La normalización de la violencia en el contexto del fútbol aparece como un fenómeno social que no debiera dejar indiferente a nadie en el país.
El último acontecimiento en el partido entre Colo-Colo y Universidad Católica se inscribe en una violencia que tiene ya una data de ocurrencia en Chile y que no podemos desconocer.
En el mundo y en nuestro país, existe una larga y compleja relación entre fútbol y violencia, la que toma forma, en la mayoría de las ocasiones, de enfrentamientos polarizados entre hinchas, barras bravas y en algunas ocasiones afectando incluso a los jugadores.
También hemos sido espectadores de la violencia generada por barristas fuera de los estadios, a propósito de la muerte de un hincha atropellado por un carro policial.
Las manifestaciones también se han visibilizado en la Plaza Italia, donde las banderas de los equipos de fútbol han tenido un protagonismo nunca visto, por sobre las tradicionales banderas partidistas que solían acompañar a las manifestaciones sociales años atrás.
No obstante, sería una audacia señalar alguna relación causal entre estallido social y violencia en el fútbol. Sin embargo, negar que podría existir una influencia mutua entre ambos fenómenos sería también desconocer la multifactorialidad del complejo fenómeno de la violencia social en nuestro país.
El sujeto hincha y el sujeto manifestante -en muchos casos-, no están separados, se hacen carne en el mismo sujeto históricamente excluido y postergado, que ve y vivencia en la "tribu" y en la violencia una posibilidad de reivindicación y visibilidad social, frente a la cancha dispareja donde le ha tocado jugar.
Iván Echeverría
Director
Carrera Psicología
UDLA sede Viña del Mar