Conozca a la "abuelita" que se robó el corazón de los manifestantes
A sus 81 años de edad, Rosa Corvalán se hizo conocida por estar siempre presente en su balcón durante las marchas que se han realizado en San Antonio.
Ha sido sin lugar a duda una de las figuras más reconocidas que han tenido las marchas pacíficas que se realizan desde hace más de una semana en San Antonio.
Con su pañuelo blanco y la bandera chilena colgada en la baranda de su balcón, la "abuelita" Rosa Corvalán se ha transformado en uno de los rostros emblemáticos de estas movilizaciones sociales. Cada vez que los miles de manifestantes pasan caminando por afuera de su hogar que se encuentra en 21 de Mayo la empiezan a vitorear y aplaudir por su gesto solidario ante las demandas que también le afectan a ella.
"Con la jubilación que recibo después de trabajar 40 años como profesora no me alcanza, por lo que tienen que ayudarme mis hijos, porque sino no podría vivir. Entonces quise estar presente de alguna forma en estas manifestaciones", admite la señora Rosa mientras se para con su cartel y su pañuelo blanco para participar de la marcha que avanza por Barros Luco.
Sin proponérselo, su imagen se fue viralizando de tal manera por las redes sociales que a estas alturas incluso hay personas que le piden fotos desde su balcón. "Yo encontré gracias a mi balcón un medio para comunicar lo que siento: por eso el pañuelo blanco, que significa paz y que también haya más pureza y menos corrupción entre la gente que confiamos que son nuestros políticos. Yo desde acá le mando un saludo al Presidente del país, con todo respeto, porque yo no tengo color político, sino que estoy apoyando al pueblo, ya que la justicia ha sido deteriorada y olvidada, sobre todo en lo económico, por lo que la gente ha sufrido mucho", dice con sinceridad.
Nacida en curicó
Rosa Inés Corvalán Espinoza nació el 5 de junio de 1938 en la ciudad de Curicó. Sus padres Eduardo Corvalán y Rosa Espinoza vivían en dicha ciudad de la Región del Maule. "Tuve una infancia muy hermosa, la que recuerdo de la mejor forma. Estudié la Preparatoria y Humanidades en el liceo de Curicó, del cual siempre me emociono cuando lo recuerdo, sobre todo a dos directoras que me marcaron: Zunilda Contreras y Olga Marte de Ávila. Teníamos ramos como religión y moral, educación cívica, los que en la actualidad no se imparten, pero que en ese tiempo eran muy importantes", hace memoria la señora Rosa.
Tras egresar del liceo de Curicó, la joven decidió estudiar el idioma francés, ya que le gustaba desde pequeña. "Me encantaba el lenguaje francés, así que estudié en la Universidad Católica, aunque fue solamente un año, ya que en esa época, que fue en 1957, llegó la influenza a Chile y me enfermé a tal punto que llegué a bajar 15 kilos. Por eso que mi padre me hizo renunciar a la carrera porque me dijo que quería tener a una hija aquí en la tierra y no en otro lado. Luego estuve en recuperación cerca de tres meses en la casa y me puse a trabajar como secretaria facturadora en una empresa en Curicó", detalla.
Tras aquella pequeña experiencia laboral, Rosa Corvalán decidió inscribirse en la Escuela Normal de Curicó ya que quería seguir la vocación de la docencia. "Me recibí en 1959 como profesora de Educación Básica y mi primer trabajo fue en una escuela rural que se encontraba en Curepto en una localidad llamada Huelón. La escuela estaba entre montañas, por lo que con la amabilidad de un caballero me iba al trabajo en un su carreta con la que repartía leche. Para mí era un orgullo trabajar en esa escuela, de hecho cuando recibí mi primer sueldo me puse a llorar porque encontré que era mucho pago para la labor que hacía, ya que no me hubiera importado haberla realizado gratis incluso. Me acuerdo de esas niñas subiendo y bajando por la montaña con sus delantales blancos, por lo que me emociono cuando recuerdo aquel primer trabajo", asegura con lágrimas en sus ojos.
Hasta san antonio
Rosa Corvalán contrajo matrimonio con Luis Mellado (con quien tuvo cuatro hijos), a quien trasladaron a trabajar a San Antonio en 1970 en el sector portuario.
"Tuvimos también un negocio y así nos fuimos instalando en San Antonio. Así es que se vino toda la familia. Yo, en tanto, estaba haciendo clases en Santiago", reconoce.
Su primer trabajo como profesora en la ciudad puerto lo realizó en la escuela de niñas de Barrancas, donde reemplazó a la profesora Adriana Martínez. "También trabajé en la escuela D-460, donde tengo los mejores recuerdos de mis niños. Como profesora en San Antonio trabajé hasta el 2010, ya que cuando fue el terremoto y nuestra casa que se encuentra en 21 de Mayo sufrió varias fallas y nos tuvimos que ir a vivir hacia Curicó, donde finalmente jubilé como profesora después de 40 años de docencia", cuenta Rosa Corvalán, agregando que "hace poco volví a vivir a San Antonio y por eso que he estado activa con estas manifestaciones sociales que ha tenido la ciudad".
-¿Qué le parece todo esto que ha pasado a lo largo del país con el estallido social?
-Este fenómeno se debe principalmente al deterioro económico en que estamos todos sometidos y eso genera problemas dentro de un hogar. Esto tiene que cambiar para que todos estén mejor.
-¿Cuál es la realidad del adulto mayor en la comuna de San Antonio?
-Es una realidad complicada, por eso lo más importante es la creación de un Instituto Nacional Previsional para todos, que sea la misma vara para todos. Yo siempre pienso en Grecia, ver la forma en que ayudan a los adultos mayores. Me partió el alma ver una publicación de un abuelito que lloraba y no podía hablar, por lo que solamente agradecía a la juventud por lo que está pasando en estos momentos.
-¿Qué mensaje le daría a la comunidad sanantonina que la respeta tanto en cada marcha?
-Espero lo mejor para San Antonio. Que haya justicia en todo ámbito, por ejemplo que los políticos luchen para que quede un remanente de la carga del puerto en la ciudad, porque se necesita surgir y seguir modernizándose. Y lo más importante, que podamos garantizar una educación de calidad a los niños y niñas de esta ciudad que quiero tanto.