La historia de celos y espionaje que terminó con dos muertos
Hace doce años se desencadenó el mediático Caso Rocha que involucró al dueño de una universidad privada y a un martillero público. El hecho se recuerda en la comuna de El Quisco.
Atardece en El Quisco y un incendio se desa ta en una casa de dos pisos del sector de La Capellanía de la comuna. Las llamas consumen la propiedad y también el cuerpo del exmartillero público Jaime Oliva, que se encontraba en una de las habitaciones.
La muerte del adulto mayor de 79 años fue un capítulo más de una intrincada historia de venganza, espionaje, celos y tramas ideadas por un investigador privado y ejecutadas por un multimillonario empresario de la educación.
El caso Rocha acaparó portadas, páginas y espacio en los noticiarios. Gerardo Rocha, el fundador de la Universidad Santo Tomás, supernumerario y cónsul honorario de Filipinas fue el autor de un crimen que se descubrió ese mismo día, el 21 de febrero de 2008.
Era inevitable que se conociera la identidad del victimario. Tras provocar el incendio en la casa de la calle Neptuno dejó pistas desperdigadas durante todo el trayecto que siguió tras huir del sitio del suceso. Un error de cálculo lo transformó también en víctima del incendio que él mismo provocó. Extraño para un hombre que construyó un imperio en base a su inteligencia y astucia.
Con graves quemaduras en su cuerpo macabras escenas delataron al victimario. Al tratar de abrir la puerta de la camioneta en la que pretendía huir dejó piel y perdió el dedo indice. En la huida, por un sitio eriazo cercano a la casa quemada, dejó girones de piel.
Luego escaparía junto a su chofer y guardaespaldas en un Daewoo gris a la clínica Reñaca. Ingresó con el 42 por ciento de su cuerpo quemado y los médicos que lo atendieron delataron su presencia, aunque ya la policía estaba tras sus pasos.
Rocha falleció en la clínica Indisa después de 74 días de agonía. Sus cómplices fueron condenados a 12 años de cárcel y el instigador del crimen, el investigador privado Dante Yutronic a 3 años y un día de reclusión nocturna por intervenir llamadas telefónicas.
¿Qué motivó el crimen? La ira y los celos que desataron el relato de su pareja Verónica Espinoza, quien le confesó al empresario que Jaime Oliva abusó de ella cuando era una estudiante de Sicología.
Pero antes, muchos sucesos desencadenaron este crimen que estremeció al país en los últimos días del verano de 2008.
Celos
Que Gerardo Rocha, de 55 años, fuera el autor del crimen causó incredulidad en varios círculos sociales y políticos de la época. El empresario era cercano a figuras como Joaquín Lavín, el senador Nelson Ávila y a la familia Frei.
Pero no era tan extraño, antecedentes tenía el dueño de la Universidad Santo Tomás.
En 1973 se casó con Karla Haardt y en 1980 le pegó a un compañero de universidad de su mujer, porque pensó que tenían un romance.
Este incidente generó una separación en la pareja, aunque momentánea.
Tras este periodo Rocha se acercó al Opus Dei y en 1988 fundó la Universidad Santo Tomás.
El filósofo Jorge Millas fue uno de sus apoyos en esa época y en la casa del profesor conoció a la pequeña nieta de Millas, Verónica Espinoza. Otro de sus asesores fue el "Mamo" Contreras, un reflejo de la intrincada personalidad del empresario.
Jaime Oliva también lo asesoraba y fue en la oficina del martillero donde se reencontró con Verónica Espinoza años más tarde.
Espinoza terminó sus estudios de Sicología en la universidad Andrés Bello y luego le pidió trabajo a Rocha, quien le dio un puesto en la Corporación Santo Tomás en los primeros meses de 1998.
El empresario escribía un libro de autoayuda y Verónica lo asesoraba con sus conocimientos de Sicología. Pronto iniciarían una relación, aunque Rocha seguía casado con Karla Haardt.
La felicidad duró poco. Los celos aparecieron en la relación y comenzaron los problemas. La historia se repetía. Tuvieron tres hijos y se fueron a vivir al barrio San Damián. Tras una de las peleas Verónica y Gerardo sostienen una conversación. Él le confiesa una infidelidad y ella le cuenta que fue violentada sexualmente entre agosto o septiembre de 2007 por el martillero Oliva. A cambio de dinero para pagar sus estudios le habría "pedido favores sexuales que tuvo que corresponder", como señala la investigación del caso. Eso desató la ira de Gerardo Oliva.
