Los sanantoninos que apostaron por su pasión por los videojuegos
José Riffo y Jeremy Fuentealba se desempeñaron en diversos rubros, sin embargo, los juegos electrónicos hicieron que sus caminos se encontraran y forjaran una estrecha amistad.
José Riffo Alarcón tiene 36 años. Jeremy Fuentealba Rubilar, 38. Ambos son oriundos de San Antonio. Cada uno tiene su propia familia y llevan a cabo una vida normal como todos. Sin embargo, al momento de hablar de videojuegos, ambos se apasionan y no pueden ocultar su interés por contar cuáles fueron sus inolvidables experiencias relacionadas con los juegos electrónicos, y el tiempo que dedicaron a disfrutarlos.
"Yo tenía una PolyStation, la consola china que en esos tiempos era la más económica y traía 3 mil juegos, pero eran viejos", comenta Riffo, agregando que "me acuerdo que me la regalaron mis padres cuando cumplí los 13 años. Eso sí yo quería tener la última generación en consolas de ese entonces, como la Super Nintendo (Snes) y la PlayStation, pero eran muy caras. Recuerdo que como mis amigos las tenían, constantemente los visitaba para ir a jugar. Sencillamente lo pasábamos súper bien".
Jeremy relata que su primer contacto con los videojuegos fue a los 12 años, cuando recibió una Super Nintendo como obsequio de Navidad por parte de sus papás Carmen y Sergio.
"Mis primeros juegos fueron el Mortal Kombat y el Donkey Kong Country. Quedé fascinado con las gráficas y las mecánicas que tenían esos títulos en esos años. Hablo de la década de los noventa. Como era todo un universo nuevo para mí, comencé a interesarme más sobre el tema.", cuenta.
Los caminos de José y Jeremy aún no se topaban por esos momentos. Mientras que el primero estudiaba en el Instituto Comercial Marítimo Pacífico Sur (Inco) de Barrancas, el segundo lo hacía en el liceo Poeta Vicente Huidobro de Cartagena. Ambos jamás pensaron que su pasión por los juegos electrónicos los haría encontrarse con el fin de iniciar un proyecto a futuro.
A los 15 años José Riffo empezó a ser autodidacta, realizando diversos oficios con el fin de cubrir sus propios gastos y también comprar algunas cosas que le gustaban, entre ellas, aquellos preciados juegos que no podía conseguir debido a su alto costo.
"Comencé a trabajar desde la adolescencia, desarrollándome como vendedor en el Fruna. Además, fui ayudante de albañil y trabajador en la construcción. Y como estudié técnico comercial en el Inco, también trabajé como ayudante de contador. Sin embargo, no me sentía muy satisfecho. No me alegraba eso de encerrarme en una oficina, porque a mí me gusta conversar con la gente y ser más cercano con las personas", admite.
José asegura que en un principio no tenía claro a qué se dedicaría en el futuro, no obstante, el tema del comercio fue algo que le interesó desde muy joven, sobre todo al observar el trabajo de sus padres, Silvia Alarcón y José Riffo.
"Mi papá trabaja en una feria y mi mamá tiene un almacén. Como se dedicaron siempre al comercio, yo también quise hacer lo mismo. A diferencia de los anteriores trabajos que realicé, me sentía más a gusto con la venta de cosas. Recuerdo que en esos años estaba en su máximo apogeo la PlayStation 2, entonces decidí vender juegos de esa consola en la feria. Comencé en Tejas Verdes y después en Bellavista. Tenía 25 años. Desde ese momento supe que los videojuegos serían mi enfoque", comenta.
Fue durante esa aventura que José Riffo conoció a su pareja, con la cual tiene dos hijos: Alexis y León. "Tanto mis padres como mi familia me brindaron todo su apoyo. Mis hijos son los más felices porque les gusta también jugar conmigo, pero eso sí, no quiero obligarlos a compartir mis gustos. Prefiero que ellos elijan y forjen su propio futuro", cuenta.
