El matrimonio sanantonino que decidió emprender para cumplir sus sueños
La idea nació cuando Yenny Díaz fue a un cumpleaños con su hija. De eso ha pasado más de un año y el negocio crece día a día.
Cada vez son más los emprendedores sanantoninos que deciden arriesgarse con ideas innovadoras, tratando así de acabar con las necesidades que se pueden presentar en distintas áreas del quehacer local.
Precisamente, hace poco más de un año y medio, el matrimonio compuesto por Yenny Díaz (40) y Marcelo Gómez (44) vio en una necesidad local, una oportunidad para emprender y generar más ingresos para su hogar.
Todo partió cuando la hija más pequeña del matrimonio asistió a un cumpleaños y Yenny sintió que los niños no tenían un lugar cómodo para sentarse y así disfrutar de la fiesta.
"Le propuse a mi marido que buscáramos si es que en San Antonio existía algún emprendimiento que ofreciera mesas y sillas para niños para los cumpleaños y cosas así. Como no había nadie en ese rubro, partimos nosotros con eso", explica Yenny Díaz.
-¿Con eso surgió el emprendimiento?
-Yenny: No completamente, sino que con la carpa que tenemos, empezamos a arrendarla para distintos eventos y así fue como invertimos en las sillas y mesas para niños.
-¿Nadie ofrecía algo así en San Antonio?
-Marcelo: No, nadie lo hacía y sentimos que ha tenido un súper buen recibimiento, pero todo ha funcionado en gran medida por el boca a boca, es nuestra mejor forma de publicidad.
-¿Qué tan lejos han llegado cuando han debido arrendar algo?
-Marcelo: Con la carpa hemos llegado hasta Algarrobo por el lado de la costa y también hasta la localidad de El Manzano por el sur.
El sueño
Si bien este matrimonio creó este negocio como una forma de generar más ingresos para su familia, su vida no se basa solo en esto.
Estos padres de dos hijas, de 18 y nueve años, se apoyan en cuanto a trabajo y estudios, para cumplir los sueños que cada uno se ha impuesto.
Marcelo trabaja en Red Barrera, mientras que Yenny se desempeña como cuidadora de adultos mayores, a la espera de finalizar sus estudios de técnico en enfermería, los que debió congelar este año.
-¿Por qué decidió estudiar técnico en enfermería?
-Yenny: Durante mucho tiempo, unos 15 años, cuidé a mi prima, que era discapacitada. En ese momento me di cuenta de que esa era mi vocación, cuidar gente y así poder serles de ayuda para lo que necesitaran. Creo que la vocación no se estudia, sino que uno la siente y ahí decidí matricularme en esta carrera en Valparaíso.
-¿Se volvía complicado compatibilizar el estudio con las labores de madre y esposa?
-Yenny: Un poco, porque viajaba todos los días e igual tenemos una hija chica. Por más que mi esposo me ayude enormemente, hay cosas de las que necesariamente tengo que encargarme yo.
-¿Solo ha cuidado a su prima?
-Yenny: No, tiempo después cuidé a mi padrastro que padeció cáncer, y con el tiempo he cuidado a todos los adultos mayores que viven por nuestro sector (población Orella, Barrancas). La gente ya me ubica y cuando lo requiere, me llaman para ayudarlos. Me hace muy feliz cuidar abuelitos.
-¿Por qué cree que tiene más cercanía con los adultos mayores?
-Yenny: Porque nunca conocí a mis abuelos, ni maternos ni paternos, entonces ellos cumplen esa falta. Me hace feliz saber que los puedo ayudar tanto como me sea posible, por lo mismo busco especializarme en todo lo que sé a través de los estudios, para así llegar a cumplir uno de mis más grandes sueños.
-¿Cuál es ese sueño?
-Yenny: Me gustaría tener mi propio hogar de ancianos, poder cuidarlos, dedicarme por completo a ellos y utilizar todos mis conocimientos para así darles una vida sin dolores ni soledad.
-¿Creen que este emprendimiento es un puntapié para alcanzar este sueño?
-Marcelo: Por supuesto, con esto podemos en gran medida pensar en ahorrar para tratar de llegar al sueño de Yenny. Si ella es feliz, hay que tratar de cumplir los sueños.
La expansión
Estos sanantoninos tienen claro que su emprendimiento puede ser el primer paso para cumplir el anhelo de Yenny. Saben también que es necesario perfeccionarse para ofrecer un servicio de máxima calidad a sus clientes.
"La gente va requiriendo cosas nuevas y por lo mismo nosotros tenemos que llegar hasta allá. La idea es que cuando nos pregunten si nosotros cumplimos tal o cual servicio, podamos decir que sí", afirma Marcelo Gómez.
-¿Cuáles han sido las áreas a las que han tenido que expandirse?
-Marcelo: Partimos con la carpa, después pasamos a las mesas y sillas para niños. Con el tiempo y a los cumpleaños que llevábamos las cosas, notamos que siempre estaban como en el piso sin nada y pusimos la alfombra roja.
Yenny: En lo más nuevo que hemos incursionado es en el tema de la comida. Comenzamos haciendo canapés y esas cosas cuando lo pedían y yo sabía también mucho sobre repostería. Me perfeccioné un poco y me atreví a probar con los cupcakes (pastelillos). La gente los pide harto igual.
-¿Tienen en mente algo más en lo cual incursionar en un futuro?
-Marcelo: Creo que en gran medida nos limitamos con el tamaño de nuestro auto para trasladarnos con el tema de la carpa, por lo que sería bueno tener una camioneta en un futuro, para así quizás implementar más cosas aún.
-Además del boca a boca, ¿cómo se dan a conocer?
-Marcelo: Principalmente lo hacemos a través de Facebook y también existe una chica de San Antonio que realiza cumpleaños temáticos. Cuando quienes la contratan le preguntan si sabe de alguien con una carpa o con el tema de las sillas y mesas, nos recomienda de inmediato. Nos apoyamos de otros emprendedores locales al fin y al cabo.
-¿Cuál creen que es la clave a la hora de mantenerse en un negocio como este?
-Yenny: Pienso que el compañerismo influye mucho, más allá de que nosotros seamos un matrimonio, porque trabajamos en equipo, siempre uno está apoyando al otro y eso es fundamental. Si me tengo que quedar hasta tarde haciendo algo, él se va a quedar conmigo para que yo pueda terminar.
Marcelo: Al final de todo, el emprendimiento somos nosotros dos y si no nos tenemos, esto no sería nada.