La dirigenta vecinal que siempre defiende a su querido Cerro Alegre
Margarita Gómez lleva casi dos décadas como dirigenta en la Junta de Vecinos 21 de Mayo y ha dedicado su tiempo a buscar mejoras para su barrio.
El año 2001 marcó un antes y un después en la vida de Margarita Gómez Aravena. Ese año su marido, Miguel González Jiménez, falleció producto de un repentino infarto y la señora Margarita quedó viuda cuando aún no llegaba a los 50 años de edad.
Ese hecho provocó en la mujer un dolor tan grande que no tuvo ánimo de seguir haciendo la vida social como estaba acostumbrada, quedándose mayoritariamente en su hogar que se encuentra en calle Los Españoles en el sector de cerro Alegre, lugar al que llegó justamente a los 19 años de la mano de su esposo Miguel González.
"A mi marido lo conocí en Constitución, ya que yo vivía allá junto a mi familia y él andaba trabajando. Nos casamos cuando yo tenía 17 años de edad y nos vinimos a San Antonio, donde primero vivimos en el sector de la escuela 1 y ya dos años después nos quedamos en este terreno donde actualmente tenemos la casa", hace memoria Margarita Gómez, agregando que "la casa la construimos a finales de la década de los 60, comienzos de los 70.
Fue con el nacimiento de su primer hijo, llamado Miguel (en total tuvieron cuatro junto a su esposo Miguel González: se le sumaron Marisol, Mónica y Roberto), que sin proponérselo, Margarita Gómez empezaría a hacerse conocida en cerro Alegre debido al ámbito social. "Cuando mi hijo Miguel fue al colegio a kínder en un colegio que quedaba en el sector de La Cantera , se formó una directiva y quedé de presidenta y tesorera. La verdad que siempre me interesó el tema social y todo lo que tenga que ver con organización", admite Margarita.
-¿Qué hecho recuerda como el más importante en su etapa de apoderada?
-Por ejemplo parte del colegio poeta Pablo Neruda es una gestión que comencé yo como presidenta del centro de apoderados. En 1985 estábamos funcionando donde se encontraba la escuela 1 pero con el terremoto de ese año se hundió y tuvimos que irnos de ese lugar. Por eso que se decidió construir una escuela nueva y se gestionó en diferentes partes para la construcción del actual colegio que se encuentra en cerro Alegre.
Cuando sus cuatro hijos pasaron a educación media, se fueron a estudiar los varones a la Escuela Industrial y las damas al Liceo Nacional de Llolleo, comenzando otra etapa como apoderada para Margarita Gómez.
"De los cuatro cursos de mis hijos era parte de la directiva, ya fuera como presidenta o tesorera. Corría todo el día entre los dos colegios, pero recibía mucho apoyo de parte de mi marido", recuerda.
Homenaje a su marido
Hasta que sus hijos egresaron de sus respectivo cuartos medios y Margarita Gómez dio un paso hacia la Junta de Vecinos 21 de Mayo de Cerro Alegre. Fue justamente en esa época, en la que falleció lamentablemente su compañero de vida Miguel González, en el año 2001.
"Me acerqué a la Junta de Vecinos como una forma de homenajear a mi marido, ya que él siempre decía que para que esta población fuera tomada en cuenta tenía que ser yo la presidenta. A mí la verdad que no me gustaban las reuniones y por eso no me llamaba a la atención. Pero mi marido insistía e incluso me postulaba a la directiva", reconoce Margarita Gómez, agregando que "después que fallece mi marido de un infarto pasé un tiempo bastante deprimida y en la que estaba negativa a todo. También me cuestionaba mucho la injusticia de que una persona buena haya fallecido así de repentino. Por lo que estuve cerca de un año en esta situación. Hasta que fueron los mismos vecinos los que se me acercaron y vinieron a hablar conmigo. Nos juntamos en la calle, ya que no teníamos ni sede social, y ahí fue cuando conversamos, por lo que yo inmediatamente puse mis reglas para asumir como presidenta".
Tras ganar las elecciones vecinales, Margarita Gómez comenzó a ser presidenta de la Junta de Vecinos 21 de Mayo desde el 2003.
-¿Cuáles han sido los proyectos que ha podido gestionar como presidenta de la Junta de Vecinos?
-Lo primero fue construir nuestra sede social, apoyada por el alcalde Omar Vera, la que se realizó mediante una mitigación conseguida por el mismo alcalde. También como obra importante, que fue iniciada con la alcaldesa Lucía Menares, podemos mencionar la construcción de muros y panderetas, que era la necesidad que necesitaban las casas de cerro Alegre. Luego fuimos beneficiados con el Programa Quiero Mi Barrio, donde se formó una directiva en la que nuevamente me nombraron presidenta. Este programa contaba con un buen financiamiento y gracias a esa instancia conseguimos un salto importante para el sector.
Margarita Gómez recuerda que "dentro de los proyectos venía un Telecentro que contaba con siete computadores y una monitora que era financiada por el gobierno".
-Este barrio es mayoritariamente de adultos mayores ¿Cómo es el alcance de los beneficios para ellos?
-A los adultos mayores lo que más los perjudica es la salud, por eso tenemos un trabajo a la par con el Centro Comunitario de Salud Familiar de cerro Alegre. Cabe recordar que años atrás mandaban a la gente de aquí a atenderse a Bellavista, lo que era muy complicado para los adultos mayores. Hasta que nosotros discutimos y peleamos por este centro comunitario, recibiendo el apoyo del exdiputado Samuel Venegas. Así que uno de los programas durante el primer período de la Presidenta Michelle Bachelet contaba con 70 centros comunitarios y el primer en ser entregado e inaugurado fue el de nosotros durante el 2007, algo que nos llenó de orgullo.
-¿Cómo se proyecta dentro de unos años más en la junta de vecinos?
-Me veo hasta que me sienta satisfecha y conforme será cuando vea cerro Alegre con todo lo que necesita. Por ejemplo, a nosotros nos quedó en carpeta la construcción de una multicancha. Ha sido difícil realizar gestiones con los jóvenes, porque ellos no se involucran mucho, pero es una deuda pendiente que tenemos.
Margarita Gómez es sincera en afirmar que esta labor como dirigente vecinal "fue un homenaje a mi esposo y lo hice por él. Me siento muy satisfecha, pero hay que recalcar que esta labor tiene un costo familiar, por lo que en mi casa me ven poco, ya que como dirigente tenemos que salir a gestiones. No podemos quedarnos sentados, sino que tenemos que ir donde las autoridades y estar en terreno. Hay fechas que uno sabe que no estará, por lo que muchas veces hay que optar entre la familia y el trabajo de dirigente vecinal".
-¿Se siente feliz con todo esto que le ha tocado vivir como dirigente?
-Claro que sí, aparte mi familia me apoya y entiende que esto es algo que me gusta realizar. Quiero también agradecer a los vecinos de cerro Alegre, decirles que esto lo hago porque quiero que mis vecinos vivan bien y que los beneficios que recibimos son para todos. Recalcar el apoyo que hemos recibido de parte del alcalde de San Antonio, Omar Vera, de la municipalidad sanantonina, también de la gobernación, y los gobiernos que han pasado ya que nos han tenido muy bien considerados. Mi teoría es que un dirigente social tiene que ser apolítico, porque cuando se trabaja con la comunidad hay que conversar con políticos de cualquier tendencia y el bien mayor es conseguir beneficios para todos los vecinos.