conductas en torno a los casos de violencia de género. "Eso permite también que, a nivel subjetivo, las personas puedan reconocer que tienen un apoyo y vías de canalización, y que pueden pedir ayuda", sostuvo.
"Hay una cifra mundial que reporta que una de cada tres mujeres vamos a ser víctimas de una situación de violencia en nuestra vida", concluyó Alejandra Reyes, quien enfatizó que estos hechos ocurren también en los estratos sociales más altos, donde, según ella, generalmente "los problemas de violencia intrafamiliar y abuso sexual" quedan "sellados y cerrados en un cofre bajo mil llaves", ya que su externalización "tiene costos sociales y de estatus graves" para las personas que están insertas en esta realidad. Eso aumenta la posibilidad de que los casos de VIF se profundicen y lleguen a extremos, o que las víctimas finalmente desarrollen patologías sicológicas asociadas a estos actos.
Además, resaltó que no se necesita ser un sicópata para agredir a la pareja. "Todos podemos estar viviendo esto, no se requiere tener una patología sicológica, no se requiere pertenecer a un estrato socioeconómico, no se requiere ser pobre para ser violentado", dijo.
"Un agresor no es un sicópata, así como un agresor sexual tampoco lo es. Hay algunos sicópatas como el cura Poblete, que era una personaje bien sicopático".
Alejandra Reyes, sicóloga.
"Todos podemos estar viviendo esto, no se requiere tener una patología sicológica, no se requiere ser pobre para ser violentado".
Alejandra Reyes, sicóloga.
115 casos policiales por violencia intrafamiliar ocurren en promedio al mes en la provincia.



