Santiaguino llegó a Cartagena por una nueva experiencia y se quedó para siempre
Juan Garrido se trasladó al balneario popular hace más de un año y ya siente que nunca más lo dejará.
Juan Garrido solo quiso iniciar una aventura y probar suerte. Partió hace poco más de un año desde la comuna de La Granja, en la Región Metropolitana, para encontrar nuevos rumbos, y fue así como llegó hasta Cartagena.
El comerciante solo siguió su instinto. Buscaba generar ingresos para poder mantenerse, sin embargo, nunca pensó que se sentiría tan parte de la zona.
"Llegué en ese momento con lo puesto, solo con fe en que iba a encontrar algo qué hacer y con eso me iba a mantener un tiempo. Pensé que después me iba a devolver a Santiago porque uno nunca sabe cómo van a resultar las cosas, pero no fue así", dijo el vecino de Cartagena.
La idea.
Cuando Garrido decidió emprender el viaje hasta Cartagena, el 8 de diciembre del año 2018, lo hizo sin ningún miedo y con la certeza de que nada podía perder al intentar probar suerte en otra ciudad.
Hoy se desempeña como vendedor en la Playa Grande de Cartagena. Todo el año realiza la misma actividad, sin importar si es verano o que no haya una gran cantidad de turistas.
-¿Siempre la idea fue comenzar a ser vendedor en la playa?
-Para nada, yo venía a probar cosas nuevas, casi como si hubiera venido a pasear. Quería tener nuevas experiencias de la vida, nunca había acampado por ejemplo y el primer tiempo que estuve aquí lo hice.
-¿La situación de acampar se volvía difícil?
-Un poco, pero llegué cuando estaba por comenzar el verano, entonces no fue tan terrible. Poco después comencé a vivir en una cabaña, que fue casi en el mismo tiempo que empecé a vender en la playa. Desde ahí me ha ido muy bien gracias a la ayuda del de arriba.
La venta en la playa
El vender productos en la playa como tantos otros comerciantes de la zona, surgió como una mera casualidad para este santiaguino.
"Un día cualquiera conocí al caballero que tiene la concesión de los vendedores de la playa y me dijo que podía trabajar acá y así estar autorizado. Cuido también un quiosco y fue así que conseguí vivir en una cabaña", indicó este vendedor.
-¿Qué productos son los que ofrece usted aquí en la playa?
-El fuerte son las palmeras y los palomos (pasteles), por eso se vende más que nada a los adultos, en cambio los niños prefieren las palas o las mallas con baldes y cosas para la arena.
-¿Sin importar la época estará en la playa?
-Por supuesto. En invierno o en verano suelo estar acá. Hay veces en que la gente quiere venir a disfrutar de la playa un fin de semana en invierno o primavera por ejemplo, y ahí me van a encontrar.
-¿Cree que eso lo hace característico?
-Sí, creo que sí, porque sin importar a mí me gusta estar trabajando en la playa, si no llega mucha gente, igual voy a estar en la Playa Grande.
-¿Volvería a Santiago si se presenta la oportunidad?
-No, para nada. Hace poco fui y volví al día siguiente, porque yo ya me siento de aquí y no cambiaría a Cartagena por otro lugar. Aquí llegué y de aquí no me van a mover.