Las vivencias futboleras como jugador y árbitro del "Palico"
Pablo Espinoza (61) desde pequeño sintió una gran pasión por el deporte del balón, a tal grado de admitir que seguirá en esta actividad hasta la muerte.
Pablo "Palico" Espinoza (62) dice sentirse bien recuperado después de que el viernes 8 de noviembre sufriera quemaduras en su rostro y sus manos, a causa de un incendio ocurrido en su casa ubicada en la calle Asturias de San Antonio.
Sentado en el living de su hogar, el hombre relata que ha debido consumir una serie de medicamentos producto de dicho episodio; sin embargo, eso no lo ha alejado de su gran pasión: el fútbol.
En su televisor tiene sintonizado el canal Fox Sport, mientras que en una mesa que colinda con su sofá muestra una fotografía de sus tres nietecitos: Josefa, Pablito y Julieta. "Son unos amores", comenta. "Yo tuve dos hijas. Karin y Paulina. Claro, ellas ya están mayores, pero también son mi más grande orgullo".
Al momento de hablar de su vida, "Palico" no puede evitar mencionar el origen de su pintoresco apodo, el cual confiesa se lo puso su hermano mayor Luis Antonio Espinoza cuando eran niños. El recuerdo de cómo nació tan peculiar y original sobrenombre aún permanece vivo en su memoria al momento de narrar su historia.
"Cuando éramos niños mi abuela Carmen Sagredo me decía siempre Palito en vez de Pablito. No sé por qué me llamaba así, parece que le complicaba decir mi nombre. Entonces, mi hermano empezó a jugar con eso y me puso 'Palico'. Tanto él como mi familia comenzaron a llamarme así, por lo que se hizo muy habitual. Luego lo hicieron mis amigos y después la gente de mi barrio. Hasta el día de hoy todo el mundo me conoce así", comenta el hombre.
"Palico" continúa su relato, haciendo énfasis en su amor por el balompié, un pasatiempo que comenzó justamente en su niñez".
Jugador
"Por parte de mi familia paterna eran pocas las personas a las que les interesaba el balompié; sin embargo, por esos años eran muchos los amigos, vecinos y compañeros que les fascinaba. Recuerdo que mi primer acercamiento al fútbol cuando estudiaba en la Escuela 4 Brasil Barrancas, donde antes estaba el Grupo Escolar. De repente me invitaron a jugar y sencillamente no pude rechazar la invitación. Por supuesto, yo solo movía la pelota, porque no tenía mucho conocimiento, pero poco después me fui familiarizando y, bueno, el resto es historia", expresa.
Fue tanto el amor que le comenzó a brotar a Pablo por el fútbol que a los siete años se le presentó la oportunidad de formar parte de un club deportivo, siendo este el Pedro Aguirre Cerda, institución a la que le tiene un enorme amor y cariño.
"Formé parte de varias instituciones. Estuve en el New Life de Cartagena, en el Defensa de Pescadores (los conocidos 'Chayas'), en el Huracán de Llolleo y varios otros. Sin embargo, el Pedro Aguirre Cerda es para mí el club de mis amores, porque el que me abrió las puertas. Le tengo mucho cariño a ese club. Actualmente sigo desempeñándome ahí como árbitro", afirma "Palico".
Son tantos los recuerdos que Pablo guarda en torno a sus aventuras en el balompié, a tal grado de narrar que tres veces tuvo la oportunidad de debutar en el fútbol profesional, sin embargo, al final estas no prosperaron debido una serie de acontecimientos adversos.
"Como jugador siempre me desempeñé en el fútbol amateur, pero hubo tres casos en donde casi me profesionalizo. El primero ocurrió a los 18 años. Jugaba de delantero para el Pedro Aguirre Cerda. Me acuerdo que estábamos en un partido contra Villa Italia en donde anoté seis goles. Estaba en eso cuando se me acercaron dos señores con abrigo largo y sombrero de copa. Me dijeron que eran del Magallanes y que estaban interesados en tenerme en su club. Me citaron un día para ir", relata.
-¿Y qué pasó?
-En esos tiempos estaba como técnico Alfredo Díaz Herrera, el conocido "Checo". Cuando le conté que estaban interesados en mí para otro club, me dijo que por favor no me fuera, ya que me necesitaban; y bueno, al final decidí no ir a la cita. Una semana después volvieron aparecer los mismos caballeros y me expresaron que me había perdido una gran oportunidad. Que como club responsable no podían aceptar que yo hubiera faltado a la cita. Recuerdo que fue muy duro para mí.
