La pasión por servir a la comunidad de la dirigenta María Angélica Ramos
Actualmente es tesorera de la Asociación de Jubilados Portuarios y Montepiadas Victorino Tobar y se ha convertido en todo un ejemplo de solidaridad.
Corría el año 1963 cuando María Angélica Ramos Mendoza contraía matrimonio con quien sería el gran amor de su vida, el joven trabajador portuario Santiago Álvarez Arratia.
En esos tiempos, su marido laboraba como soldador en la extinta Empresa Portuaria de Chile (Emporchi). Él tenía 16 años cuando entró a trabajar, mientras que ella, con 14, se dedicaba a las labores domésticas.
El cariño, el amor y la virtud que ambos compartían y se entregaban, hicieron que, con el paso del tiempo, sus compañeros de trabajo y amigos se encariñaran mucho con ellos, de tal manera que los bautizaron como el "matrimonio joven".
"Tenía 12 años cuando lo conocí. Él vivía en Lo Gallardo y yo en Llolleo. Santiago estudiaba en la Escuela Industrial y yo en el liceo Santa Teresita. Fue ahí cuando iniciamos nuestra relación. Él siempre fue una persona cariñosa y alegre, sobre todo conmigo. Cuando salió de sus estudios, inmediatamente hizo la práctica en la empresa portuaria y al año siguiente quedó trabajando ahí. Toda su vida se dedicó a ese rubro y yo siempre lo apoyé", cuenta María Angélica mientras muestra una foto de su esposo.
Fruto de este feliz matrimonio nacieron sus queridos hijos: María Isabel, Ariel Ignacio y Paulo Andrés, todos adultos en la actualidad y con sus respectivas familias formadas.
Según relata María Angélica, su vida sufriría un radical cambio luego de que su esposo sufriera una extraña enfermedad. Este episodio marcó su acercamiento al mundo de la dirigencia portuaria.
"Mi marido jubiló a los 35 años, no obstante, poco después comenzó a sufrir una rara enfermedad. En un principio fue leve, pero con el paso del tiempo se agravó más. Fue ahí que empecé a organizarme, con el fin de cubrir los gastos comunes. Finalmente, el 2001 mi querido 'Chago', como le decía, falleció a la edad de 55 años", expone.
DIRIGENTa
Tras quedar viuda, María Angélica inmediatamente se hizo socia de la Asociación de Jubilados Portuarios y Montepiadas Victorino Tobar, organización en la que actualmente desempeña como tesorera. Una situación que, de acuerdo a sus palabras, nunca esperó que ocurriera.
"A mí me invitaron a formar parte de la agrupación como socia. Sin embargo, jamás se me paso por la mente formar parte de una directiva. Recuerdo que el presidente de esos años, don Moisés Jiménez, me ofreció ser secretaria. Al principio tenía mis dudas, pero después lo vi como un desafío, ya que una de las cosas que me gusta es servir a la gente. Yo me siento activa cuando ayudo a los demás. Fue así como decidí formar parte de la directiva, y hasta el día de hoy sigo en esto", explica.
-¿Fue difícil asumir un cargo como dirigenta?
-No del todo, porque la mayoría de los socios me conocían. Muchos habían sido compañeros de trabajo de mi esposo, por lo que tuve una muy buena acogida, a tal grado que mucha gente no quiere que me retire de la asociación. Me dicen que no lo haga, puesto que se ha notado mucho el cambio.
-¿Cambio en qué sentido?
-Aquí siento que ayudo más a las personas, porque siempre escucho los problemas de los demás y siempre busco una solución. Soy muy atenta en eso. Hay que destacar que todo esto lo aprendí estando en la directiva. Muchos piensan que el mundo de los portuarios es algo solo de hombres, pero yo puedo decir que eso no es así.
Primera presidenta
María Angélica señala que formar parte de la directiva de la Asociación de Jubilados Portuarios y Montepiadas Victorino Tobar ha significado un hito muy importante en su vida, puesto que ha podido llevar a la práctica su pasión por servir y ayudar a las personas.
"Yo amo esto. A mí me encanta ayudar a los demás en temas de gestión. Por ejemplo, muchas veces las personas se me acercan para decirme si los puedo ayudar organizando algo y siempre estoy dispuesta a ofrecer mis servicios. La sede, por ejemplo, la pintamos gracias a una iniciativa mía. También los muebles. Yo misma recuerdo que compré la pintura para echarle una manito. Si la idea es que todo esto perdure todo el tiempo que se pueda", expresa.
Si bien expone que durante el tiempo que ha estado en la directiva ha desempeñado los cargos de secretaria y tesorera, una de las cosas que más le llamó la atención fue haber salido electa como presidenta el año 2017, convirtiéndose en la primera mujer en ostentar dicho puesto.
"Esto fue algo sorpresivo. Recuerdo que esa vez el anterior presidente, don Guido Escobar, me lo dijo, que era la primera vez que una mujer se hacía cargo de la agrupación, calificándolo como un hito histórico. Sin embargo, como a los tres meses delegué ese cargo, ya que consideré que eso debía desempeñarlo alguien que supiera de leyes laborales, aunque, ya estoy pensando en postularme de nuevo para las siguientes elecciones", comenta entre risas.
-¿Por qué cree que los socios la apoyan?
-Es muy difícil saber eso, pero yo siento que se debió al cambio que se generó cuando me uní a la directiva. La mayoría de los socios han dicho que se nota la mano de mujer en la agrupación, puesto que se han hecho muchas actividades. Por ejemplo, realizamos lotas y jornadas de convivencia. Yo encuentro que la gente de la tercera edad está para descansar y no para tener problemas. Entonces si se los puedo solucionar, yo me siento feliz.
Pasión por servir
Aparte de formar parte de la agrupación, María Angélica también integra el Club de Cueca Mario Zamora, además de ser monitora de un taller para adultos mayores en el Centro de Rehabilitación San Antonio de Padua, actividades que, según ella, la hacen sentir siempre viva.
"Yo actualmente vivo sola en el sector de Las Dunas, sin embargo, me encanta participar en cualquier actividad que se presente. Como dije, a mí me gusta servir a la gente en todo lo que puedo, ya sea en un evento comunitario o escuchándolos. Siento que esas son las claves para que esta sociedad pueda mejorar. Ser paciente y atentos con los demás", afirma.
-¿De dónde nace su motivación para servir a los demás?
-Esta pasión la tengo desde niña. Cuando mis padres estaban enfermos, yo me encargaba de atenderlos. También mi esposo se encargó de hacerme independiente, puesto que era calladita. Yo siempre digo que aprendí a hablar gracias a él. Desde entonces he aprendido mucho y eso me gusta.
-¿Y qué nuevos desafíos tiene a futuro?
-Es un poco incierto pensar en eso, pero lo que sí puedo decir es que seguiré atendiendo hasta que Dios me diga que debo irme.
"A mí me invitaron a formar parte de la agrupación como socia. Sin embargo, jamás se me pasó por la mente formar parte de una directiva",
María Angélica Ramos
"Aprendí mucho de mi esposo, ya que en un principio era medio calladita. Yo siempre digo que aprendí a hablar gracias a él",
María Angélica Ramos,, tesorera de la Asociación de Jubilados Portuarios y Montepiadas Victorino Tobar.