Jugador del Norteamérica se llevó todo el cariño de la gente
Ayer se efectuó el masivo funeral de Williams "Willy" Rojas (43), quien falleció de un infarto fulminante.
Una enorme columna de automóviles participó de la caravana que ayer iba detrás de la carroza que llevaba el cuerpo de Williams Rojas Muñoz (43), el jugador de fútbol amateur que falleció el miércoles pasado de un infarto fulminante.
El funeral de "Willy", como le decían cariñosamente, se llevó a cabo ayer luego de un responso efectuado en la sede del club Norteamérica, en Placilla, institución en la que Rojas Muñoz jugaba en la serie seniors y donde dejó una huella imborrable.
Las muestras de afecto que hubo en la ceremonia fueron abundantes. Entre los asistentes, un grupo usó poleras con la fotografía de Williams. En su mayoría eran amigos del occiso desde la adolescencia, cuando participaban de "Jóvenes sin fronteras" en la Parroquia de San Antonio.
"Esta cantidad de gente que vino al funeral es algo que no me sorprende porque al "Willy" lo querían mucho y eso que se tuvo que hacer en horario de trabajo, si no el número hubiese sido el doble", analizó Humberto, uno de los asistentes al sepelio.
La hilera de vehículos y micros con deudos siguió hasta el cruce de Cartagena, específicamente hasta las instalaciones de Sitrans, empresa donde el fallecido trabajó durante 26 años. Su último cargo fue supervisor de piso en el área de los contenedores refrigerados. Ahí recibió un emotivo homenaje.
"La muerte del Willy nos dejó mal, estaba bien de salud, siempre echando la talla, sonriendo, siendo alegre y de repente nos avisaron que había muerto. Es como si esto fuera la última broma pesada que nos quiso hacer, así como siempre nos hacía rabiar", dijo con cariño Óscar Araya, quien fue colega de Rojas por 24 años.
El funeral del exalumno del Instituto del Puerto se realizó en el cementerio Parque del Sendero en medio de un profundo dolor.
A Rojas Muñoz le sobreviven dos hijos: Alexis Rojas, de 19 años, y una niña de 6. Era casado con María Isabel Valeria.