La trama
En octubre de 2007 Gerardo Rocha contrató los servicios de un investigador privado. Ahí aparece en esta historia la figura de Dante Yutronic de la Casa del Espía. Le pide investigar a Jaime Oliva, para conocer sus rutinas. El investigador manda a interceptar teléfonos y a seguir al martillero en Santiago y también en El Quisco, donde tenía una casa. A cambio pide 74 millones de pesos por la operación de espionaje.
El investigador le asegura que "el costo de la investigación no es nada con tal de saber la verdad". Yutronic alimentaba los celos de Rocha.
Un video grabado por los espías de Yutronic fue clave en el desenlace. Se ve a Oliva saliendo de la casa de El Quisco con una mujer rubia. Rocha se convenció de que era Verónica. Los análisis posteriores de la imagen determinaron que la mujer era Carmen Ortega, amiga de Oliva y su mujer. Ese video desencadenó el trágico final.
Preparativos
Los preparativos para el crimen comenzaron a mediados de enero de 2008. Yutronic le entregó a Rocha una linterna con electroshock y gas pimienta para perpetrar su venganza. A fines de enero de 2008 Rocha y César Osores, el guardaespaldas del empresario visitaron de noche la casa del martillero en El Quisco. La excusa era la llegada de una encomienda, pero el martillero se negó a acompañarlos. La intención era raptarlo.
En febrero el millonario ideó un plan. Se enteró que Oliva arrendaba la parte delantera de su casa y le regaló al chofer de su mujer, Arturo Leiva, y a Marcelo Morales una estadía para espiar de cerca al exmartillero. El 9 de febrero arrendaron la vivienda de Oliva por 42 mil pesos al día.
El 17 de febrero Leiva llegó a la casa y ambos establecieron una relación con Oliva. Incluso esa noche compartieron un asado. Ya tenían la confianza de la víctima.
El 20 de febrero Rocha llamó a Morales y le pidió una caja donde estaban el electroshock y el gas pimienta. Al día siguiente el empresario estaba con su familia en Concón. Les dijo que tenía algunos asuntos pendientes, pero que regresaría a eso de las 9 y media de la noche. Su destino era El Quisco.
El Crimen
Rocha, Morales, Osores y Leiva se reunieron fuera de la municipalidad de la comuna y se dirigieron en dos vehículos a la casa de Oliva. Un Daewoo gris y una camioneta con patente diplomática.
Los cuatro hombres se dirigieron a la casa de Fernando Oliva. Leiva y Morales se bajaron fuera de la casa. Rocha y Osores se estacionaron en una calle lateral. Leiva le dijo al martillero que dejaba la casa, pero que Morales la arrendaría por unos días. En sus brazos llevaba la caja y con un breve llamado por celular alertó a Rocha para que actuara.
Osores y Rocha ingresaron a la casa. El empresario lo amenazó con una pistola y lo encaró pidiendo explicaciones por la "violación" de su mujer. Marcelo Morales subió la caja a la habitación del segundo piso donde se encontraba Oliva, Rocha y Osores. Además llevaba un bidón con bencina.
Los cómplices de Rocha amarraron a Oliva con cinta de embalaje a una cama, mientras Rocha lo amenazaba. Según la investigación Morales bajó al primer piso para vigilar, mientras arriba Osores y Rocha torturan al martillero con el electroshock.
Rocha era quien aplicaba las descargas. El martillero perdió el conocimiento y su cuerpo sin movimiento fue rociado con bencina por el propio Rocha, quien le ordenó a Osores que los dejara solos. Le aplicó un nueva descarga a Oliva, la bencina prendió y la chispa encendió el cuerpo y provocó el incendio. Las llamas alcanzaron a Rocha, quien trató de huir con su cuerpo en llamas.
Rocha ingresó agónico a la clínica Reñaca y al día siguiente fue enviado a la clínica Indisa. Murió en ese recinto asistencial. Osores y Morales fueron detenidos y formalizados por el delito de incendio con homicidio. Más tarde los condenaron a 12 años de cárcel en un juicio que se desarrolló en San Antonio.
Dante Yutronic recibió una pena menor de reclusión nocturna.
Tras una larga lucha judicial, la familia Rocha dividió en partes iguales su herencia, un séptimo para cada hijo y dos para Karla Haardt, su esposa ante la ley e indemnizaron con $227 millones a la familia de Oliva.