Una prioridad
Jeremy Fuentealba, en tanto, señala que tras su acercamiento con los juegos electrónicos, la tecnología fue su prioridad al momento de pensar sobre qué haría con su vida.
"Después de terminar la enseñanza media, comencé a analizar cuál sería mi vocación. Recuerdo que mi primer trabajo relacionado con los videojuegos fue en una empresa de Santiago llamada Neotronics. Me desempeñé ahí como diseñador gráfico, no obstante, como también realizaban mantención y servicio técnico, poco a poco me interioricé y aprendí todo lo que era reparación de consolas. Fue al final una iniciativa propia", relata.
Jeremy afirma que debido a los constantes viajes que realizaba desde la capital a San Antonio, tuvo que desistir de seguir laborando en ese empleo. Así, finalmente, empezó a buscar en la ciudad puerto algún trabajo que fuera de su gusto.
"Aquí me dediqué siempre a trabajar como diseñador gráfico. Laboré en varios lugares de los cuales estoy muy agradecido, pero en mi cabeza tenía ya la idea de ser independiente y autodidacta. Como sabía que en San Antonio no había ningún local o tienda que se dedicara a la reparación de consolas, opté por seguir ese camino. Observé tutoriales en internet y también busqué información sobre esas temáticas para especializarme", asegura.
En su búsqueda por encontrar su verdadera vocación, Jeremy conoció a Yasna, con quien formaría una hermosa relación, siendo fruto de esta sus hijos Matilda, Leticia, Benjamín y Amaro. "Aunque compartimos distintos gustos, toda mi familia me ha demostrado su apoyo incondicional", manifiesta.
"mega juegos"
José Riffo relata que su encuentro con Jeremy Fuentealba ocurrió justamente en la feria libre de Tejas Verdes, exactamente en el 2015, cuando su puesto comenzaba ya a ser conocido y a tener sus propios clientes.
"Por 10 años me dediqué a la venta de juegos en las ferias de la comuna. Sin embargo, la gente comenzó a preguntarme si tenía algún local o si también me dedicaba a reparar consolas. Fue en ese momento cuando conocí a Jeremy. Me acuerdo que él buscaba un juego para Xbox y como vio que ofrecía varios, comenzó a hablarme de que también le apasionaba esto y que se dedicaba al servicio técnico. Desde ahí comenzamos con nuestra amistad", comenta Riffo.
"José me contaba que tenía como idea crear un local especializado en los videojuegos, ya que en San Antonio no había muchas tiendas para los fanáticos. Al oír eso, no dudé en ofrecerle mi ayuda para sacar adelante ese proyecto", añade Jeremy.
José comenta que la oportunidad finalmente se le presentó en la galería Manzur, en pleno centro de la ciudad, con la apertura del local "Mega Juegos San Antonio", un emprendimiento que tanto él como Jeremy se han encargado de impulsar.
"Esto comenzó a funcionar en 2017. Más que nada nos enfocamos en vender los últimos juegos que se han estrenado. Como mucha gente de la feria me conocía, inmediatamente empezaron a venir para comprar e intercambiar sus juegos", sostiene José.
Jeremy acota que "empezamos a incluir ventas y estrenos para todos los gustos. Por ejemplo, muchos nos piden juegos de fútbol como el Fifa. Son los más vendidos. En ese sentido estamos siempre al tanto de los últimos títulos disponibles".
Cambio de juegos
"Una de las cosas especiales que ofrecemos es que por tres mil pesos los clientes pueden cambiar un juego. Me explico. Alguien viene con su juego usado, en buen estado y que sea de la misma consola, y cambiarlo por otro bajo ese valor. En otras palabras realizamos un trueque. Todo lo efectuamos al servicio de nuestro público", expone José.
Añade que "una de las metas que ambos nos hemos fijado es poder consolidarnos como la principal tienda de videojuegos de San Antonio, ya que atendemos personas de todas las edades. Además, queremos organizar torneos con el fin de que los fanáticos muestren sus habilidades, se sientan satisfechos y cuenten con un lugar donde pasarlo bien.