Joven sanantonino de Alto Mirador y su vocación por ayudar en su barrio de nacimiento
Desde niño Erick Oyarzún ha desarrollado su espíritu social. A sus 27 años, actualmente es entrenador de la escuela de fútbol del club Los Delfines de Alto Mirador.
Erick Fernando Oyarzún Silva tenía 21 años cuando ingresó a ser parte de la directiva de la Junta de Vecinos de Alto Mirador, sector donde ha vivido toda su vida, hasta el día de hoy.
"Asumí en el 2013 en la junta de vecinos, donde tuve mucho apoyo de Claudio Morgado, de quien estoy muy agradecido. Entré primero como delegado, haciendo cosas pequeñas y desde abajo, y ahí fui pasando a director, secretario y hasta ahora soy parte de la junta de vecinos de Alto Mirador", detalla Erick, agregando que "fui uno de los dirigentes sociales más jóvenes en asumir en San Antonio y eso es un motivo de orgullo, porque siempre me ha gustado ayudar en la parte social".
-¿De dónde viene su vocación por la ayuda social?
-Cuando chico me gustaba mucho ir a la Teletón a Santiago, de hecho, participaba harto ayudando y siempre iba todos los años cuando se hacía la cruzada de 27 horas, ya que como la gente de la producción me conocía, me regalaban entradas y así podía participar de las actividades. Y eso me fue marcando en lo que es el tema social.
Fue justamente por su contacto permanente con las cámaras y la producción televisiva que veía en la Teletón animada por Don Francisco, que cuando egresó de cuarto medio se inclinó por estudiar comunicación audiovisual.
"Hice la educación básica en la Escuela España y posteriormente la media en el colegio María Konig. Después de eso ingresé a estudiar comunicación audiovisual en el Instituto Profesional de Chile, en Santiago, por lo que viajaba cuatro veces a la semana desde San Antonio. Lo bueno que pude conocer mucha gente, hartos comunicadores y aprendí hartas herramientas para la comunicación. Sin embargo, por problemas económicos me faltaron dos años para terminar la carrera", hace memoria.
Tras ver forzada su salida de la educación superior, Erick Oyarzún comenzó a trabajar en diferentes oficios en San Antonio.
"Estuve en carnicerías, negocios, atendiendo público, entre otras cosas, hasta que en 2018 me puse a colaborar junto al concejal Manuel Manzo, que es en lo que estoy actualmente, acompañándolo en terreno y en sus pautas de trabajo que va teniendo", cuenta.
En el deportes
Erick Oyarzún tiene 27 años de edad (4 de febrero de 1992) y es el entrenador de la escuela de fútbol del club Los Delfines que funciona hace cuatro años en Alto Mirador. Admite que desde chico es fanático de este deporte e hincha de Colo Colo, siendo el arquero de la selección Claudio Bravo su referente número uno del balompié nacional. Fue por esta misma pasión que durante el 2011 decidió inscribirse por internet en un curso para ser entrenador de fútbol.
"Comencé con un curso on line y después me perfeccioné, el año pasado, en un curso de entrenador que realizó Puerto Central. Mi motivación venía por el lado de poder hacer cosas con los niños, ya que durante un tiempo nuestro sector estaba bastante apagado y los más chicos no tenían actividades para entretenerse. Lo primero que hicimos fue un taller de fútbol en la multicancha de cemento que tenemos en Alto Mirador y así fuimos con el tiempo formando el Centro Deportivo, Cultural y Social Los Delfines, que lo creamos oficialmente el 7 de julio del 2015 junto a Claudio Morgado y otras personas, con la personalidad jurídica correspondiente", detalla Erick Oyarzún.
-¿Con la fundación del club Los Delfines vinieron más actividades deportivas para los niños de Alto Mirador?
-Claro, porque aparte de las clases de fútbol comenzamos a desarrollar clases de básquetbol y de patinaje artístico. En fútbol contamos con 23 participantes, en básquetbol hay 32 y en patinaje tenemos 12. Hay clases durante toda la semana, incluso los sábado en diferentes horarios, y contamos con niñas y niños entre los 6 y los 12 años. Y si bien la mayoría son de Alto Mirador, también hay chicos de otros lados, ya que no tenemos problemas en recibir a personas de otros barrios.
Ayudando en lo social
En estos momentos Erick Oyarzún también es secretario de la Organización Amigos y Pacientes de San Antonio de Padua.
"Estamos en el centro de rehabilitación que se encuentra en la población 30 de Marzo. Con las personas que están rehabilitándose de sus recuperaciones físicas hacemos aniversarios, festejamos cumpleaños, tenemos paseos, reuniones y estamos en permanente contacto con la gente que está en el centro San Antonio de Padua", reconoce, agregando que "tuve mucho apoyo de la señorita Claudia Baeza, que es la trabajadora social del centro de rehabilitación, ya que ella me aconsejó para entrar a ser parte de la Organización Amigos y Pacientes de San Antonio de Padua".
-Con su experiencia con los más chicos y jóvenes, ¿cómo cree que está la juventud sanantonina en la actualidad?
-Ha cambiado harto de la juventud que viví yo, creo que falta más apoyo a los jóvenes, porque, por ejemplo, en Alto Mirador solamente tenemos estas actividades deportivas, y creo que falta más apoyo de parte de las autoridades de la comuna, ya que nosotros hacemos las clases, pero después los jóvenes quedan sin nada más que hacer todo el día.
Justamente por su contacto permanente con la realidad de algunos jóvenes sanantoninos, Erick Oyarzún quisiera estudiar una carrera relacionada con este ámbito.
"Tengo muchas ganas de poder estudiar Trabajo Social, ya sea en alguna universidad o instituto, porque me gustaría perfeccionarme y en un futuro ser un profesional en esta área", asegura.
Un gran apoyo
Y uno de los más grandes apoyos que ha recibido para concretar este anhelo ha venido de parte de las profesionales del Hospital Diurno que se encuentra en el sector de calle 21 de Mayo, también conocido como la "Casa Blanca" y que es dependiente de la Unidad de Salud Mental del Hospital Claudio Vicuña. Aquí Erick está llevando a cabo un tratamiento por una depresión que se le volvió a manifestar en octubre pasado.
"Las trabajadoras de ahí me están apoyando para que el día de mañana llegue a ser un buen profesional y una gran persona. Estoy en un tratamiento porque tuve una depresión cuando era chico que me marcó harto. Fue algo familiar, ya que sufrí mucho cuando murieron mis abuelitos Belisario Silva y Juana María Caro, que vivían en el sector de la Viuda y a quienes iba a visitar muy seguido. Luego falleció mi otro abuelito, Crescente Oyarzún, hace diez años atrás, por lo que solamente queda viva mi abuelita María Susana Toro", dice con un nudo en la garganta.
-¿Hace cuánto que está yendo a terapia?
-Estoy desde octubre, desde antes que ocurriera el estallido social. Luego por los paros que se realizaron en la salud tuve que dejar de ir un rato y ya retomé el tratamiento en diciembre del año pasado hasta ahora. Antes de eso había estado tranquilo, estaba todo bien, pero ahora estoy muy bien gracias a las trabajadoras que están el Hospital Diurno, ellas han sido un apoyo fundamental para estos momentos que me tocan pasar. Por eso que agradezco a mi familia, a mis padres Crescente Oyarzún y María Elena Silva, a mi hermana Catalina y a todas las amistades que me acompañan.