Volvió a San Antonio para dejar un legado gracias al deporte
La instructora Margarita Herrera lleva dos décadas realizando talleres deportivos a lo largo de la ciudad puerto, destacando su trabajo con los adultos mayores que agradecen cada una de sus clases.
Pese a que había crecido y vivía en San Antonio, cuando Margarita Herrera Millacares cursaba segundo medio tomó una decisión bastante importante para su corta edad. Quiso cambiar de rumbos y se trasladó hasta Santiago para ingresar al Internado Nacional Femenino.
"Me gustaba Santiago y quería irme para allá, por eso busqué la alternativa para ingresar al internado que se encontraba cerca del estadio Nacional. Además que me gustaba el tema de la independencia y partí a hacer tercero medio", recuerda la sanantonina que al año siguiente egresó de cuarto medio en un liceo de la comuna de Maipú.
"Mis padres se fueron a vivir de San Antonio a Maipú, por eso que me fui al Liceo 30 y ahí terminé. Tras salir de cuarto medio estudié inglés en el Instituto Norteamericano", hace memoria.
Fue a principios de la década de los noventa cuando comenzó a tomar capacitaciones para ser monitora deportiva.
"Estuve con instructores de deportes que nos capacitaban en la Universidad de Playa Ancha en Valparaíso y que pertenecían en ese tiempo a la Digeder (Dirección General de Deportes y Recreación, actual Instituto Nacional del Deportes). De chica me gustaba el deporte y el baile, pero no tenía muchas capacidades en ciertas cosas. Por eso que cuando empecé a trabajar me di cuenta que podía ir desarrollándome y también fui dándome cuenta que me gusta hacerle clases a los adultos mayores", reconoce.
Vuelta a san antonio
Una vez que se sintió con las condiciones óptimas para poder liderar una actividad deportiva, Margarita Herrera comenzó a realizar clases para públicos masivos.
"Los primeros talleres fueron en el gimnasio Montemar que se encuentra en Villa Italia, mediante el Consejo Nacional del Deporte. Como trabajábamos con Digeder, aparte de las capacitaciones, nos ayudaron para entrar a trabajar como monitores, para luego ir pasando a ser instructores", cuenta.
Fue justamente esta oportunidad laboral la que ayudó para que Margarita Herrera junto a sus padres retornaran a la ciudad puerto tras la experiencia en la capital.
"Instalada ya en San Antonio comencé a trabajar también en Lo Gallardo, San Sebastián, Cartagena, entre otros lados. A lo largo de este tiempo he realizado talleres de aerobox, baile entretenido, zumba, aeróbico, diferentes tipos de step, pilates, entre otras disciplinas", acota.
Feliz con el yoga
Hace cinco años, Margarita Herrera se especializó en yoga, luego de haber estudiado en el Instituto ADF que se encuentra en Santiago. "Cuando lo hice me sentí bien, relajada y me fue cambiando la vida, por eso que quise replicarlo junto a mis alumnos. Hace cinco años que comenzamos con los talleres de yoga con personas que van desde los 18 años hacia arriba. Estamos los lunes en el gimnasio Montemar José Rojas Zamora, los miércoles en la Casa Amarilla de Llolleo y los viernes en la Parroquia de San Antonio", informa.
-¿Cómo ha sido la experiencia con los alumnos que están con usted haciendo yoga?
-Han dado buenos resultados, porque ellos han cambiado paulatinamente sus hábitos. En el Montemar tenemos casi 30 alumnos; en el taller de la Parroquia unas 15 personas; y en el Comunitario de Llolleo entre 10 a 12 participantes, porque es un espacio más pequeño. La idea es que ellos vayan realizando las diferentes posturas dependiendo de lo que puedan hacer dentro de sus capacidades, no hay sobreexigencia, ya que el objetivo es que las personas se sientan cómodas.
-¿Actualmente en qué otros talleres está trabajando?
-Estoy con talleres de baile entretenido en dos sectores: Bellavista, en el taller Condominio de Tutela de la Vivienda, y en la sede del club Balmaceda, con el club La Familia. Esos dos talleres pertenecen al trabajo que realizó con el Instituto Nacional del Deportes (IND). Los miércoles estoy con aeróbico en el gimnasio José Rojas Zamora, con gente de todas las edades y muchas madres que son jóvenes y que van con sus hijos a clases, las que corresponden al Programa de Deportes de la municipalidad sanantonina. Y lo otro son clases para clubes particulares de San Antonio.
-¿Cómo toma estos casi 20 años trabajando junto a la comunidad sanantonina en torno al deporte?
-Muy bien, porque me siento tranquila y gratificada al ver los avances de la gente. Uno quiere entregarles más enseñanzas, porque ellos son agradecidos. Eso hace que se vayan armando grupos especiales, de hecho, hay alumnos que están desde que comencé con los talleres. Es una labor bien bonita, porque los adultos mayores están, en su mayoría, bastante solos.
-¿Cuál es la realidad de los adultos mayores en San Antonio?
-Creo que están muy solos y a pocos los escuchan. Entonces es bueno que puedan participar en las actividades para adultos mayores que hay en la comuna, no solamente las que realizo yo. Hay hartas opciones y hay muchos talleres, por lo que la gente tiene que acercarse, ya que todos son gratuitos. A veces la gente me comenta que quiere inscribirse, por lo que yo les digo que vayan nomás y después les veo el tema de la inscripción.
Dentro de las proyecciones que tiene la profesora Margarita Herrera en un futuro cercano, están realizar algún taller de danza árabe. "Tengo hartas ganas de hacer más cosas, pero de repente por falta de tiempo no se puede. La idea es ir capacitándose un poco más en cuanto a las disciplinas que uno va enseñando. Ahora hice el curso de Arabic Dance, que son movimientos de danza árabe mezclados con fitness, por lo que la gente trabaja más ciertos movimientos que son más sensuales. La idea es estar constantemente capacitándose para entregar mejor material a los alumnos y que las clases puedan ser variadas", detalla la instructora.
-¿Qué la motiva para seguir ligada al deporte?
-Si bien a mí siempre me ha gustado moverme y viajar, la vida me dejó volver a la ciudad de San Antonio, quizás porque tenía que dejar algo acá. Lo paso bien en mi trabajo y me entretengo. Lo importante es que la gente se sienta cómoda y acogida en las clases, que todos se sientan felices y no rechazados. Eso es lo que me motiva en este trabajo como instructora deportiva.