Después de la II Guerra Mundial nació en Europa la llamada prensa del corazón. La nostalgia por reyes y princesas obligados a un dorado exilio generó un formidable negocio periodístico que pronto se adueñó de la televisión. Y ahí se quedó.
La farándula adoptó en esos años su formato definitivo: periodismo liviano, con más opinión que información, más sentimiento que razón, alimentado de chismes, romances de famosos y famosillos.
Siguiendo el ejemplo, la televisión chilena desarrolló un rentable negocio. Los programas periodísticos tradicionales fueron desplazados paulatinamente por figuras de fama efímera, pero lengua afilada.
No es solo el caso de Chile. Mucho antes, el modelo se puso en marcha en Estados Unidos. Lo siguieron Argentina, Brasil, y casi todos los países con mercados abiertos. Se impuso el mismo estilo escandaloso de lograr grandes ratings. Este modelo de negocios prosperó al amparo de las banderas de la sociedad de consumo y la economía neoliberal.
Convertidas en "rostros", figuritas de buen físico, bajo nivel ("anoréxicos intelectuales" según el académico Cristián Leporati) y casi nula formación ética fueron recompensadas con honorarios exorbitantes.
La crisis social quebró no pocos paradigmas. Y en la TV, sin aviso previo, generó un terremoto.
Al tratar de asumir el desafío, no todos los equipos de la televisión supieron cómo reaccionar. Optaron por agregar a la farándula un periodismo confrontacional, que busca poner en apuros a los entrevistados, sin profundizar argumentos o razones. Como ocurre en las redes sociales se guiaron por sus opiniones personales, no siempre bien fundamentadas, ignorando datos duros fruto del reporteo y la investigación.
Después del 18 de octubre se activaron devastadoramente las placas tectónicas. El sismo empezó en canal 13 lugo que Tonka Tomicic expulsó a Hermógenes Pérez de Arce del panel al que había sido invitado. El dueño del canal, Andrónico Luksic, consideró que era un error haberlo invitado, pero su hijo Maximiliano Luksic director ejecutivo del canal, pensó distinto y le ofreció públicas disculpas.
Las réplicas de terremoto se sintieron en otros canales. Chilevisión cerró tres programas, en dos de los cuales la modelo Pamela Díaz tenía un papel destacado. Casi simultáneamente, La Red informó que reemplazará "Intrusos" por un programa informativo. Ha habido también réplicas parecidas en otros horarios y otras frecuencias. Es el caso de "No culpes a la noche", cerrado tras un año y seis meses en TVN.
La explicación tradicional de que se "cumplió un ciclo" casi no se ha usado. Pero es evidente que es el final de una etapa histórica.
El estallido social tuvo también un impacto profundo en la TV.
Abraham Santibáñez