El emotivo adiós del fútbol al querido Rogelio Rojas
Ayer se realizó el funeral del eterno utilero de San Antonio Unido y Huracán. Sus restos descansan en el Cementerio Parroquial.
David Muñoz Castillo
Un autoadhesivo con la insignia de San Antonio Unido pegado en la tapa del ataúd era el símbolo del amor que sentía Rogelio Rojas Ojeda por el club lila. Muy cerca, flanqueaba el féretro el estandarte de Huracán, su otra pasión futbolera, porque Rogelio era "infiel" en gustos en el deporte rey o tal vez tenía tan grande el corazón que ambos cabían y ocupaban el mismo espacio.
Ayer en el casino de la tienda llolleína de la calle México se desarrolló la despedida de este mundo del histórico utilero de los lilas y también de Huracán. Su familia, integrantes del ambiente del fútbol -no solo del equipo llolleíno- y deportistas de otras especialidades acompañaron los restos de Rogelio.
Desde ahí salió el cortejo que se dirigió al cementerio Parroquial de San Antonio.
Antes los recuerdos y las palabras de cariño, aprecio y gratitud afloraron entre los más de 300 personas que llegaron al oficio religioso.
El nombre de Héctor Ojeda a muchos no le suena, pero si le dicen "Chamaco" de inmediato aflora la imagen del utilero de San Antonio Unido.
El encargado de la implementación lila laboró muchos años con Rogelio. "Trabajé con Rogelio desde 1983, fueron como 10 años, era mi ayudante, era maravilloso como persona. Me hacía toda la pega (ríe), era encachado", dijo emocionado.
Su personalidad lo hacía un ser de afectos. "Siempre fue muy querido por los jugadores y los técnicos, como el profe (Juan) Páez, el entrenador que pasaba lo quería, porque no era atrevido y tenía muy buena voluntad. Si lo mandabas a cuidar el saco con las pelotas, ahí se quedaba, nadie lo sacaba de ahí, no lo movía nadie".
El exportero del SAU, Claudio Berríos, compartió el camarín con Rogelio en las temporadas 1992, 1993 y parte de 1994. "En todos lados nos saludábamos, hablábamos, compartíamos y nos reíamos. Me llevo una impresión muy linda de él, de su persona, de su trabajo, siempre hizo lo mejor como utilero", destacó el arquero.
A pesar de su carácter especial Rogelio se llevó el cariño de todos. "Tengo muchos recuerdos de Rogelio, en el SAU, la vida, en la calle. Tal vez era medio cascarrabias, pero siempre tenía una sonrisa, nos quedamos con esa impresión hermosa y bonita de su persona", valoró Berríos.
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