"Palico" cuenta que la segunda oportunidad la tuvo a los 23 años con el club San Antonio Unido. "Recuerdo que en ese momento el SAU iba a jugar con la selección de Chile y estaban buscando nuevos jugadores. Hay que pensar que en esos tiempos elegían a los mejores. César Vaccia estaba en el club y me dijo que podía tener una oportunidad. Pero qué pasó, que después avisaron que habían despedido al entrenador de ese entonces y nunca me llamaron", relata.
"La tercera también fue cuando tenía 23 años. Esta vez fue para el club Soinca Bata de Melipilla. Me acuerdo que participé en un encuentro amistoso como titular. Me fue bien;, sin embargo, en ese encuentro sufrí mi primera lesión. Recuerdo que estaba en el área del portero para tratar de tocar el balón, cuando este se tiró encima y me provocó un esguince en el pie derecho. Yo seguí jugando como si nada, pero después del partido mi pie estaba hinchado y que me costaba caminar. Contra mi voluntad, tuve que ir al hospital para que me revisaran", expone.
-¿Qué le dijeron los médicos?
-Que tenía que estar 21 días en reposo debido a la lesión. Pero yo no me podía quedar encamado. A los 15 días volví a las canchas. En ese entonces el entrenador se mostraba escéptico de mi recuperación. Me dijo que corriera cien metros. Al final solo llegué a los tres porque el pie se me inflamó otra vez. Luego de ese episodio ya no tuve otras oportunidades, así que decidí seguir en el fútbol amateur.
árbitro
"Palico" cuenta que ser árbitro fue algo que nunca pensó desempeñar, sino que "sucedió a causa de una necesidad que tenían los clubes sobre los partidos que se debían dirigir".
"En esos tiempos cada club designaba a un juez para los encuentros, porque si no lo hacían, se ganaban una multa. Los primero partidos que dirigí ni siquiera tenía un uniforme. Era prácticamente la ropa que usaba en la calle. Se me acercaban y me pedían si podía arbitrar tal duelo. Digamos que fue así como empezó", explica.
Pablo continúa su historia diciendo "poco después la Asociación de Fútbol de San Antonio (Asofútbol) comenzó a realizar cursos para árbitros, el cual tomé. También participé en la Asociación de Árbitros de Cartagena, donde también me profesionalicé en el tema, ya que ahora recibía paga".
-¿Hace cuánto tiempo que se desempeña usted como árbitro?
-Desde hace 30 años. Si de hecho todavía continúo.
-Pero me imagino que en todos estos años ha vivido una serie de aventuras y desventuras…
-No sé si muchas, pero sí me atrevo a contar que solo tuve dos incidentes en donde salí herido. Ambos hechos ocurrieron cuando fui juez de dos clásicos sanantoninos. Hay que pensar que cuando pasan estas cosas, los ánimos se caldean mucho y la mayoría pierde la razón.
"Palico" relata que el primer incidente que vivió fue a los 36 años, cuando dirigió el partido entre Juan Aspeé y Torino. "Esa vez", narra, "recuerdo que un jugador le pegó un combo a otro en pleno partido. Por las reglas eso era una expulsión segura, no obstante, el jugador que agredió argumentó que debía expulsar a los dos porque el primero lo había provocado. Yo me mantuve firme en mi decisión, pero como vi que el ambiente se estaba exaltando más, le pasé la batuta del partido al otro árbitro suplente que estaba".
Espinoza continúa su narración diciendo que "para el segundo tiempo, me encontraba sentado observando el partido cuando el jugador que expulsé se dirigía hacia mí junto a otras tres personas. Uno de sus acompañantes me pegó una patada en la cara. Caí al suelo y cuando me levante los tipos seguían pegándome. Les dije que se detuvieran porque ya me habían golpeado. En ese momento veo que uno de los sujetos tenía en sus manos un machete. Sencillamente salí corriendo después de ese incidente", comenta.
Pablo sigue narrando que el segundo suceso lo vivió el año 2011 cuando "fue el clásico entre Cerro Alegre y Lauro Barros. Esa vez Lauro Barros había logrado empatar con Cerro Alegre. Entonces, cuando me disponía a reanudar el juego, un hincha invadió el campo de juego y comenzó a injuriarme. Tomé la decisión de suspender el partido y entonces entraron otros fanáticos. Uno de ellos tenía una botella de cerveza y me pegó con la parte trasera de ésta en la cara".
-Por lo que me cuenta, es muy dura esta actividad...
-Claro que sí, pero más que dedicarme al arbitraje, yo lo que quiero es morirme dentro de las canchas como jugador. Yo amo el fútbol y seguiré esta pasión hasta el final, o al menos hasta que el cuerpo me lo permita.