Ingeniera dio un giro a su vida y hoy es dueña de una residencial en Cartagena
Jamás estuvo entre los planes de Claudia Guzmán hacerse cargo de un negocio como este, pero cuando adquirió el inmueble en el 2018, supo que tendría un tremendo desafío por delante. "Estoy muy contenta", dice con orgullo.
Cuando le propuso a su hermano hacerse cargo de la residencial que él arrendaba en Playa Grande, en Cartagena, Claudia Guzmán tenía muy poco conocimiento de cómo administrar un negocio como este, pero tras visitar el recinto algunos veranos y ver cómo funcionaba la cosa, esta ingeniera comercial no lo pensó dos veces.
"Como no nos veíamos mucho, yo pasaba a ver a mi hermano en los veranos cuando venía a la playa con mi hijo. Vine varias veces y un día le propuse comprar la residencial. Mi idea era que él siguiera viviendo acá y administrándola, mientras que yo la trabajaba en las temporadas de verano porque igual tengo mi trabajo en Santiago", comenta Claudia, mientras hace un alto en sus quehaceres.
En julio de 2018 Claudia adquirió el hostal "D'Andrea" y desde ahí no ha parado ya que debido al deteriorado estado en que se encontraba el recinto, la profesional tuvo que hacerle importantes reparaciones.
"La residencial estaba bien abandonada así que le hemos hecho un montón de arreglos estructurales grandes porque se estaba cayendo", explica.
"Cambiamos toda la techumbre y la parte eléctrica. Se sacaron los pilares de roble que estaban llenos de termitas porque esta residencial tiene más de cien años. Además es patrimonio de Cartagena, por lo tanto, no le puedo hacer ningún cambio pero sí restaurarla y eso igual es más caro", agrega.
Está contenta y eso se le nota, aunque también reconoce estar un poco cansada, ya que desde que compró la residencial, su vida no ha parado y ha tenido que dividir su tiempo entre su trabajo en la capital y su residencial.
"Estoy contenta, pero también un poco agotada porque no he parado desde que la compré. He traído camiones llenos de material para hacer trabajos y arreglos, por lo mismo ha sido un año 8 meses bien intenso, pero estoy contenta", afirma.
Desde el primer minuto, la familia de Claudia ha estado junto a ella trabajando en este emprendimiento que hoy la llena de orgullo. Sus hermanos han sido un pilar fundamental ya que son ellos quienes la apoyan en todo el tejemaneje de la residencial.
"Mi hermano Patricio vive en la playa hace seis años. El venía a vender ropa a los restaurantes. Poleras, camisas, pantalones. Después empezó a trabajar en un negocio en el persa que esta acá al lado. Fue ahí cuando conoció al papá del dueño anterior de esta residencial. Se hicieron amigos y como el papá del dueño anterior no quiso seguir trabajando acá, Mi hermano le ofreció al dueño arrendarle esta residencial y él la trabajó tres temporadas", relata Claudia.
La profesional añadió que "desde que la compré he venido todos los fines de semana con mis nueve hermanos a hacer un montón de trabajos porque ellos han estado apoyándome desde el primer minuto. El estar todos juntos trabajando es una de las cosas que me tiene más contenta".
Santiago
Por estos días, Claudia aprovecha sus últimos días de vacaciones porque a partir de este lunes retoma su trabajo en el servicio de Alta Dirección Pública. Ella se desempeña en el área de finanzas y está a cargo de las remuneraciones.
"El servicio público donde trabajo es el encargado de reclutar y seleccionar a todos los altos directivos públicos a nivel nacional e incluso directores de establecimientos educacionales. También trabajé 20 años en el INE (Instituto Nacional de Estadísticas). Ahí fui jefa de personal y remuneraciones. Finalmente me cambié de trabajo para mejorar mi calidad de vida, tener más tiempo, y obviamente esto me ha permitido comprar esta propiedad, pero igual estoy un poco cansada porque ya llevo 33 años trabajando", explica.
Entre los planes de Claudia existe la posibilidad de dejar sus responsabilidades en la capital y trasladarse hasta Cartagena de manera definitiva. Durante este tiempo en el balneario ha estado evaluando la posibilidad de emprender en nuevos negocios, y eso obviamente la tiene muy entusiasmada y llena de proyectos.
"Me gusta estar acá por eso estoy pensando en venirme luego de Santiago. Hace un par de años pensé en tener mi propio negocio y obviamente había visto varias alternativas. Desde comprar una parcela y trabajarla como centro de eventos cerca de Paine y otros negocios junto a mi hijo dado que los dos somos ingenieros comerciales, pero jamás pensé en comprar una residencial", asegura.
Reconoce que la primera vez que vio el lugar, se encantó con la escalera que permite el acceso a las habitaciones. La primera vez que vine me gustó esta casa, por eso cada día que pasa me convenzo más que voy a terminar en este negocio. Igual quiero ver otros emprendimientos más adelante para quedarme acá en la zona", dice.
Mientras Claudia cuenta sobre sus planes y sueños, uno de los pasajeros de la residencial se acerca a ella para agradecer la atención recibida durante su estadía en Cartagena.
"No dan ganas de irse porque la atención de este lugar ha sido la mejor... los niños se van felices", comenta Jorge Ibarra quien viajó junto a su familia desde Rancagua para disfrutar de unos días en el balneario.
"La gente se va bien feliz. Agradecen la limpieza y la atención y eso obviamente me pone más contenta además que tenemos precios bien "justos". Me da impotencia cuando la gente se aprovecha de la misma gente y eso yo lo he visto porque hay personas que llegan a la residencial y cuentan cómo ha sido su estadía en otros lugares", indica Claudia.
A pesar de los pronósticos que aseguraban que este verano no llegaría mucha gente al Litoral Central, la masiva visita de turistas, sobre todo los fines de semana, tiene a todos, y en especial a Claudia, sacando cuentas alegres.
"Ha sido bien duro el estar acá en la residencial porque es bien agotador. También ha requerido de harta inversión y hasta ahora no he visto ganancias (ríe). Aún queda harto trabajo por desarrollar aunque lo más grande ya se hizo. Ahora debemos hacer habitaciones con baño privado, pero será más adelante. En marzo haremos la reja y un cobertizo porque el que había tuvimos que desarmarlo", explica.
Claudia está con muchas ganas de seguir avanzando. Sabe que para esto cuenta con el apoyo incondicional de su familia y esto la tiene aún más contenta.
"Me gusta esta vida, sobre todo porque ahora tomo desayuno mirando el mar. Han sido meses de harto trabajo y aprendizaje. Obviamente se han generado problemas también, pero afortunadamente son pequeños y se pueden solucionar", dice Claudia Guzmán.