La felicidad de cumplir 100 años de edad y vivir para contarlo
La centenaria María Eliana Vilches estará celebrando este fin de semana junto a su familia en su hogar que se encuentra en calle Nueva Ruiz Tagle, en el centro de San Antonio.
Un siglo de vida. Eso será lo que celebrará mañana María Eliana Vilches Otero, nacida el 1 de noviembre de 1919 en el cerro Barón de Valparaíso, a las 2.30 horas de la madrugada, según recuerda la propia festejada. Cien años de edad que la convierten en una ciudadana que ha estado presente casi en la mitad de la historia de la República de Chile. "Y espero seguir cumpliendo más años y mantenerme así de vigente", reconoce la mujer que se mantiene con una lucidez impresionante, mientras disfruta del clima primaveral en el patio de su hogar ubicado en calle Nueva Ruiz Tagle, a pocos metros del centro de la comuna de San Antonio.
"A esta casa nos vinimos a vivir con mi marido, ya que nos encantaba venir a San Antonio porque nos gustaba la pesca deportiva. Entonces, nos metíamos al Molo y ahí pescábamos, si no, íbamos al río Rapel, así que estábamos constantemente visitando la zona", recuerda María Eliana, que desde 1980 se instaló de forma definitiva en la ciudad puerto.
Ayudante de enfermería
Pese a nacer en Valparaíso, sus primeros recuerdos los tiene de Rancagua, ciudad a la que se mudó su familia cuando ella tenía cinco años. "A mi padre, Alfredo Vilches, lo trasladaron a Rancagua porque trabajaba en Frutos del País y se fue para allá junto a mi madre, Ana Otero. Allá estudié en las Monjas Argentinas y posteriormente pasé al liceo de Rancagua. Siendo joven me casé y además hice un curso de auxiliar de enfermería", recuerda.
En este último oficio pudo trabajar 12 años en una clínica en la capital. "Me fui a vivir a Santiago con dos hijos, ya que me separé. Tuve tres hijos: Mónica, Ricardo y Wilma, que falleció. Mi trabajo consistía en cuidar a los enfermos a domicilio, ya que primero se cuidaban en la clínica y después los acompañábamos a sus casas. Tras esto estuve en otra clínica trabajando hasta que me fui a la empresa de Ferrocarriles del Estado y ahí jubilé. Atendíamos a los trabajadores en el hospital que existía en la comuna de Estación Central. Tengo los mejores recuerdos de aquel trabajo, donde me jubilé en el año 1978", cuenta con nostalgia.
-¿Qué hizo después que jubiló?
-Me había casado por segunda vez, por lo que aprovechamos de disfrutar la jubilación con mi marido, Ednando Radat, con quien estuve casada durante 38 años, hasta cuando falleció el 14 de marzo de 1990. Con él fue que nos vinimos a San Antonio para instalarnos en esta casa de calle Nueva Ruiz Tagle.
-¿Cómo empezaron a venir al Litoral Central?
-Gracias a la familia de mi marido, ya que ellos eran de acá de San Antonio. Nosotros veníamos a pescar hasta de noche en el Molo, donde estábamos hasta las tres de la mañana, ya que un familiar de mi marido era jefe de bahía, por lo que no había ningún problema. Arrendábamos una pieza acá en la misma casa donde vivo ahora. Por eso nos gustó este sitio y compramos definitivamente en 1980, ya que los dos estábamos jubilados y queríamos venir a vivirnos a San Antonio porque nos gustaba todo lo que se veía acá.
-¿Qué recuerdos tiene de aquellos años de San Antonio?
-Era muy bonito, muy tranquilo, por lo que lo pasábamos muy bien. Una vez que compramos la propiedad de calle Nueva Ruiz Tagle, ampliamos la casa y armamos más piezas, ya que el terreno tenía un espacio bastante grande. Así podíamos recibir a las visitas que venían, ya sea los hijos, sus nietos o amigos. La casa se llenaba los fines de semana.
-¿Cómo evalúa este cambio para venirse a vivir al Litoral Central?
-Bien, solamente que quedé viuda muy temprano, ya que mi marido lleva 29 años fallecido. Pero más allá de eso estoy muy feliz y contenta de estas casi cuatro décadas acá en San Antonio.
La receta para el siglo
A horas de llegar a los 100 años de edad, María Eliana Vilches recuerda cuando en 2011 sufrió un accidente cardiovascular que la tuvo bastante complicada de salud.
"Estaba en Santiago, en la casa de mi hijo que vive en la comuna de Puente Alto, cuando me dio el accidente y mi hija que se jubiló de enfermera tuvo que ayudarme para estabilizarme. Desde aquel accidente que tengo que tomarme 12 pastillas diarias para el tratamiento que me realizaron, aunque pese a esto tuve una muy buena recuperación. Solamente perdí en motricidad, por lo que no puedo tomar muchas cosas con las manos ni hacer tanta fuerza y también tuve que usar durante ocho meses un burrito para caminar", reconoce.
Respecto a su rutina diaria en casa, la mujer reconoce que "me levanto temprano y me pongo a hacer cosas acá en la casa. Mi ahijado, que vive al frente, me ayuda en algunas cosas y también estoy con una señora que me cocina y está atenta por si necesito algo. Respecto a la alimentación, como de todo, por lo que no soy mañosa. Lo que me gusta hacer son los puzzles y las sopas de letras que vienen en el diario y también cuando está mi familia acá en la casa en San Antonio jugamos póker o carioca o algún juego de cartas que me gustan mucho".
-¿Qué receta le daría a la comunidad para llegar a los 100 años?
-Lo más importante es tratar de ser feliz. Lo que más me encanta y me mantiene firme es la familia, que es lo que me motiva. Tengo 10 tataranietos y soy la más contenta cuando ellos pueden venir a verme a la casa.
-¿Cómo será el día de su cumpleaños nada menos que número 100?
-Mi familia me dijo que yo no tenía que preocuparme de nada, porque vendrá mucha familia desde Santiago. Nunca pensé que podría llegar a los 100 años, es algo que no me esperaba, porque es mucho. Por eso estoy agradecida de todo el cariño de mi familia y la gente que me conoce acá durante estos casi 40 años que llevo viviendo en San Antonio.