Un hombre muerto en el ring
La historia del pugilismo registra, lamentablemente, demasiados desenlaces mortales. En Chile, el caso más recordado es el de David Ellis, el último boxeador nacional fallecido por lesiones en un combate.
Una semana atrás, el mundo del boxeo se estremeció con las imágenes de la pelea de Marlen Esparza y Siniesa Estrada, por el título mosca del CMB, disputada en Las Vegas. Esparza, nacida en julio de 1989, llegó invicta a la pelea y con un currículum en el que destacaba ser la primera mujer estadounidense en clasificar para unos Juegos Olímpicos: los de Londres 2012, donde obtuvo la medalla de bronce. Además, había sido bronce en el Mundial de Boxeo 2006, oro en la misma competición 2014 y bronce en el 2016. Es, casi sin discusión, una de las cinco mejores exponentes del controversial deporte.
Pero esta vez perdió la pelea. Y de la forma más cruenta que pueda relatarse. Corría el quinto asalto cuando un golpe con el codo de su oponente le abrió un profundo corte en la frente. A pesar de que la sangre le caía a borbotones y por momentos le cubría la vista, la pelea no se detuvo. Su rival, Siniesa Estrada, castigó a propósito la zona afectada. Pasó el sexto, el séptimo y el octavo round. La sangre aumentaba en cantidad y el corte crecía en longitud, profundidad y gravedad. Recién en el noveno round, el juez detuvo la pelea. La herida tenía en ese momento unos diez centímetros de ancho, exhibiendo un hundimiento de casi diez milímetros. Era una medialuna casi perfecta de la que brotaba un hilo incontrolable de color rojo carmesí.
Marlen no quería que detuvieran la brega. Pero no había otra opción. De hecho, los comentaristas de Combate Space, quienes transmitieron el match para Chile, describieron lo que observaban como la más sangrienta lesión que habían visto desde que trabajaban relatando boxeo. Y, por supuesto, se les hacía imposible adivinar por qué la pelea se alargó cuatro torturadores rounds.
Pero Marlen se recuperó durante esta semana. Tras varios puntos de sutura, en unos quince días más debiera regresar a los entrenamientos. Y retomar su camino a la corona mundial.
Ante golpes similares, sin embargo, no es igual la suerte que han corrido otros boxeadores. Y, contra lo que podría pensarse, el listado de muchachos que han ido del ring al Servicio Médico Legal no es corto.
Rojo y otros más
Un caso que recorrió las agencias noticiosas del mundo fue el de Néstor Rojo, un boxeador amateur argentino que falleció en abril del 2015, con solo diecisiete años.
Era una de las mayores promesas del boxeo trasandino. Incluso en el 2013, con apenas quince años, recibió el Premio Estímulo, del diario La Voz del Interior, de Córdoba. Y ganó los Juegos Evita, en Mar del Plata, y el título provincial en la categoría de 49 kilos.
A pesar de las controversias, lo que más influyó en el triste desenlace fueron los golpes recibidos y la ausencia de ambulancia al momento del K.O. Sin embargo, su entrenador aseguró que Rojo había sufrido un problema cardíaco mientras peleaba.
Otros casos emblemáticos son los del galés John Richard Owens, una de las máximas figuras del boxeo de su país. En 1980, disputó el título mundial gallo. Aunque perdió contra Lupe Pintor, lo peor vino dos semanas después cuando, producto de los certeros impactos, perdió la vida.
Benny Paret, cubano, obtuvo el título mundial welter en 1960. Pero lo perdió meses después. Y, tratando de recuperar el cinturón enfrentando a Emile Griffith, recibió tantos golpes que perdió la vida casi al instante.
El nombre de Ray Mancini dio la vuelta al mundo en 1982 cuando, tras dar 39 puñetazos a Duk Koo Kim, noqueó al coreano, quien cayó para no regresar jamás. Entró en coma en el mismo ring y falleció cuatro días después de la pelea, cuando su madre, recién llegada de Surcorea, ordenara a los doctores desconectar todos los aparatos que lo mantenían con vida. Siete meses después, Richard Green, el referee del combate, fue hallado muerto en su hogar. La causa: suicidio por herida de bala. La cadena CBS, tras está desgracia, nunca más transmitió boxeo.
Uno de los más recordados es el caso del panameño Pedro Alcázar, quien perdió el título mundial súper mosca en el año 2002, enfrentando al noqueador Fernando Montiel. 'El Rockero', apodo de Alcázar, pupilo de Roberto Durán, se desmayó en el hotel el día posterior a la pelea. A la mañana siguiente falleció.
Antonio Nazareth es otro de los hombres muertos en el ring. A los 23 años, el mexicano falleció tres días después de una apabullante derrota frente a Omar Chávez, en el 2009. Como a varios, también se le diagnosticó muerte cerebral.
David ellis
Es el caso chileno más recordado. Davis Ellis, apodado 'La Furia', se enfrentaba a Danny Jofré por el título chileno de la categoría Mediano. Ellis sabía que perdería. Había hecho la carrera en Bolivia donde contaba con el triste récord de tres peleas ganadas y catorce perdidas. Era, como se dice en la jerga boxeril, el paquete de la noche. Pero ese 20 de diciembre de 1991, contra todos los pronósticos, era para él una noche de sueño. Los dos se conocían. Incluso habían peleado algunos años antes, con victoria para Jofré.
Cuando se disputaba el decimoprimer asalto, Ellis bajó la guardia en señal de abandono. El juez Teodoro 'Salchicha' Ruiz dijo 'stop, stop, stop, pare, pare, pare'. Pero Jofré no escuchó. O no quiso escuchar. Y conectó cuatro certeros misilazos en el rostro de un desarmado Ellis, quien cayó casi inconsciente. Se recuperó en el ring luego de eternos minutos. Pero reconocía estar aún muy mareado.
Tras la pelea, Ellis fue entrevistado por un par de medios radiales. Se fue a camarines, se bañó y acudió a la enfermería donde le pusieron dos puntos en el párpado izquierdo. Luego, se fue caminando a un asado de camaradería que la organización de la pelea sostendría para todos los participantes. Pero, a mitad de camino, los mareos aumentaron. El mundo giró en varias direcciones y los ojos cayeron a los lados. Ellis vomitó y el dolor de cabeza se hizo insostenible. Un dirigente lo llevó al hospital y, tras su ingreso, nunca más volvieron a verlo.
Al día siguiente, se le realizó una craneotomía con la meta de reducir la presión sobre el cerebro. Pero el muchacho de 29 años no soportó la carga y nueve días después murió en el Instituto de Neurocirugía de Santiago.
Danny Jofré no pudo seguir viviendo en Chile. Quienes lo reconocían le gritaban "¡asesino!". A veces lo seguían, amenazándolo. Y debió radicarse en Argentina.
Una canción de la desaparecida banda Los Pettinellis, del 2002, homenajea su vida. Incluso, en el video, Álvaro Henríquez se deja caer a la lona, mostrando atrás una imagen de Ellis. El tema se titula "Un hombre muerto en el ring".
Trágicos finales en el boxeo
Néstor Flores F.